Rory McIlroy demuestra de lo que está hecho: Logra su ingreso al selecto club del Grand Slam al conquistar el Masters

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Por Daniel Aboumrad

No recuerdo haber visto un Masters o, para el caso, un Major tan emocionante como el de este fin de semana y, curiosamente, tampoco un torneo en el que el favorito de prácticamente todo mundo era un solo un jugador, Rory McIlroy, que se lleva finalmente, contra viento y marea, su quinto Major que lo hace legítimo miembro del muy, pero muy selecto club de los ganadores de los cuatro Majors llamado Grand Slam, pasando a la historia junto a nada más ni nada menos que Gene Sarazen, Ben Hogan, Gary Player, Jack Nicklaus y Tiger Woods.

Esto queridos amigos es el golf. Aquí no es dinero, no es el PGA, no es la LIV, es simplemente historia. Su nombre quedará plasmado por años y años junto a esas estrellas, eso amigos, vale todo.

No voy a perder el tiempo platicando del golf de cada uno de los participantes. Que si Justin Rose logró lo impensable, que si a Scottie Scheffler no le alcanzó el tiempo, que si DeChambeau se derrumbó, aquí lo importante fue la cabeza de Rory. Ya hemos dicho cientos de veces que hoy en día todos los profesionales tienen swing de laboratorio, todos vienen de clínicas, de universidades con coaches permanentes, etc. Pero lo que hace la diferencia entre un profesional y otro es la cabeza, la mente y Rory demostró de lo que está hecho.

La cantidad de errores y fallas que tuvo fue impresionante, nunca nadie, que yo recuerde, había ganado un Masters haciendo cuatro doble bogeys. La cantidad de malos golpes y putts fallados fue pocas veces vista, pero siempre se sobrepuso al error y para muestra solo basta ver como en el hoyo 18 de regulation, teniendo el Masters en la bolsa, a 125 yardas del green, se va a la trampa y hace bogey para forzar el playoff y en el desempate, mismo hoyo, misma distancia, mismo tiro a green la deja dada para llevarse el torneo. Eso amigos es de gente grande. Es para quitarse el sombrero y ponerse de pie.

Enhorabuena para Rory McIlroy que, sin duda, después de haberse sacudido o logrado este objetivo lo veremos más relajado y quizá triunfando más.

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