Los aprendizajes que dejó el Mundial de Clubes en Estados Unidos rumbo a la Copa del Mundo 2026

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Calor extremo, tormentas eléctricas, estadios vacíos y la situación migratoria: las lecciones que se lleva FIFA para la Copa del Mundo

El torneo de clubes dejó aprendizajes de cara a la Copa del Mundo 2026 | Reuters

La edición 2025 del Mundial de Clubes en Estados Unidos marcó un antes y un después para el fútbol internacional: un torneo renovado que reunió a lo mejor del planeta y captó la atención global por su escala, ambición y proyección futura. Pero, más allá del juego, con 32 equipos distribuidos en múltiples ciudades, fue el primer gran ensayo de la FIFA rumbo al desafío logístico y operativo que significará el Mundial de 2026, cuando por primera vez participarán 48 selecciones repartidas entre Estados Unidos, Canadá y México.

Lo que dejó la fase de grupos de esta competencia fue una radiografía de los puntos críticos que deben atenderse con urgencia. El clima, la baja afluencia de público, los protocolos migratorios y las interrupciones meteorológicas revelaron aspectos que podrían comprometer la experiencia del próximo evento global si no se corrigen a tiempo.

CONDICIONES EXTREMAS

Las altas temperaturas en el país obligaron a varios equipos a modificar rutinas. Borussia Dortmund optó por dejar a sus suplentes bajo techo en Cincinnati para evitar la exposición al sol. En tanto, Bayern replicó la medida en su duelo ante Benfica, mientras que Chelsea interrumpió una sesión de entrenamiento en Filadelfia por el calor sofocante. Las pausas de hidratación, comunes ya en torneos veraniegos, se volvieron indispensables.

Un estudio del International Journal of Biometeorology advirtió que 14 de las 16 ciudades designadas para 2026 superan con frecuencia los umbrales seguros de estrés térmico. La sugerencia principal es evitar programar encuentros en las horas más calurosas del día.

RIESGOS CLIMÁTICOS

No solo el calor fue un factor disruptivo. Varias sedes enfrentaron tormentas eléctricas que obligaron a suspender partidos por razones de seguridad. Cinco encuentros, incluido el Boca Juniors vs Auckland, se vieron interrumpidos por rayos cercanos. Las regulaciones estadounidenses son estrictas: cualquier actividad eléctrica dentro de un radio de 16 kilómetros obliga a detener el juego.

Si bien este tipo de protocolos no se aplicaban en el Mundial de 1994, donde el calor si fue un factor determinante, la diferencia hoy radica en la tecnología meteorológica disponible. Esa ventaja debe aprovecharse para garantizar no solo la seguridad, sino también la continuidad del espectáculo, buscando evitar cualquier pausa larga como se vio en el Benfica vs Auckland, suspendido por más de dos horas. 

ESTADIOS VACÍOS Y DEMANDA LIMITADA

+La asistencia también quedó bajo la lupa. Según datos de AP: de los 2.95 millones de lugares disponibles durante la fase de grupos, apenas se ocuparon 1.67 millones, lo que equivale al 56.7%. MetLife Stadium, futura sede de la final mundialista, apenas alcanzó el 44.9% de su capacidad en cinco partidos. Otras plazas como Atlanta, Seattle y Pasadena mostraron registros similares.

Aunque FIFA destacó la venta de entradas en 168 países, evitó divulgar cifras específicas de aforo. La diferencia entre expectativa y realidad dejó en claro que aún hay trabajo pendiente en materia de atracción local.

TENSIÓN MIGRATORIA

Uno de los temas más sensibles fue el operativo de seguridad con participación de autoridades migratorias, montado tras las redadas del presidente Donald Trump y las protestas por su política migratoria en California. La presencia de agentes de CBP y ICE generó preocupación entre los asistentes, especialmente en Miami y Seattle, donde circularon advertencias sobre la necesidad de portar documentación migratoria en regla.

De acuerdo con The Athletic, FIFA intervino directamente para que CBP retirara una publicación que anunciaba su presencia en los estadios. A pesar de que las agencias insistieron en que su rol era estrictamente de seguridad, el mensaje ya había causado incertidumbre entre el público.

LECCIONES RUMBO A 2026

El Mundial de Clubes dejó claro que el desafío de 2026 no será solo futbolístico. La gestión del entorno —desde el clima hasta la logística y la relación con el público— requerirá planificación milimétrica. Si algo demostró esta edición es que la infraestructura no basta: la experiencia completa debe ser pensada desde lo humano y lo operativo. El reloj ya está corriendo.

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