El pebetero que alumbró los Juegos Centroamericanos y del Caribe apagó su fuego esta noche, testigo de las hazañas deportivas vividas en San Salvador 2023, a la espera de volver a encenderse dentro de tres años para la bienvenida de Santo Domingo 2026.
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Al extinguirse la llama, comenzó aparecer en el horizonte lo que vendrá en tres años, “en un país en el mundo colocado en el mismo trayecto del sol”, como dijera el poeta dominicano, Pedro Mir, presentado así a la República Dominicana como la próxima sede de la justa regional.
Algunas imágenes del país dominicano aparecieron en pantalla: sus playas, monumentos, figuras deportivas y artísticas, íconos de la tierra del merengue y la bachata.
Dominicana presumió un poco de su cultura, con sombreros, bordados, vasijas y ese azul turquesa del “Larimar”, una piedra semipreciosa única en el mundo y que se encuentra en el sur de la isla, acompañado de un pequeño homenaje a Juan Luis Guerra y a Johnny Ventura, un poco de carnaval y el tan reconocido merengue. Santo Domingo 2026 promete ser una verdadera fiesta.