Entre medallas y sueños: Las hermanas Cueva ponen la mira en Los Angeles 2028

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Lía, Mía y Suri Cueva brillaron en los Juegos Panamericanos Junior de Asunción 2025 con seis preseas en los clavados

El 2025 marcó un antes y un después en la carrera de las hermanas Lía, Mía y Suri Cueva. Lo que comenzó como un juego en la alberca de clavados del CODE Jalisco se ha convertido en una de las historias más prometedoras del deporte mexicano. Entre el Campeonato Mundial de Deportes Acuáticos en Singapur y los Juegos Panamericanos Junior de Asunción, las tres jóvenes sumaron medallas que confirman su proyección rumbo a los Juegos Olímpicos de Los Angeles 2028.

En Asunción, las gemelas Mía y Lía conquistaron el oro en trampolín sincronizado 3 metros, mientras que Mía añadió dos platas individuales (1 m y 3 m) y Lía se colgó dos bronces (1 m y 3 m). Por su parte, Suri, especialista en plataforma de 10 metros, ganó la plata junto a María Sánchez en sincronizados. Estos logros se suman al bronce mundial que las mellizas obtuvieron en Singapur, su primera medalla en un evento de máxima categoría.

“Me siento muy feliz y orgullosa de todos los logros que hemos obtenido este año”, afirmó Mía en entrevista exclusiva con Claro Sports. Lía, a su lado, coincidió: “Estoy muy contenta de compartir esto con mis hermanas”. Y Suri cerró con naturalidad: “Yo también, ya lo dijeron todo”.

Lía, Mía y Suri cueva dominaron en la capital paraguaya | CONADE

De la gimnasia a los clavados

El camino de las Cueva comenzó lejos de los trampolines. De niñas, practicaban gimnasia, hasta que un día, la curiosidad por el gimnasio de clavados contiguo las llevó a probar. “Al principio era solo un juego, íbamos a divertirnos. Luego Iván (Bautista) nos fue guiando y se volvió en serio”, recordaron Lía y Mía. Para Suri, la mayor, la motivación fue sencilla: “Quería que se metieran conmigo para jugar las tres, para no estar sola”.

Hoy, aquel juego infantil se traduce en jornadas dignas de atletas olímpicos. “Entramos a las 7 de la mañana y terminamos como a las 11:30, cuando no hay escuela. Después volvemos a entrenar por la tarde hasta las 8 de la noche. A veces incluso los domingos”. Durante las semanas previas a competencias, los entrenamientos llegan a incluir hasta 80 clavados por día en dos sesiones, siempre bajo la supervisión de Bautista, que revisa cada salto en video y se comunica con sus pupilas a través de señas. “Ya ni necesita hablar, con una señal sabemos qué está corrigiendo”.

Trampolín o plataforma

La especialización también llegó con el tiempo. Mía y Lía se enfocaron en el trampolín, mientras que Suri se consolidó en la plataforma de 10 metros. “En realidad, nunca lo planeamos así. Un día Iván me dijo: ‘vas a subirte a la plataforma’, y aunque al inicio no me gustaba, ahí me quedé”. Sus hermanas, en cambio, destacan en trampolín, disciplina olímpica que les ha dado sus primeros podios internacionales.

El caso de Suri junto a María Sánchez sorprendió aún más por las circunstancias. La dupla apenas tuvo dos entrenamientos previos antes del Panamericano y, pese a ello, ganaron la plata en sincronizados 10 metros. “Majo siempre me decía: relájate, diviértete y cae de cabeza. Con tan poco tiempo, haber ganado medalla fue muy especial”, declaró.

El año que cambió todo

Si algo tienen claro las tres, es que 2025 fue el año más importante de sus carreras hasta ahora. “Si el año pasado me dicen que todo esto iba a pasar, no lo creo. Fue increíble, lleno de emociones y experiencias inolvidables”. De las competencias nacionales pasaron en pocos meses a compartir entrenamientos con clavadistas olímpicos y a sumar medallas internacionales.

Aunque todavía falta un ciclo de preparación, las tres hermanas no esconden su objetivo: “Desde chiquitas soñamos con ser olímpicas. Ese es nuestro sueño y nuestra meta, siempre lo hemos tenido claro”, coinciden. Con un año lleno de medallas y aprendizajes, el futuro apunta a que México tendrá en las Cueva a protagonistas de la próxima generación de clavadistas olímpicas.

Por ahora, las medallas ya ocupan espacio en casa y el museo personal de las hermanas sigue creciendo. Y si algo demostraron en Asunción, es que ese sueño de Los Angeles 2028 dejó de ser una ilusión y empieza a tomar forma en el trampolín y la plataforma.

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