Las grietas de Riquelme: Palermo, Macri, Milei, Tevez y Battaglia

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La mayoría de los hinchas de Boca que votó a Riquelme como presidente sostuvieron que el ídolo merecía una segunda oportunidad, a pesar de no haber logrado el objetivo deportivo mayor que es ganar la Copa Libertadores. Sin embargo, hay una corriente importante de fanáticos que si bien apoya las ideas políticas del ex jugador para lo que viene, miran de reojo y algo incómodos la grieta que generó como consecuencia de sus actos de campaña.

Las constantes denuncias de Román para con Macri, el presidente más glorioso de la historia de Boca, club al que posicionó en el mundo bajo su mandato, llevó a que se lo viera como un villano. Riquelme sostenía sin pruebas que Macri quería privatizar el club y que no fuera más de los socios, entre sus balas más resonantes. Por otro lado, no emitió comunicado y mensaje para evitar que por ejemplo, se insulte y silbe al presidente de Argentina, hincha de Boca, que fue a votar en su contra: “Fui a votar sabiendo que me escracharían, eran 20, contados”, contó Milei.

“Lo que más me dolió fue la gente me grite traidor”, contó Martín Palermo, el máximo goleador histórico de Boca. El caso fue que Palermo, quien no tiene una relación buena con Román, manifestó su apoyo público a Ibarra-Macri para las elecciones. De hecho, ambos dirigentes políticos manifestaron que de ganar la elección, Palermo sería el director técnico. A raíz de ello, el ex goleador recibió insultos y críticas por parte de los “riquelmistas”.

Hay quienes le reclaman de costado un poco más de respeto a Riquelme por los ídolos, incluso por cómo se manejó con Carlitos Tevez, y ni hablar sobre su proceder para con Sebastián Battaglia, el jugador con más trofeos en la historia de Boca al que echó por un enojo.

Riquelme logró lo que pocos dirigentes del fútbol argentino, que se desacredite a ídolos por pensar diferente, y al dirigente más ganador de la historia. Sin embargo, su gran labor social en el club durante el mandato pasado le dio la posibilidad de tener otros cuatro años en los que buscará aprender de los errores para poder darle a Boca el único objetivo por el que trabaja día y noche, la Libertadores.

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