Dia Internacional de la Niña: ¿Por qué se celebra el 11 de octubre?

La Organización de las Naciones Unidas instauró la conmemoración de este día desde el 2012, para este 2025 el lema es “La niña que soy, el cambio que lidero”

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Cada 11 de octubre se marca el Día Internacional de la Niña, una fecha establecida por la Asamblea General de las Naciones Unidas mediante la Resolución 66/170 en diciembre de 2011. La Organización de las Naciones Unidas fijó este día para reconocer los derechos de las niñas, visibilizar los desafíos que enfrentan por su género y edad, y promover su empoderamiento como agentes activos de cambio. Desde 2012 esa conmemoración se celebra globalmente.

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El tema de 2025 escogido para esta celebración es “La niña que soy, el cambio que lidero: Las niñas en primera línea de las crisis”. Esa consigna surge de consultas con organizaciones, aliados de la ONU y las propias niñas, con la finalidad de centrar la mirada no solo en los retos que padecen, sino también en su capacidad para aportar soluciones.

¿Por qué celebramos el Día Internacional de la Niña?

Esta conmemoración busca que la sociedad reconozca que las niñas enfrentan barreras específicas —como discriminación, violencia, desigualdad en acceso a la educación y salud— que requieren atención diferenciada. En muchos contextos, las niñas no solo carecen de recursos, sino que además sus voces son ignoradas o sus acciones son invisibilizadas.

Al cumplirse en 2025 los 30 años de la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing, el Día Internacional de la Niña adquiere un sentido simbólico adicional: ese plan global fue el primero en referirse explícitamente a los derechos de las niñas dentro de la igualdad de género.

La propia ONU considera imperativo que las niñas no sólo sean vistas como víctimas, sino como líderes desde su propia realidad. Cuando invertimos en su educación, salud mental, seguridad y participación política, se promueven sociedades más justas y sostenibles.

¿Cómo podemos apoyar el desarrollo y los derechos de las niñas?

Una forma es compartir sus historias, reconocer sus logros y amplificar sus voces. Así se contrarrestan narrativas que las colocan sólo como sujetas de vulnerabilidad. Además, es fundamental exigir políticas públicas que cubran sus necesidades específicas: educación, salud reproductiva, protección contra la violencia, bienestar socioemocional y apoyos en crisis.

Crear espacios dirigidos por niñas también es relevante: lugares seguros donde puedan expresarse, aprender, participar y recibir apoyo. Si tú puedes influir en una escuela, comunidad o institución, promueve que esos espacios existan.

Asimismo, es crucial que al dotar de recursos —financieros, humanos y técnicos— se prioricen programas focalizados para niñas. En situaciones de crisis y emergencias, sus necesidades suelen aumentar: el acceso a atención psicológica, protección y continuidad educativa debe contemplarse desde un enfoque con perspectiva de género.

Finalmente, el llamado es a verlas como agentes de cambio. Cuando reconocemos que las niñas no esperan para actuar, sino que ya construyen el futuro, transformamos la forma en que las incluimos en decisiones sociales, ambientales y políticas.

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