“Australia y Uzbekistán no son los equipos de jerarquía que se habían prometido para selección mexicana”

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Guillermo Ochoa y Jaime Lozano en selección mexicana | Imago7

La Liga MX tendrá otra pausa más, esta vez por la Fecha FIFA que pondrá a todas las selecciones del orbe futbolístico a competir, unas para no perder ritmo y otras que coincidirán con eliminatorias para torneos continentales como la Eurocopa de Naciones.

México, en su calidad de próximo coanfitrión del Mundial, empezará a medirse contra varios equipos, tratando de ir elevando la calidad de los rivales; empezando de menos a más, o eso es lo que se espera, porque los primeros compromisos de el Tricolor no son los equipos de jerarquía que se habían prometido para mejorar el roce internacional. Pero ni Australia, ni Uzbekistán son países con la tradición futbolística necesaria para cumplir con las características que se pretenden para los rivales del Tri.

Aunque Australia ha dado grandes pasos para el desarrollo de su fútbol, como salir de la comodidad que le ofrecía la Confederación de Oceanía, para eliminarse con sus similares asiáticos, en donde se encuentra más nivel; algo que México no se ha atrevido a hacer, buscar mayor competencia eliminándose con Conmebol, por ejemplo.

Australia juega desde el 2006 las eliminatorias y Copa Asiática, donde ya consiguió el campeonato en 2015; desde el Mundial de Alemania ha estado presente en edición hasta 2022 y ha llegado dos veces a octavos de final, siendo esta la mejor instancia en la que se ha colocado.  En Qatar cayeron en el cuarto partido frente a la selección que a la postre sería la que alzara la Copa, Argentina.

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De Australia conocemos más futbolísticamente que de Uzbekistán, que no es una selección dominante en Asia, que hasta 1990 formó parte de la Unión Soviética y que, desde la separación de las Repúblicas exsocialistas, no ha tenido una participación en ninguna Copa del Mundo; en la Copa Asiática ha conseguido llegar a cuartos de final como mayor logro en el fútbol.

Con estos antecedentes parecieran dos selecciones que aún se encuentran lejos de la competencia que se pretende para poner a punto a la selección nacional de cara al Mundial de 2026.

Los cuatro partidos programados para fecha FIFA, en septiembre y octubre, nos indican que hay una intención, por lo menos, de realizar partidos que puedan ir ‘in crescendo’, desde Australia y Uzbekistán, hasta Ghana y Alemania el próximo mes.

La selección del país africano ha tenido un año movido desde el final del Mundial de Qatar 2022, de donde no pasaron de fase de grupos, Ghana se encuentra en eliminatorias de la Copa Africana de Naciones y ,antes de que termine el año, ya estará jugando las eliminatorias para 2026.

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Alemania tampoco pasó a octavos de final en la pasada Copa del Mundo, desde su última coronación, Brasil 2014, la selección alemana no ha podido calificar a instancias de eliminación directa por dos Mundiales, no lo logró ni en Rusia 2018 cuando en su grupo avanzaron Suecia y México. Alemania se encuentra atorada en una transición generacional que no ha podido consolidarse para volver a los planos de jerarquía futbolística mundial; sus últimos cinco encuentros solo acumulan una victoria, un empate y tres derrotas, números poco compatibles con anteriores versiones de la ‘mannschaft’.

La selección mexicana tiene que demostrar que está en otro periodo de su historia con la necesidad de renovarse en un amplio sentido, desde las formas administrativas, hasta la actitud dentro de la cancha; todos los involucrados, el entorno de la selección debe tener muy presente que el escrutinio será implacable, porque por muchos años se ha querido vender una idea de fútbol de primer mundo, con grandes ganancias comerciales, pero con pocos resultados deportivos.

Después de Qatar 2022, se abrieron muchos ojos, dándose cuenta de que la realidad había sido maquillada y que con muchas decisiones que afectaron la competitividad de la liga local, se hizo un daño directo al fútbol de selección.

Tres años y medio, desde la conclusión de Qatar 2022, parecen pocos para toda la reestructuración que necesita el balompié de nuestro país, y los nuevos cambios a nivel administrativo parecen obedecer a las prisas que a la necesidad de renovación. Pero entonces se tendrían que desacelerar las ganancias individuales, para empezar a ver por la colectividad del fútbol mexicano y eso sí es algo que parece poco probable.