¿Las papas se meten al refrigerador? alimentos que nunca debes guardar a bajas temperaturas

Existen combinaciones de almacenamiento que deben evitarse

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En la cocina es común tener dudas sobre la mejor forma de conservar los alimentos. Muchas veces, por practicidad, se recurre al refrigerador como el lugar ideal para mantenerlos frescos y evitar que se echen a perder. Sin embargo, no todos los productos responden bien al frío y en algunos casos, incluso, puede ser contraproducente guardarlos ahí.

Las papas son uno de los ejemplos más claros. Aunque parezca lógico mantenerlas en el refrigerador, la ciencia de los alimentos indica lo contrario. Al exponerlas a temperaturas bajas se producen cambios en su composición que afectan tanto su sabor como su seguridad alimentaria.

Además, existen combinaciones de almacenamiento que deben evitarse. Una de las más comunes es colocar papas y cebollas juntas, algo que aunque parece inofensivo, puede acelerar el deterioro de ambos productos. Aquí explicamos los motivos.

¿Por qué las papas no se guardan en el refrigerador?

De acuerdo con la Food Standards Agency (FSA) de Estados Unidos, el frío transforma el almidón de la papa en azúcar. Cuando estas papas se fríen u hornean, ese azúcar se combina con un aminoácido llamado asparagina y genera un químico denominado acrilamida, asociado en diversos estudios con riesgos para la salud. Además, el sabor natural de la papa se ve alterado y el centro tiende a endurecerse.

La forma más recomendable de conservarlas es en una bolsa con perforaciones que permita ventilación, en un lugar fresco, seco y oscuro, lo que ayuda a evitar la aparición de brotes.

¿Por qué las cebollas nunca se deben guardar junto a las papas?

Aunque ambas suelen compartirse en la alacena, guardarlas juntas no es una buena idea. Las cebollas liberan gases y humedad que aceleran la descomposición de las papas, provocando que se deterioren con mayor rapidez. Por ello, lo ideal es mantenerlas en espacios separados: las papas en un sitio oscuro y ventilado, y las cebollas en un lugar fresco, también ventilado pero aislado, para prolongar la vida útil de ambos alimentos.

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