La Copa Oro 2025, la unión de la Selección de Guatemala con su gente

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El equipo de Luis Fernando Tena llegó a las semifinales, pero se lleva más que buenos resultados y dinero por los premios.

Guatemala llegó a las semifinales de la Copa Oro 2025 | Reuters
Guatemala llegó a las semifinales de la Copa Oro 2025 | Reuters

La Copa Oro 2025 no solo significó un salto competitivo para la Selección de Guatemala. También dejó una postal poderosa: un país entero reencontrado con su equipo nacional. Más allá de la semifinal perdida ante Estados Unidos, la Bicolor consiguió algo que no siempre se logra en el fútbol: emocionar, conectar y unir. Por eso este torneo quedará marcado y puede ser el puntapié para algo muy lindo.

En cada sede donde jugó la Azul y Blanco, hubo algo más que fútbol. Hubo identidad. California, Minnesota, Texas y Misuri fueron escenarios donde miles de guatemaltecos se volcaron con una pasión que trascendió lo deportivo. Las camisetas celestes, las banderas ondeando, los cánticos ensordecedores y los rostros pintados dejaron claro que esta Copa Oro fue también un reencuentro emocional.

Una hinchada que no conoce distancias

La Selección de Guatemala jugó con un jugador número 12 en cada partido. La comunidad migrante en Estados Unidos se hizo presente masivamente y transformó los estadios en auténticos coliseos chapines. Desde el primer hasta el último minuto, el grito de “¡Vamos Guate!” retumbó con fuerza. Muchos viajaron cientos de kilómetros solo para ver al equipo. Otros aprovecharon su cercanía para transmitirles a sus ídolos lo que significan para una nación que, tantas veces, ha tenido más motivos para resistir que para celebrar.

Y cuando la ilusión terminó en semifinales, lo que quedó fue aún más valioso: una comunión irrompible entre equipo y pueblo. Al final del partido ante Estados Unidos, los aficionados saltaron al campo, lloraron, abrazaron a los jugadores, agradecieron el esfuerzo. Fue una escena que no se ve todos los días. Un gesto colectivo que evidenció cuánto ha cambiado esta generación de futbolistas para bien.

Lo que logró Guatemala no se mide solo en semifinales. Se mide en la forma en que el país volvió a creer. Esta Copa Oro mostró una selección valiente, ordenada, que luchó cada pelota y que, sobre todo, representó con dignidad los colores de la patria. Luis Fernando Tena ha sido más que un entrenador: ha sido un arquitecto de identidad. Ha dado confianza a una generación joven, ha devuelto autoestima futbolística y ha creado un equipo que no se rinde. Y la gente lo ha entendido: esta selección no es perfecta, pero sí auténtica. Por eso genera tanto cariño.

Guatemala no levantó el trofeo, pero sí algo aún más profundo: levantó el ánimo de todo un país. Y ese tipo de victorias no se borran. Al contrario, son la base sobre la cual se construyen los grandes logros. Lo que deja la Copa Oro 2025 es una señal clara de lo que viene: una selección conectada con su gente, un país que ha vuelto a creer, y un futuro que, por primera vez en muchos años, se puede soñar hasta con clasificar a un Mundial.

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