El tiempo lo es todo: así funciona el cronometraje en el Tour de Francia

Pascal Rossier, el encargado de medir el tiempo que define al ganador

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Por: Ana María Ospina

A pocos metros de donde los ciclistas luchan por llegar primero, se encuentra el centro neurálgico del cronometraje: el Chronopole, un espacio de apenas 9 metros cuadrados donde se decide todo. Allí, Pascal Rossier, responsable de cronometraje de la empresa oficial de tiempo del Tour de Francia nos explica cómo la precisión milimétrica se convierte en verdad deportiva.

“Desde aquí se toman los tiempos y se generan las clasificaciones, desde la primera etapa hasta la llegada a los Campos Elíseos en París”, explica Rossier. Equipado con cámaras de foto-finish, sensores y tecnología de punta, el Chronopole garantiza que cada segundo —y cada milésima— cuente.

Foto-finish y antenas ocultas: precisión suiza

El sistema de foto-finish está compuesto por tres cámaras estratégicamente ubicadas para capturar desde varios ángulos la llegada de los ciclistas. Una rendija óptica de tan solo 19 micras permite registrar con exactitud la posición de cada rueda cruzando la meta. Además, un discreto cable de cobre instalado en el suelo funciona como una antena que identifica a cada corredor gracias a un chip colocado en sus bicicletas.

Este sistema no solo permite determinar quién cruza primero, sino que también agiliza el proceso de verificación de resultados. “Esto nos permite identificar rápidamente al atleta y comparar con la imagen de llegada. Así tomamos decisiones justas en segundos”, afirma Rossier.

Cuando cada milésima importa

La importancia de este sistema se evidenció en la tercera etapa del Tour, cuando el belga Tim Merlier venció al italiano Jonathan Milan por apenas 22 milésimas de segundo. En casos como este, el cronometraje no es solo un dato: es la diferencia entre la victoria y el segundo lugar.

La tecnología de Tissot, además de servir a los comisarios, alimenta las transmisiones televisivas con imágenes detalladas de los sprints más cerrados. Así, los millones de fanáticos del ciclismo pueden vivir en tiempo real la emoción de una llegada milimétrica.

El tiempo, el juez silencioso del Tour

En un evento donde la exigencia física y mental es extrema, la justicia del cronometraje ofrece garantías para todos los competidores. Gracias al trabajo meticuloso detrás del Chronopole, el Tour de Francia puede mantener su prestigio como una de las competencias más exigentes y emocionantes del deporte mundial.

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