Locura en Oviedo tras conseguir el ascenso a Primera más de dos décadas después

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Oviedo vuelve a Primera tras 24 años: una remontada épica, un Tartiere encendido y una ciudad entera rendida ante sus héroes

¡El Real Oviedo es de Primera! Tras dos décadas luchando por el regreso a la máxima categoría del fútbol español, el conjunto asturiano aseguró el último boleto a LaLiga, con una épica remontada sobre el Mirandés en el Carlos Tartiere. 

Al minuto 16, del partido de vuelta del Playoff de ascenso, el cuadro de Burgos se adelantó por 2-0 en el marcador global. Sin embargo, el cuadro de Veljko Paunovic nunca bajó los brazos, y logró enviar la eliminatoria a la prórroga, donde un gol de Francisco Portillo al 103’ aseguró el triunfo y desató la locura en la capital asturiana. 

Desde la llegada del equipo al estadio, la afición cumplió con su papel: bengalas, cánticos y banderas cubrieron las calles de Oviedo. El autobús cruzó un mar de gente que empujaba con el alma, ilusionada con volver a Primera.

Cuándo cayó el primer gol del Mirandés, las gradas no se silenciaron. Al contrario, levantaron la voz para inspirar la remontada. Y lo lograron. Santi Cazorla empató el partido desde los once pasos y las grandas aumentaron la intensidad. Ilyas Chaira igualó el global y la presión del Tartiere aumentó en la prórroga. Finalmente, el gol del ascenso, que provocó una explosión en la banca del equipo, la tribuna, y la ciudad entera. 

Los jugadores de la banca corrieron al campo para festejar el tanto que les daría fútbol de Primera División 24 años después. Cazorla se deslizó por el campo luego de cumplir su misión. Con 40 años, el Mago regresó al equipo de sus amores al máximo circuito español. 

Enfrente de la grada había una montaña de futbolistas celebrando. En la tribuna, lágrimas, euforia y abrazos desbordados. Leyendas del deporte como Fernando Alonso, oriundo de la ciudad, aplaudía y sonreía al ver a su club de regreso en lo más alto. El estadio era un volcán en erupción, una mezcla de alegría absoluta, historia, alivió y orgullo por el cuadro carbayón. 

Cuándo el partido terminó, la fiesta comenzó dentro del campo. Miles de aficionados invadieron con prisa la cancha del Tartiere para celebrar con sus guerreros, entre cánticos, bengalas y una emoción que solo el fútbol puede desatar.

Los aficionados alzaron a los futbolistas en hombros para rendir homenaje a los héroes que lograron el ascenso tras un largo camino de desilusiones. El equipo descendió hasta tercera, perdió figuras clave y se quedó más de una vez al borde de conseguirlo. Pero juraron volver… y lo han cumplido.

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