Una tormenta da más emoción que el fútbol entre Alianza y Once Caldas

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Una situación complicada con el clima en Valledupar obligó a detener un partido muy flojo durante más de una hora.

La tormenta eléctrica en Valledupar. - Vizzor Image.
La tormenta eléctrica en Valledupar. – Vizzor Image.

Necesidades urgentes de triunfo se junto se juntaron en Valledupar este viernes. La jornada 7 de la Liga BetPlay Dimayor 2025-II citó a Alianza y a Once Caldas. El rendimiento irregular en el arranque del campeonato tenía a ambos conjuntos en riesgo de quedarse relegados en la tabla de posiciones por un cupo a los cuadrangulares. La visita llegaba con varios nombres que no son habituales titulares, debido a la exigencia en la Copa Sudamericana.

Los locales asumieron su rol desde el arranque y quisieron dominar la pelota con la intención constante de ir hacia delante. En líneas generales, mostraron buen juego hasta el tercer cuarto del campo. La única vía que encontraron fueron centros constantes que no significaron mayor peligro para el portero Joan Parra.

Fue un primer tiempo muy aburrido, más allá de que contaba con ritmo y pocas interrupciones por faltas. Lo único que mostró el Blanco Blanco fue un disparo de media distancia de Déinner Quiñones que llegó suavemente a las manos de Juan Camilo Chaverra. Cuando ya corría el tiempo de adición, Róbert Mejía se lesionó y Juan Carlos Díaz tuvo que entrar en su lugar.

Todo quedaba entonces en las manos de los directores técnicos, que seguramente habrán tenido que hacer varios ajustes a sus dirigidos. No obstante, los mismos jugadores que terminaron la parte inicial fueron quienes salieron al complemento. Reiniciando, Pedro Franco tuvo una buena posibilidad con un tiro libre que pasó cerca de las redes.

Y el partido podía ir a peor. Ya no era solamente carente de emociones, sino que la imprecisión en la entrega de la pelota por parte de los dos equipos dificultó más la tarea. Los movimientos iban de un lado a otro y sin ningún propósito. En resumen: no llegaban, no sufrían, no pasaba nada.

Como si la vida se estuviera ensañando contra los espectadores, un rayo iluminó el cielo y causó temor en todos los espectadores del Estadio Armando Maestre Pavajeau. Fue al minuto 78, a menos de tres minutos de que el árbitro pudiera dar por finalizado el encuentro.

No hubo más remedio que resguardar a los protagonistas y esperar. Esta fue la situación con mayor emoción de la tarde y no tuvo que ver nada con el mal fútbol que ofrecieron Alianza y Once Caldas. Una hora y 16 minutos después, las autoridades encontraron condiciones óptimas para jugar el tiempo restante.

Carlos Lucumí tuvo las opciones del triunfo en un mano a mano y un cabezazo, pero Parra apareció como salvador en ambas. Se firmó un empate que no le sirve a ninguno para escalar posiciones y que los deja reflexionando sobre el espectáculo que están ofreciendo.

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