El origen de la rivalidad entre América y Cruz Azul: una historia de poder, orgullo y heridas abiertas
Cada enfrentamiento entre azulcremas y celestes es más que un partido: es un capítulo nuevo en una guerra deportiva que mezcla gloria y sufrimiento.

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El fútbol mexicano tiene múltiples duelos llenos de historia, pero pocos tan intensos como el que protagonizan América y Cruz Azul. Lo que comenzó como una simple competencia capitalina terminó convirtiéndose en una batalla de décadas marcada por títulos, finales, venganzas y memorias imborrables. Cada enfrentamiento entre azulcremas y celestes es más que un partido: es un capítulo nuevo en una guerra deportiva que mezcla gloria y sufrimiento.
Durante los años, ambos clubes han representado dos caras distintas del balompié nacional. El América, símbolo del poder, la mediática y la exigencia por ganar siempre; y Cruz Azul, reflejo del esfuerzo, la constancia y la lucha contra las adversidades. Esa dualidad ha hecho del Clásico Joven un enfrentamiento cargado de emociones, donde los recuerdos del pasado pesan tanto como el marcador del presente.
Pero, ¿cómo nació realmente esta rivalidad? El camino comenzó hace más de medio siglo, cuando un equipo recién ascendido desafió la hegemonía del gigante de Coapa y, contra todo pronóstico, empezó a escribir su propia historia en el fútbol mexicano.

Los orígenes: de un ascendido a un contendiente
A mediados de los años 60, Cruz Azul logró el ascenso a Primera División y se topó por primera vez con el América en 1964, cayendo ante los entonces llamados Millonetas. Por un tiempo, la diferencia de jerarquías era evidente: el club cementero aún buscaba identidad, mientras los de Coapa dominaban el escenario. Todo cambió en 1968, cuando Cruz Azul obtuvo su primer triunfo ante el América y, poco después, su primer campeonato de liga, iniciando una época dorada.
El parteaguas: finales compartidas y una misma casa
La temporada 1971-72 marcó el punto de quiebre. Cruz Azul se mudó al Estadio Azteca, compartiendo sede con el América, lo que encendió las tensiones entre aficiones. Ese mismo año, ambos equipos se encontraron en una final histórica: La Máquina goleó 4-1 al América y levantó el trofeo en la misma casa de su rival. Desde ese momento, el duelo dejó de ser un simple encuentro de liga y se convirtió en una cuestión de orgullo.
El nacimiento del Clásico Joven
Aunque la rivalidad ya ardía, fue hasta 1980 cuando el periodista Gerardo Peña acuñó el término “Clásico Joven”. El apodo resumía lo que la cancha mostraba: una disputa entre dos equipos de reciente protagonismo, con jugadores legendarios como Reinoso, Borja, Quintano o Marín, que dieron forma a una nueva era del fútbol mexicano.
Años de dominio y revancha
Durante los años 70, Cruz Azul fue el club más dominante del país, mientras el América buscaba recuperar terreno. Pero en los 80 llegó la respuesta azulcrema: títulos, figuras extranjeras y una revancha esperada en la final de la temporada 1988-89. En dos vibrantes partidos, el América se impuso 5-4 en el global, con un tanto decisivo de Carlos Hermosillo, quien años más tarde sería ídolo… de Cruz Azul.
El punto más doloroso: la final del Clausura 2013
Pocas noches han marcado tanto a un equipo como la del 26 de mayo de 2013. Cruz Azul tenía el título en las manos ante un América con un jugador menos. Pero en tres minutos, el destino cambió: Aquivaldo Mosquera y Moisés Muñoz forzaron los penales y el América levantó el trofeo tras una de las remontadas más dramáticas en la historia del fútbol mexicano. Esa herida aún duele en la memoria cementera.
Una rivalidad que no se apaga
Desde aquel día, el América y Cruz Azul se han vuelto a cruzar en finales, fases decisivas y partidos cargados de historia. Las paternidades, los títulos, las sequías y los milagros han hecho del Clásico Joven un duelo que simboliza el pasado, presente y futuro del balompié nacional. Para ambos, ganar este encuentro siempre significará más que sumar tres puntos: es mantener viva la llama de una rivalidad que define a toda una era del fútbol mexicano.
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