Ochoa asume su papel de líder en el vestidor de México tras el bicampeonato en Copa Oro
El guardameta reforzó su rol como referente del vestidor rumbo al Mundial que México organizará en 2026

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La selección mexicana conquistó la Copa Oro 2025 tras vencer 2-1 a Estados Unidos en la final, en lo que representó el último torneo oficial antes del Mundial que se jugará en casa. Aunque no tuvo actividad durante el certamen, Guillermo Ochoa formó parte del grupo como suplente de Luis Ángel Malagón y asumió un nuevo rol en el vestuario. Al terminar la competencia, el arquero habló sobre su papel actual, su evolución dentro del conjunto nacional y lo que representa esta etapa para él.
El arquero comenzó su proceso en selecciones mayores hace casi 20 años, cuando formó parte del grupo que disputó el Mundial de Alemania 2006 como tercer portero. Desde entonces, ha sido constante en las convocatorias y ha disputado cinco Copas del Mundo. Hoy, con 39 años, su participación se centra más en lo interno: acompañar, orientar y mantener la exigencia.
“Siempre estar en la selección es un orgullo”, comentó el guardameta. “Lo hago con la misma ilusión y compromiso que el primer día. Eso es algo que intento trasladar como capitán, como alguien con años en este equipo. Trato de que los jóvenes vean ese día a día, que entiendan que estar aquí no es cualquier cosa”. Para él, ser parte del equipo implica más que sólo jugar: se trata de compartir una mentalidad que no da lugar a la complacencia.
Las etapas de Memo Ochoa
A lo largo de los años, Ochoa ha vivido distintos ciclos. Pasó de ser un juvenil rodeado de figuras consolidadas a convertirse en una de las voces con más recorrido. “Desde mi debut en 2005 me ha tocado aprender mucho. En 2006 tenía enfrente a Claudio Suárez, Rafa Márquez, Jared Borgetti. Ellos llevaban el grupo, y yo trataba de absorber lo que podía”, recordó. “He tenido momentos muy buenos, otros difíciles, y todo eso me ha servido para crecer. También es importante que los jóvenes sepan eso: no todo es celebración”.
Aunque no defendió el arco en esta edición del torneo, su papel no fue menor. Explicó que la competencia interna debe entenderse como algo que beneficia al colectivo. “Muchas veces se busca generar conflicto alrededor de la selección, pero eso no es lo que debe importar. Los rivales están fuera. Aquí, cada jugador tiene su estilo, y el entrenador elige lo mejor para cada momento”. Desde su posición, busca sumar también fuera del campo. “Cuando no me toca estar en la cancha, intento apoyar en otros espacios: el vestidor, el comedor, los trayectos. Todo cuenta, y es ahí donde también se construye el equipo”.
Trayectoria mundialista
La conversación también giró en torno a los momentos determinantes de su trayectoria. Uno de ellos fue el empate sin goles ante Brasil en la Copa del Mundo de 2014. Aquella actuación consolidó su reconocimiento a nivel internacional. “Ese partido fue un punto de quiebre. Antes del Mundial la gente me conocía en México y Latinoamérica, pero después de ese día en Fortaleza, todo cambió. Lo he dicho muchas veces: si alguien hubiera hecho un gol, se habría hablado de él. Pero ese 0-0 se convirtió en algo que marcó mi carrera”, expresó.
Ochoa también abordó las limitaciones que ha enfrentado en clubes, donde muchas veces sus equipos lucharon por la permanencia más que por títulos. “He jugado en planteles con presupuestos bajos, con objetivos claros de mantener la categoría. Me hubiera gustado estar en equipos que pelearan por campeonatos europeos, pero no se dio. Aun así, siempre traté de competir, de no bajar los brazos”. Agregó que su profesionalismo le ha permitido ganarse el respeto de la afición en cada lugar donde ha jugado.
El regreso al Estadio Azteca
Con el Mundial de 2026 a poco más de un año, el arquero no descarta la posibilidad de integrar la lista definitiva. A pesar del paso del tiempo, afirma seguir con el deseo intacto de representar al país. “No estoy pidiendo que me regalen nada. Sigo trabajando al máximo nivel, sigo buscando mi lugar. Si me dan la oportunidad, la voy a tomar con la misma responsabilidad de siempre”. En caso de ser convocado, sería su sexta Copa del Mundo, una cifra que sólo unos pocos jugadores han alcanzado en la historia del fútbol.
La posibilidad de disputar un torneo de esa magnitud en territorio nacional añade una carga simbólica. Ochoa debutó en el Estadio Azteca y ha vivido distintos momentos clave en ese escenario. “Sería fantástico poder jugar un Mundial en México. Conozco las historias de cómo se vivió el de 1986 y sé que sería completamente distinto a todo lo anterior”, explicó. “Sería una manera muy especial de cerrar el ciclo, con mi gente, en mi país, y ojalá podamos hacer historia”.
Con una carrera marcada por la constancia, los altibajos y una exposición permanente, el veterano sigue firme en su intención de competir. Su presencia en la Copa Oro, aunque alejada del terreno de juego, fue un recordatorio de que el liderazgo en selección también se construye desde lo invisible. Su mensaje a los jóvenes es claro: estar en el equipo nacional exige entrega, resistencia y compromiso diario. Y ese ejemplo, asegura, lo seguirá dando mientras tenga la oportunidad de vestir la camiseta.
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