10 mitos y verdades sobre la crisis de Millonarios
La situación deportiva actual ha dado pie para que la desinformación se empiece a convertir en cultura popular.

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La complicada situación de resultados que vive Millonarios en este semestre está provocando todo un escándalo. Un club que había acostumbrado al público general a campañas destacadas durante los últimos años se ha venido desvaneciendo y ahora es blanco de todo tipo de críticas, algunas justificadas y otras sin ningún fundamento.
En medio de diversas intenciones, hay ciertas creencias populares que se están pasando como verdad por cuenta de la falta de criterio y el desconocimiento sobre cómo funciona el negocio del fútbol y el modelo institucional que tiene el Embajador. Aquí se desmentirán cinco mitos y manifestarán cinco verdades sobre la actual crisis.
Mitos
1. “Se robaron el club”
La mentira favorita y más repetida a favor de la ignorancia. Para empezar, hay que decir que Millonarios está constituido actualmente como una sociedad anónima, donde sí hay un dominio accionario mayoritario bajo el control de Amber Capital. Sin embargo, resulta totalmente ilógico acusar a alguien de robar algo que compró.
Este mito se dice bastante también como un intento engañoso para alzar a la gente que cree que el club es una entidad pública que le pertenece a todos y cada uno de los que digan ser hinchas. Poniéndolo en un ejemplo cotidiano, es como si alguien va a una licorera y compra una botella de whisky muy costosa para después tomarlo con gaseosa: el público conocedor podrá decir que, en su opinión, lo está haciendo mal, pero no que se robó el producto.
2. “No invierten”
Este surge, tal vez, producto de la mala memoria. A Millonarios han llegado jugadores en años anteriores que han dado un gran rendimiento en momentos determinados. Ejemplos de ello son Álvaro Montero, Elvis Perlaza, Daniel Giraldo, Larry Vásquez, Daniel Ruiz, Leonardo Castro, Cristian Arango, Wuílker Faríñez y el mismo Falcao García, entre otros varios.
Hasta ahí, se mencionaron algunos que dieron muestras de un buen rendimiento, pero la realidad es que todos los fichajes cuestan y no suelen ser baratos. Para quien recién se esté enterando, contratar a un jugador libre no significa que sea gratuito, pues los futbolistas en esta calidad suelen cobrar una prima de fichaje por su vinculación. La misma situación se da con cada renovación. Las proyecciones de gastos, además, se tienen que hacer con el sueldo que va a devengar cada futbolista durante el tiempo que dure su contrato.
3. “No hacen buenos contratos”
Más adelante, en la parte de verdades, se profundizará sobre por qué no se pueden hacer contratos por más tiempo. Por ahora, se puede decir que es un asunto ajeno a Millonarios. Repetir como un robot esta mentira demuestra, nuevamente, ignorancia sobre cómo funciona el negocio del fútbol y la legislación laboral colombiana.
Para evidenciar si el club hace buenos contratos o no, simplemente hay que revisar cuántos jugadores se están marchando libres renuentes a una renovación o si es muy común que otros clubes paguen las cláusulas de rescisión de contrato. ¿Por qué los jugadores que han rendido se han marchado bien vendidos? ¿Por qué Alberto Gamero estuvo cinco años?
4. “Toda la culpa es de los directivos”
Mucha gente se ofendió cuando Gustavo Serpa dijo que no lo podían culpar a él ni a la gestión administrativa por haberse quedado afuera de la final de la Liga BetPlay Dimayor 2024-II, pero la verdad es que tuvo toda la razón en lo que dijo. Millonarios necesitaba ganar en su visita a Deportivo Pasto y no lo hizo por cómo se dieron las cosas en la cancha.
Gran parte de la molestia fue alentada por la manera malintencionada en la que varios medios de comunicación presentaron la información sobre las declaraciones del directivo, en las que, efectivamente, señaló a algunos jugadores y a la falta de definición al frente del arco. Lo mostraron como si esto hubiese sucedido de forma orgánica por parte de Serpa, cuando la realidad es que fue una respuesta a un accionista durante una asamblea… y mentiras no dijo.
Es cierto que lo directivos tendrán parte de la responsabilidad y esta se mencionará más adelante, pero culparlos totalmente de la situación su trabajo no es más que una postura populista con ánimo de convertirse en la voz revolucionaria y contestataria o, simplemente, la manifestación de la falta de criterio como para entender que el fútbol se arma desde varias aristas, pero se resuelve únicamente en el campo de juego.
5. “Los jugadores hicieron cajón”
Este tipo de contenidos, a diferencia de una columna de opinión, no pretenden mostrar la postura pura de quien los escribe, pero acá se hace necesario. A título personal, sé que la reunión de jugadores para ponerse de acuerdo y generar la salida del director técnico sí es algo que sucede en el fútbol y que ya se vio en Millonarios hace algunos años. Sin embargo, este no fue el caso de David González.
La salida del estratega durante este semestre no fue un mal rendimiento llevado a cabo maliciosamente por los jugadores, sino que se trató de un tema de simple incapacidad. La muestra más clara es que la idea de Hernán Torres ya empezó a mostrar una tendencia hacia lo que se venía viendo y que el efecto de choque por el cambio del cuerpo técnico se ha desvanecido.
Verdades
1. Hay una crisis deportiva
Hasta el subtítulo no de está descubriendo nada, pues los resultados hablan por sí solos. Sin embargo, hay que dejar lo de la crisis hasta lo deportivo y no hacer un drama desmedido de la situación. Lo que se quiere decir acá es que sí hay un bache de lo que se está reflejando en cancha, pero no se trata de una crisis institucional, lo cual sería muchísimo más grave y un ejemplo de ello es lo que viene atravesando desde hace años el Deportivo Cali.
Absolutamente todos los clubes del mundo hoy en día son empresas y tienen que manejarse como tal. No hay una sola gran compañía que jamás haya pasado por una crisis, porque son situaciones normales en la vida —si un matrimonio tiene crisis…—. Dentro de la crisis deportiva es posible identificar algunas cosas que tocan naturalmente el proyecto: el fallecimiento de Ricardo Pitirri Salazar, el cambio de un entrenador después de cinco años, la gran cantidad de lesiones, el pésimo estado del campo en el Estadio Nemesio Camacho El Campín y, claro, algún desacierto en la gestión directiva.
2. Inversión conservadora
Como ya se dijo, la situación pasaría a ser caótica si fuera una crisis institucional. Por fortuna para el club, eso está lejos de suceder. Millonarios hoy es un modelo exitoso en cuanto a responsabilidad financiera que se ajusta a las posibilidades de la compañía y que no se arriesga a comprometer la viabilidad de toda la institución por tener a un jugador o a un director técnico de precios exorbitantes.
Y esto no fue algo que se le ocurrió a alguien de la nada, sino que se trató de una lección bien aprendida. Basta con revisar el caso de Santiago Montoya, quien se convirtió en uno de los fichajes más costosos en la historia de Millonarios y ya se sabe cómo acabó eso. Además, la postura conservadora no ha sido impedimento para que llegara el mejor portero de Colombia en el momento, el goleador del campeonato anterior o el ídolo de todo un país para ponerse la camiseta azul.
Informado y criterioso, habrá quien quien pueda decir que ha faltado un poco más de ambición, pero poniendo cosas reales sobre la mesa. En este punto, algo que sí es verdad es que se aprobó por asamblea la repartición de utilidades y que Enrique Camacho explicó en una rueda de prensa reciente que correspondió a una octava parte de los invertido por la parte mayoritaria. Quien lo quiera criticar, que lo haga, pero no puede acusar eso de robo.
3. Millonarios depende del negocio del fútbol
Perder de vista lo poco o mucho que se pueda estar haciendo bien en el terreno propio resulta muy sencillo cuando se está más pendiente de lo que hacen los demás. No es que esté mal evaluar lo que hace competencia, de hecho, es lo correcto. El problema radica en pretender que todo lo que hace alguien con mejores resultados es calcable, pues las realidades son bien distintas.
Nuevamente, el desconocimiento hace de las suyas en los incautos críticos que viven preguntándose por que otros equipos gastan como Millonarios no. La respuesta está en el modelo de negocio del club, que depende exclusivamente de actividades directamente relacionadas con el fútbol como la venta de entradas, el comercio de ropa y artículos, venta de derechos de jugadores, patrocinios y premios, pero no de cosas externas como la inyección de dineros provenientes de las gaseosas y los supermercados. Ventaja: aparentemente, se va a aprobar en asamblea de Dimayor la implementación de un plan de fair play financiero y Millonarios ya llegará adaptado a ello.
4. El problema de los contratos a término fijo
En la parte de los mitos se alcanzó a tocar algo sobre este tema. Hay desnutrición informativa en los que se viven preguntando por qué todavía no le han renovado contrato a un jugador buenísimo y que ha cumplido con las expectativas. La respuesta es simple: porque no se puede.
La legislación laboral colombiana venía contemplando que el mayor plazo para los contratos a término fijo, modalidad que se usa en el fútbol de todo el mundo, era de tres años. Con la reciente reforma que entró en vigencia en julio, ahora se permite que sea a cuatro años.
Quien siga constantemente los fichajes de ligas europeas sabrá que tres años es muy poco para que un club pueda hacer contratos realmente fructíferos con los futbolistas y que esto conlleva un enorme desgaste por la necesidad de estar renovando los vínculos frecuentemente. Ampliando este tema, Claro Sports publicó un artículo con un caso de estudio que viven todos los clubes de Colombia con este asunto. Recomendadísimo.
5. Los enemigos, cerca
Sumado a las dificultades que se hayan podido mencionar hasta ahora, está el tema del mal ambiente. Se acude entonces nuevamente al aspecto de la mala memoria para refrescar algo que se puede revisar en videos de hace algunos años. Las pancartas en contra de los directivos y la representación mayoritaria que se vienen viendo en las tribunas no son recién hechas.
No sorprende el hecho de que hay gente que sale a pedir cosas en medio de su ignorancia y a lanzar acusaciones sin fundamentos, pero lo que sí es todo un acontecimiento es que estas no estén amarillas o roídas tras haberlas tenido guardadas durante cuatro años. Una dos: buen proceso de conservación o su retoque les hicieron.
Ya se había hecho mención a los personajes con el espíritu del Che Guevara, estandartes de la denuncia, escudo de la protesta, primera línea embajadora, dinastía de una hinchada sin esperanza y brillo del firmamento en los ojos del fútbol. Todo eso es, incluso, aceptable para un aficionado que solamente quiere ver a su equipo ganar, ¿pero también para alguien que dice ser periodista?
Aquí, entre infidencias, periodistas malintencionados hay. Eso se revalida todos los días. Lo realmente absurdo es que haya unos dizque “partidarios”, que lo único que han hecho es esperar los cuatro años descritos, escondidos detrás de una piedra, a que las cosas fueran mal para salir a provocar un incendio. Amparados en los derechos constitucionales de la libertad de prensa y expresión, se creen también con la potestad de arruinarle el nombre a alguien con calificativos que en un país donde operara la justicia ya los hubiese puesto afuera del estadio y ante un juez de competencia penal.
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