La historia de Luisa Blanco, la tercera gimnasta colombiana que clasifica a unos Juegos Olímpicos

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Luisa Blanco se convirtió en la tercera gimnasta colombiana en clasificarse a unos Juegos Olímpicos en toda la historia. Nació en Los Ángeles -Estados Unidos – y tiene 22 años, sin embargo cuenta con la nacionalidad colombiana ya que sus padres son oriundos del país cafetero. Luisa consiguió la plaza 27 para la delegación ‘Tricolor’ en los Juegos Panamericanos de Santiago 2023. Era el único cupo en disputa, por eso en diálogo con Claro Sports no ocultó su emoción y hasta la actualidad, está trabajando para representar a Colombia de la mejor manera en Paris 2024.

DECISIÓN DE ACEPTAR LA NACIONALIDAD COLOMBIANA Y VOLVERSE GIMNASTA

“Toda la vida quise representar a Colombia. Aunque nací en Estados Unidos y soy americana, mi casa siempre fue Colombia y mi mamá es mi mejor amiga y también es quien más me apoya en todo lo que hago. Fue quien me introdujo a la gimnasia a los 7 años, lo hizo para que parara de brincar en la casa y desde ahí nació el amor al deporte”.

¿CÓMO SE PREPARA PARA LOS JUEGOS OLÍMPICOS?

“Me preparo todos los días en la Universidad de Alabama en Estados Unidos. Vivo en este país pero estoy muy orgullosa y contenta de oder representar a Colombia en unos Juegos Olímpicos. Me preparo día a día, no siento presión; me tengo mucha confianza, en mi habilidad y en mi talento. Entreno cuatro horas al día. Aunque ya no le dedico el tiempo que cuando tenía 16 años, siento que el trabajo que estoy haciendo ahora es con un propósito, una intención con cada cosa que estoy haciendo en el gimnasio”.

PRESENTACIÓN EN PARIS 2024

“La gimnasia que yo hago en Estados Unidos, es muy diferente a la gimnasia olímpica. A mi rutina en Paris quiero meterle música latina, tengo ya planeada una canción de Bad Bunny. Voy a mezclar un poco de lo que hago en la Universidad en los Juegos Olímpicos”.

CLASIFICACIÓN A PARIS EN LOS PANAMERICANOS DE SANTIAGO 2023

“Estoy muy orgullosa por cómo competí en unos Juegos Panamericanos, en una competencia tan importante en todo el mundo. Era una competencia grandísima, internacional y estar al lado de las mejores del mundo fue algo diferente pero supe ajustarme. Sabía que era solamente un cupo, traté de no estresarme y sí disfrutar ese momento único. Cuando hice mi último salto, creo que estaba más feliz porque la competencia se terminaba y soñaba con una pizza, celebrar con mis entrenadores y no fui consciente de la realidad. Pero con el apsar de los días, se me vino toda la emoción. Pensé en todo el sacrificio de mi familia, el mío, porque antes hacía gimnasia por otras personas, pero ya en estos últimos años he encontrado ese amor y esa motivación que me empuja todos los días. Es un sueño”.

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