El pánico escénico deja a Atlético Bucaramanga al borde de la eliminación en Copa Sudamericana
El resumen es inexplicable: dominó, creó las mejores opciones, jugó media hora con un hombre más y perdió.

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Así sea solamente como anécdota, la realidad de este jueves es que Atlético Bucaramanga jugó bien. Hizo, en líneas generales, una buena presentación frente a Atlético Mineiro en el partido de ida por el repechaje de la Copa Sudamericana 2025. Sin embargo, como suele sucederle a los equipos colombianos ante los brasileños, el ingrediente emocional pareció pasarle factura.
No hay más explicación para el resumen del partido: un equipo que dominó, tuvo las opciones más claras, jugó con un hombre más por 30 minutos y perdió en casa cuando ya contaba con la superioridad de efectivos en el campo. Tal parece que las fallas que le costaron la desventaja en la serie son del recurrente pánico escénico ya descrito ante rivales presuntamente superiores.
Y eso es una realidad. El Leopardo no llegaba como favorito, pero el contexto del partido le brindó todo para que pudiera ganar y llevarse un resultado positivo a Brasil. Incluso, durante el primer tiempo y cuando todavía no se había dado la expulsión de Alan Franco, el cuadro santandereano pecó por no resolver bien en frente del arco. Todo lo demás lo estuvo haciendo bien, pero las malas decisiones en el último pase y a la hora de rematar cuestan mucho.
Los últimos minutos fueron de pura impotencia y Bucaramanga entró en un partido que no debía, por más de estar pendiendo después de haber jugado bien. La muestra del mal manejo de las emociones fue la expulsión de Bayron Duarte al enfrascarse en peleas innecesarias, cuando claramente emparejar la cantidad de jugadores en campo era un enorme beneficio para la visita.
Disfónico debió quedar Leonel Álvarez de rogarles a sus dirigidos a punta de gritos que pensaran bien para resolver y no se dedicaran únicamente a patear a cualquier parte. En eso, también entró el mérito del portero Everson, que apareció en los momentos precisos para salvar al Gallo, sobre todo en la primera parte.
Lastimosamente para el cuadro colombiano, las señales no son buenas. Si había algo que le permitía soñar bajo posibilidades reales es que las series comienzan empatadas y llevarse la igualdad ante la evidente diferencia en la calidad de la nómina no sonaba tan mal resultado. Ahora, es fútbol y cualquier cosa ocurre, pero el Leopardo va a necesitar un milagro para revertir la situación. El primer paso para esperar un favor divino, será librarse de la limitación mental.