“Uno de los graves problemas del fútbol mexicano es la falta de respeto a la autoridad y el desprecio por las reglas”

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La jornada 13 resultó polémica. Imago 7
La jornada 13 resultó polémica. Imago 7

El fútbol mexicano parece un guion de una representación en donde todo sale al revés de como dictaría la lógica. En pocos años, los más recientes de la liga profesional, algunos escenarios creados para el fútbol se han convertido en circos de tres pistas, en donde, en la cancha sucede un acto, en las bandas otro y en las gradas uno más. Por si fuera poco, algunos de los dueños del espectáculo han adoptado un papel protagonista dentro del gran show.

El pasado fin de semana, en la jornada que sí resultó ser cabalística, de mala suerte para muchos. Con la derrota en casa ante Puebla, Bravos salió de los lugares de repechaje, por lo que en Juárez decidieron cortar el vínculo laboral con Hernán Cristante.

Para Mazatlán, Pumas y Tijuana no fue mala suerte, este no sido el torneo de ninguno los tres equipos, el club de los cañoneros tendría que pagar la multa por no descender al final del torneo, en Tijuana deben estar muy preocupados, los dos equipos del grupo que maneja también a Querétaro, tendrán que desembolsar por doble partida, una de las consecuencias de la multipropiedad. En Pumas no ha llegado el debut de su nuevo técnico, el número místico de la jornada coincidía con el cumpleaños del entrenador argentino; prefirió no dirigir.

En esta última fecha que se jugó del Clausura 2023, el partido que figuraba más atractivo era el de América recibiendo a León en el Estadio Azteca. Ganando 4 encuentros seguidos y sin perder desde la Jornada 5, la Fiera había escalado hasta el segundo lugar de la general, al ponerse al corriente con los partidos pospuestos; para los dos conjuntos el cruce significaba poder mantenerse en el segundo lugar.

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Se esperaba un buen partido de fútbol. Y lo fue, el visitante se puso arriba en el marcador al final del primer tiempo, todo indicaba que para el segundo habría más espectáculo, y sí lo hubo, pero lejos de los futbolístico. Los minutos de efectivos de juego fueron trepidantes, de ida y vuelta; los primeros 45, León dio un concierto que culminó en la anotación del joven Alvarado; para el segundo tiempo América recordó que jugaba de local y se lanzó a darle vuelta al partido. El tanto del empate fue el pie para que otro actor en la cancha tomara el protagonismo que hasta el momento había pertenecido a los jugadores de los dos equipos. En la jugada de la igualada del local, hay una aparente mano que los jugadores de León no chistaron en reclamar.

Uno de los graves problemas dentro del fútbol mexicano es la falta de respeto en contra de la autoridad y el desprecio por las reglas, se ve en cada uno de los niveles del organigrama; hasta arriba son capaces de cambiar los sistemas de competencia para proteger las inversiones, ahora el presidente de la Federación será un operador administrativo del comité de dueños, sin autoridad. En la cancha, en cada uno de los partidos que se juegan hay un conflicto casi intrínseco con el cuerpo arbitral; se le cuestiona cada decisión, cada silbatazo va acompañado de un reclamo, en otras ocasiones se han llevado agresiones físicas; pero el respeto va de ida y vuelta, en el balompié profesional de nuestro país no hay una constante coherente en la que un árbitro central marca con respecto a un colega, incluso hay inconsistencias dentro de un mismo encuentro. En la grada se ha tenido que implementar una identificación de los asistentes a los estadios como una de las medidas para evitar la violencia.

Cumpliendo con el misticismo del número de la jornada, la peor suerte, el maleficio, se presentó en el Estadio Azteca; tras el gol con el que América empataba el marcador, con mucha presión del equipo visitante, que con reclamos muy elevados de tono encaraban al central en turno, éste tuvo un momento de ceguera racional y acomodó un intencional rodillazo a uno de los elementos de León que le enfrentaba can poco respeto; la reacción del árbitro es injustificable, pero no se le puede crucificar cuando todo los sucedido en el encuentro es un reflejo de la liga en todos sus niveles; ya existe una sanción disciplinaria y tras cumplirla podrá regresar a pitar un partido de fútbol, como lo hicieron jugadores que alguna vez agredieron físicamente a un árbitro.

El espectáculo del fútbol nacional debe elevar su nivel, no solo en el terreno de juego; también en la discusión, en las dirigencias y sus prioridades. Por el bien del juego se pueden adoptar otros modelos de liga en el que la federación no está supeditada a los propietarios de los clubes que participan en la competencia; poniendo el ejemplo y las prioridades en orden, se puede empezar a trabajar hacia debajo de la pirámide futolística. Mientras esto suceda, o no, se seguirá culpando a la mala suerte de lo que sucede alrededor y dentro del balompié mexicano.