Colombia sueña en grande: razones para creer en el título de la Copa América

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Una nueva final en el certamen continental para las cafeteras

Colombia Femenina, celebrando | Rodrigo BUENDIA / AFP.
Colombia Femenina, celebrando | Rodrigo BUENDIA / AFP.

La Selección Colombia Femenina se instaló la final de la Copa América 2025 tras una victoria por penales sobre Argentina, y el camino recorrido invita a pensar en una consagración histórica. El equipo de Ángelo Marsiglia ha demostrado solidez, carácter y evolución a lo largo del torneo. Ante Brasil o Uruguay, la posibilidad de levantar el trofeo se presenta como una opción real.

Mayra Ramírez y Linda Caicedo, referencias de peso en el ataque

La experiencia acumulada por Mayra Ramírez en la liga inglesa y el roce internacional de Linda Caicedo en el fútbol europeo le dan a Colombia un eje ofensivo sólido. Ambas han sido protagonistas en momentos clave del torneo. Ramírez, pese a errar su penal ante Argentina, ha sido fundamental en el juego de espaldas y en la generación de espacios. Caicedo, con su desequilibrio en banda, ha sido constante generadora de peligro.

Su capacidad de asociación y visión les permite alternar funciones y adaptarse a los planteamientos del rival. Contra Argentina, ambas generaron opciones desde transiciones rápidas y movimientos coordinados. Frente a una defensa como la brasileña o la uruguaya, su movilidad puede marcar diferencias.

Daniela Montoya, equilibrio desde la primera línea

En la mitad del campo, Daniela Montoya ha sido punto de equilibrio. Su lectura táctica permite recuperar balones, iniciar transiciones y conectar con el frente de ataque. Contra Argentina, su posicionamiento fue clave para neutralizar los intentos de salida del rival y sostener el bloque en momentos de presión.

Además, su presencia transmite liderazgo en momentos determinantes. Ha participado en todas las ediciones recientes de Copa América y Juegos Olímpicos, lo que le da a Colombia una guía en escenarios de alta presión.

Un equipo que ha crecido partido a partido

El andar de Colombia no empezó con una actuación dominante, pero el equipo ha mostrado progresos en cada ronda. La semifinal frente a Argentina demostró capacidad de adaptación, paciencia táctica y recursos para resolver en momentos límite. La mejora en la zona defensiva y la mayor sincronía en los relevos son aspectos que han permitido sostener resultados favorables.

Marsiglia ha sabido gestionar los cambios y leer los partidos en función de las circunstancias. En el segundo tiempo frente a Argentina, el equipo adelantó líneas con decisión, aumentó la presión y generó opciones claras hasta llegar a los penales.

Fortaleza mental en los momentos definitivos

Colombia superó una semifinal compleja, que incluyó polémicas arbitrales, una larga espera por el VAR y una tanda de penales tensa. Esa resistencia emocional se transforma en una herramienta de peso para encarar una final. Saber competir bajo presión es un valor que puede inclinar la balanza en partidos cerrados.

En los penales, salvo el disparo de Ramírez, el equipo mostró seguridad. Katherine Tapia fue decisiva al contener uno de los remates, y el grupo celebró con mesura, sabiendo que aún queda un último paso.

Una oportunidad para cambiar la historia

Colombia ha participado en finales continentales, pero aún no ha logrado alzarse con el título. En esta ocasión, el equipo llega con más recorrido internacional, una base consolidada y una generación con proyección. Enfrentar a Brasil, potencia tradicional, o a Uruguay, equipo en crecimiento, supone un reto que encuentra al grupo en su mejor momento.

La clasificación a los Juegos Olímpicos ya es un logro de peso. Pero el título sería el cierre perfecto para un proceso que ha superado etapas con trabajo y consistencia.

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