¡Enorme! Jannik Sinner supera la maldición de Alcaraz y conquista su primer título de Wimbledon

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El italiano rompió su racha de cinco derrotas ante el murciano y levantó su cuarto título de Grand Slam en el All England Club

El número uno del mundo se coronó en el césped londinense | Reuters

Jannik Sinner conquistó su primer título de Wimbledon con una victoria sólida sobre Carlos Alcaraz. Con parciales de 4-6, 6-4, 6-4 y 6-4, el italiano cobró revancha de la derrota sufrida semanas atrás en Roland Garros, rompió la racha negativa ante su principal oponente y levantó el cuarto Grand Slam de su carrera en la cancha central del All England Club.

El jugador de El Palmar llegó a esta final con una inercia difícil de ignorar. Era su sexta definición consecutiva en el circuito, con cuatro títulos obtenidos, dos de ellos ante el actual número uno del ranking. Además, mantenía una racha de 24 triunfos seguidos y 20 encuentros sin derrota en el césped londinense. En ese escenario, donde había logrado establecer su dominio, buscaba sumar un tercer campeonato consecutivo.

La contienda inició con una secuencia que parecía familiar. El italiano aprovechó su primera oportunidad de quiebre y se adelantó 4-2 en el marcador. Pero el español respondió con una ráfaga de cuatro juegos consecutivos, construida a partir de su capacidad para cambiar el ritmo, mezclar direcciones y profundidades, y sumar puntos tanto en la red como desde el fondo. Ganó el set inicial, marcando diferencias en aces, puntos en la red y errores no forzados.

LA REMONTADA DEL ITALIANO

El segundo parcial representó el punto de quiebre. El líder del ranking mundial rompió el primer servicio de su rival y mantuvo la ventaja durante todo el set. En ese tramo, se adaptó al juego del murciano, replicando sus movimientos, extendiendo cada punto, alcanzando bolas profundas y devolviendo con precisión. Sostuvo el ritmo físico y logró cerrar el set sin ceder su saque.

Con el marcador nivelado, el impulso se trasladó al lado del jugador de San Candido, quien repitió la fórmula en el tercer episodio. Recuperó su primer servicio, sumó puntos largos desde el fondo de la pista y empezó a definir jugadas con golpes ganadores. Se puso 2-1 en el marcador, una situación que ya había vivido antes en la capital francesa, pero que no había sabido sostener. Esta vez, el desenlace fue distinto.

La historia no se repitió. El italiano mantuvo el hielo en sus venas para contrarrestar el fuego de Alcaraz. En el cuarto set, volvió a romper el servicio de su oponente y sostuvo el suyo en cada turno, por tercer parcial consecutivo. No concedió oportunidades y cerró el encuentro tras tres horas y quince minutos de juego. La definición fue consecuencia directa de su control del ritmo, del manejo emocional y de la toma de decisiones en momentos clave.

CAMBIO DE MENTALIDAD

La diferencia estuvo también en su actitud. Cambió el enfoque con el que había abordado partidos anteriores, mostrando una energía más visible que conectó con el público desde los primeros juegos. Dominó con su estilo habitual de golpes potentes, deslizamientos por toda la superficie y ejecuciones precisas en el momento justo. En esta ocasión, logró trasladar esas cualidades al césped, algo que no había conseguido en torneos previos sobre esa superficie, y encontró la forma de cerrarle los caminos al murciano con una secuencia constante de tiros ganadores.

Las estadísticas reflejaron el control ejercido a lo largo del encuentro. Aunque el español conectó más aces (15 contra 8), el italiano solo cometió dos dobles faltas frente a siete de su rival. Ganó el 75% de los puntos con su primer servicio, sumó el 60% con el segundo y colocó 40 tiros ganadores. En cuanto a errores no forzados, ambos se mantuvieron en cifras similares: 40 para el campeón, 36 para el finalista.

El título representa un punto clave en su trayectoria. Levanta su primer trofeo en Wimbledon tras haber transitado un camino extenso, que incluyó derrotas duras y varios intentos fallidos. Ahora acumula cuatro torneos de Grand Slam y 27 títulos en total, acercándose a solo uno de diferencia respecto al español en ambas carreras. Con su victoria, además, impidió el tricampeonato en Londres de su rival y cortó la posibilidad de un segundo Channel Slam consecutivo.

Rompe la maldición

La rivalidad Sinner-Alcaraz nos regaló otro capítulo emocionante | Reuters

La rivalidad entre ambos ya marca una etapa en la historia reciente del circuito. Desde el Abierto de Australia 2024, ninguno de los dos ha permitido que otro jugador levante un trofeo de Grand Slam. Entre ellos suman los últimos siete. La diferencia estaba en los enfrentamientos directos, donde el dominio del español era evidente. Antes de este partido, había ganado ocho de los 12 duelos previos, incluyendo los cinco más recientes.

El último triunfo del jugador de San Candido había sido en Beijing 2023. Desde entonces, cayó en dos semifinales y tres finales frente al mismo oponente, incluidas las dos más importantes de esta temporada. Contra el resto del circuito, su rendimiento era casi perfecto. Su único obstáculo tenía nombre propio. Entre el Masters 1000 de Cincinnati del año pasado y esta final, el italiano acumuló 55 victorias y solo cuatro derrotas. Tres de esas cuatro fueron las definiciones perdidas frente a Alcaraz. Hasta hoy.

En esta ocasión, todo cambió. Logró ganar en el escenario donde su rival buscaba una marca histórica. Cortó su racha en la Catedral del Tenis, lo derrotó por segunda vez en un Grand Slam y se llevó la victoria con una actuación construida desde el control, la consistencia y el ajuste estratégico. Wimbledon, por fin, fue suyo.

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