Junior se asusta con su público, pero un extraño VAR lo rescata: las claves del triunfo sobre Atlético Bucaramanga

El Tiburón mostró mal juego durante una buena parte del compromiso y hubo una situación extraña con el VAR que perjudicó a la visita.

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El turno de salir al ruedo en séptima jornada de la Liga BetPlay Dimayor 2025-II llegó para el líder. Con cualquier resultado, Junior sabía que iba a permanecer en lo más alto de la clasificación en esta primera fase del campeonato, grancia al buen juego que ha venido mostrando. En frente, Atlético Bucaramanga llegaba con necesidad de sumar para aspirar a entrar al grupo de parciales clasificados a cuadrangulares.

Estilos definidos

De inicio, ambos equipos se preocuparon por darle buen trato a la pelota, pero les costó avanzar a zonas para generar peligro. Esa tarea fue inclinando la situación de partido hacia la visita, que estaba manteniendo la pelota en la mitad contraria y presionaba alto.

Una buena construcción de ellas permitió que el cuadro Leopardo generara la mejor ocasión de la primera mitad. Gustavo Charrupí quedó en frente del arco y envió la pelota a la tribuna con una ausencia total de puntería y técnica de remate. Los locales le estuvieron apostando más a la velocidad de sus atacantes con pases largos. Ningún estilo dejó que se hicieran daño y el primer tiempo se pasó en un parpadeo.

Pánico escénico

El que salió más perjudicado en imagen fue Junior, pues Bucaramanga logró mostrar un mejor juego y alguna ocasión clara. Alfredo Arias iba a tener que modificar algo para responderle al público que, por fin, fue en masa al Estadio Metropolitano. José Enamorado y Jhon Fredy Salazar ingresaron en remplazo de Bryan Castrillón y Jesús Rivas.

La mejoría se notó de inmediato y el Tiburón se volcó al ataque. Llegó entonces una imprudencia que determinaría el rumbo del duelo. José García fue a recuperar la pelota estirando una pierna de más y derribó a Yimmi Chará en el área. Penalti claro. El que tomó la pelota para ejecutar fue Guillermo Paiva con un mal contacto que le hizo desperdiciar la oportunidad para abrir el marcador.

No pasaron ni cinco minutos desde el fallo, cuando vino el golpazo moral. Fue una jugada a toda velocidad con el desborde de Kevin Londoño y Fáber Gil apareció en área chica para anotar al minuto 59. La revisión del VAR fue extraña y demoradísima, cuando las repeticiones eran evidentes para la legalidad del gol, pero finalmente se confirmó y Bucaramanga ahora tenía la misión de mantener su ventaja.

Las manchas que no faltan

A 15 minutos de cumplir el tiempo reglamentario, la violencia empañó el espectáculo. El partido tuvo que detenerse por cuenta de inconvenientes entre aficionados locales y de la visita en las tribunas. El árbitro central, José Ortiz, impidió la reanudación por tres minutos, mientras hablaba con delegados y capitanes de los equipos. Aprovechó para informarles que se iba a jugar sin VAR por fallos en su funcionamiento.

Vino entonces una acción en la que Leonardo Flores levantó la pierna izquierda dentro del área y rozó de manera muy sutil a Enamorado. Ortiz se apresuró a señalar el manchón blanco para la segunda pena máxima a favor de Junior. No hubo reclamo suficiente por parte de la visita, pues la tecnología seguía sin operar. Esta vez, Steven Rodríguez tomó el impulso para disparar con fuerza y decretar el empate al 87′.

El partido iba acabando con un gran manto de duda por lo sucedido y malas sensaciones en Atlético Bucaramanga, pues el VAR regresó un minuto después del gol. Cuando ya corrían los 12 minutos de la adición cuando, otra vez, Ortiz sancionó falta de Flores sobre Enamorado por una pisada y sancionó penalti, con el agravante de una segunda amonestación para expulsar al infractor. Rodríguez repitió con mucha potencia al 90+12′.

El duelo acabó con una trifulca tremenda entre los jugadores por una presunta provocación del portero Jefferson Martínez hacia el banquillo de Bucaramanga. Como se dijo, el Tiburón continúa liderando, aunque ahora con un tinte de cosas raras alrededor del arbitraje.

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