
Con la película de Barbie en cines y todo el mundo vestido de rosa, no cabe duda del poder e impacto que esta muñeca ha ejercido por generaciones. Pero como toda persona con un Corvette convertible y una casa de playa, guarda oscuros secretos. Y es que aunque Barbie fue creada en Estados Unidos, su verdadero origen se remonta a Alemania.
A finales de los 40, existió una tira cómica creada por el caricaturista Reinhard Beuthien para el tabloide hamburgués Bild-Zeitung. Su personaje principal era Bild Lilli, una chica cazafortunas de la posguerra cuya línea de trabajo era seducir hombres adinerados, además de tener un fuerte problema contra figuras de autoridad y ser sumamente mordaz en sus respuestas.

Lilli se volvió tan popular que, hacia 1953, el diario lanzó una muñeca basada en Lilli y estuvo disponible desde 1955. Pero el público objetivo nunca fueron las niñas, sino hombres adultos. Lilli era vendida en bares, kioscos de tabaco y tiendas sexuales, para ser colgadas en espejos retrovisores o regaladas a manera de broma en despedidas de soltero. Lilli era, en todo sentido, una muñeca para adultos y hasta se le considerada inapropiada para los niños.
Durante un viaje a Europa, la cofundadora de Mattel, Ruth Handler, vio a Lilli y le pareció una excelente idea llevarla de vuelta a Estados Unidos. Tras una serie de alteraciones menores, Lilli se convirtió en el prototipo de la primera Barbie y pasó de ser una seductora cazafortunas a una modelo adolescente. El éxito de barbie fue tal que, en 1964, Mattel compró los derechos de Lilli y cesó su producción. En su lugar, la fábrica de muñecas ahora produciría Barbies. Y el resto es historia.

Es curioso ver cómo una de las figuras más reconocibles del estilo de vida americano, símbolo de la pureza y la inocencia infantil tuviera un origen tan colorido.

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