Garra, unión y fe: Las claves del bicampeonato mexicano en flag football

Las protagonistas del bicampeonato azteca hablaron en exclusiva para Claro Sports tras el triunfo sobre Estados Unidos en Chengdu

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La selección mexicana femenil de flag football volvió a demostrar su grandeza al vencer 26-21 a Estados Unidos en la final de los Juegos Mundiales 2025. El título, conquistado en la última jugada con un pase de Diana Flores a Victoria Chávez, aseguró el bicampeonato para México y abrió de inmediato la conversación sobre lo que viene: el debut olímpico de la disciplina en Los Angeles 2028.

La filosofía de “pensar en oro”

Desde hace cinco años, el equipo mexicano adoptó una mentalidad que lo ha acompañado en cada torneo: “pensar en oro”. Esa idea, que nació en 2020, ha marcado la preparación, la resiliencia y la confianza en cada proceso. Silvia Contreras lo explicó con claridad: “Desde que lo tenemos no hemos dejado de creer en él, y aunque en ocasiones hemos caído, aún así nos hemos levantado porque sabíamos que el oro iba a llegar”.

También reconoció que la final no estuvo libre de errores, pero que la confianza fue más fuerte que cualquier tropiezo. “En algunos momentos sentí un poco de frustración, incluso por errores míos, pero aún así no dejé de creer. Creo que eso fue lo más importante: en el momento en que estuvimos arriba, abajo, yo todo el tiempo pensé que se estaba escribiendo el plan perfecto para obtener este resultado”, señaló con la medalla en la mano.

Diana Flores y el orgullo de un equipo

La capitana y mariscal de campo, Diana Flores, fue nuevamente la guía en los momentos de mayor tensión. Con voz entrecortada, explicó que lo vivido en Chengdu es el resultado de años de entrega y disciplina: “Otra vez, mucho orgullo por mi equipo. Cada una de las jugadoras dio una actuación impresionante. Demostramos lo que es México, garra y corazón hasta el último segundo. Nunca dejamos de tener fe, de confiar en cada una de nosotras”.

Flores destacó que la medalla pertenece también a quienes no aparecen frente a los reflectores. “Orgullosa de nuestros coaches, de nuestro staff, de esos que estuvieron también detrás de cámaras. La dedicación y la entrega que pusieron fue el resultado. Nosotras nos encargamos de ejecutar, de tener fe y de confiar en cada jugada”, aseguró.

Victoria Chávez, de la lesión a la gloria

El destino quiso que fuera Victoria Chávez quien atrapara el balón que definió el campeonato. Su emoción fue evidente al recordar cómo pidió esa oportunidad en los segundos finales. “Voy a ser honesta: yo platicaba con Dios y le decía ‘dame la bola, dame la bola, yo quiero cambiar este juego’. Cuando la coach me dio esa confianza, lo único que hice fue estar lista. Y cuando atrapé el balón me quedé en shock porque pensé: ‘ya terminó, ganamos’”.

El momento tuvo un significado aún más profundo para ella. Dos años atrás, Chávez se recuperaba de una cirugía de rodilla que puso en duda su carrera. “Esta medalla de oro se la dedico a la Victoria de hace dos años, recién operada, con los sueños rotos, sin saber qué iba a seguir. Sin duda se la dedico a ella, que fue quien se esforzó y luchó para estar hoy aquí. Yo creo que si pudiera hablarme me diría que está orgullosa de mí y que no hay nada que pueda pararme si creo en mí”.

La confianza colectiva como sello del equipo

El bicampeonato no fue producto de individualidades, sino de un grupo que nunca perdió la fe. Ana Aguayo lo explicó al señalar que la convicción compartida fue lo que sostuvo a México cuando el marcador estaba en contra: “Nunca dudamos en todo el trabajo que hemos hecho. Siempre confiamos en la de al lado y aquí está el resultado. Cuando quedaban tres segundos, sabíamos que esa era la jugada indicada. No había un gramo de duda, estábamos seguras de que lo íbamos a lograr”.

La sonorense también habló de lo que significó compartir el proceso con sus compañeras: “Ellas son mis hermanas de corazón. Estoy super orgullosa de cada una. La unión de nuestro equipo y nuestros corazones unidos es lo que marca la diferencia siempre dentro del campo. Somos un equipo que cree en cada una de nosotras y que se apoya en los momentos difíciles y en los de alegría”.

Tania Rincón y la serenidad en el cierre

Desde la banca, Tania Rincón vivió la última jugada con una calma que sorprendió incluso a ella misma. “Desde que desperté tuve un buen presentimiento. Cuando quedaban tres segundos, yo sabía que las que estaban adentro lo iban a hacer. Confié plenamente en mis compañeras y en lo que había planeado la coach. Se ejecutó y salió como estaba planeado”, relató.

Para Rincón, el triunfo se resume en un sentimiento difícil de poner en palabras: “Cuando recibí la medalla se me puso la piel chinita. Escuchar el himno fue algo realmente increíble. Solo puedo decir que fue mucha emoción y una gran satisfacción, un respiro de saber que todo lo que habíamos hecho había valido la pena”.

Rumbo a Los Angeles 2028

El festejo en Chengdu no impide mirar hacia adelante. En las declaraciones, la idea de que este título es apenas un paso más quedó clara. Victoria Chávez lo sintetizó con una frase que refleja el espíritu colectivo: “Hoy ya ganamos, pero mañana seguir trabajando por el siguiente objetivo”.

Silvia Contreras, por su parte, insistió en que la victoria pertenece a todo un país: “Esto es de todo México, de todo el equipo, de las 12 que estábamos aquí, de las seis que se quedaron, de todo el staff. Es de todos los que ponen su granito de arena y siguen creyendo en nosotras. Siguen y piensan en oro todo el tiempo”.

El bicampeonato en Chengdu confirma que México es una potencia del flag football. La garra, la resiliencia y la confianza que llevaron a este equipo a lo más alto son ahora también la base de un nuevo sueño: subir al podio olímpico en 2028.

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