Marruecos y su ascenso meteórico en el fútbol internacional
Marruecos vive su era dorada: campeón del Mundial sub 20, cuatro Mundiales seguidos y figuras como Hakimi triunfando en Europa

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El fútbol marroquí vive su época dorada. En menos de una década, Marruecos pasó de ser una selección con aspiraciones limitadas a convertirse en un auténtico referente internacional, tanto en categorías mayores como juveniles. Su crecimiento, sostenido desde 2018, ha sido producto de una planificación estratégica, inversión en formación y una generación de futbolistas con talento y mentalidad ganadora.
Desde el histórico cuarto lugar en el Mundial de Qatar 2022 hasta el reciente título en el Mundial sub 20 de 2025, el país africano ha demostrado que no es casualidad su éxito. Marruecos ya no es una sorpresa: es una potencia emergente, un ‘matagigantes’ que ha aprendido a competir y vencer a las grandes potencias del fútbol mundial.
Crecimiento continental e internacional
El ascenso marroquí comenzó a consolidarse en el continente africano. El Campeonato Africano de Naciones (CHAN) marcó el punto de inflexión: Marruecos se coronó campeón en 2018 y repitió el título en 2020, logrando un bicampeonato histórico. Estos torneos, disputados con jugadores que militan en la liga local, evidenciaron la profundidad del talento interno y el acierto en el trabajo de cantera.
La verdadera revolución llegó con la selección absoluta. En Qatar 2022, Marruecos se convirtió en la primera selección africana en alcanzar las semifinales de una Copa del Mundo. Eliminó a España en octavos y a Portugal en cuartos, demostrando que su nivel competitivo podía desafiar a las grandes potencias europeas. El cuarto lugar obtenido en ese Mundial fue más que un logro deportivo: fue una declaración de ambición.
En las categorías inferiores, el país también comenzó a recoger frutos. En la Copa Africana sub 23 de 2023, Marruecos se proclamó campeón tras vencer a Egipto en la final. Este título garantizó su participación en los Juegos Olímpicos de Paris 2024, donde la selección africana volvió a brillar al conseguir la medalla de bronce tras golear 6-0 a Egipto. Fue un logro inédito que confirmó la madurez de su proceso formativo.
El mismo año, en la Copa Africana sub 17, Marruecos llegó a la final y finalizó como subcampeón, consolidando una estructura juvenil sólida y competitiva. Un año más tarde, en 2025, los marroquíes completaron su revancha al ganar la Copa Africana sub 17, sumando otro título continental a su creciente palmarés.
El proyecto futbolístico marroquí no se detiene. El país se aseguró su participación en el Mundial 2026, convirtiéndose en la primera selección africana en clasificarse para cuatro Copas del Mundo consecutivas (2018, 2022, 2026 y 2030, esta última como anfitrión junto a España y Portugal). Su papel como coorganizador del Mundial 2030 simboliza el reconocimiento internacional al trabajo de toda una generación.
En apenas siete años, Marruecos ganó títulos en todas las categorías y consolidó una identidad futbolística basada en disciplina, técnica y confianza. El crecimiento ya no es una promesa: es una realidad palpable en cada torneo que disputa.
El Mundial sub 20: la coronación de un proyecto exitoso

El punto culminante del éxito marroquí llegó en Chile 2025, con el histórico título del Mundial sub 20. Marruecos dominó la fase de grupos más difícil del torneo, superando a potencias como España y Brasil. Terminó primero en su zona con victorias contundentes, mostrando un fútbol moderno, dinámico y tácticamente impecable.
En las fases finales, los jóvenes ‘Leones del Atlas’ mantuvieron su ritmo imparable. Derrotaron con autoridad a rivales sudamericanos y europeos hasta llegar a la gran final, donde vencieron 2-0 a Argentina con una actuación memorable de Yassir Zabiri, autor de los dos goles. Por primera vez en la historia, Marruecos se coronó campeón del mundo sub 20, un logro sin precedentes para una nación africana.
Este título fue la culminación de un proceso que comenzó años atrás en el Complejo Mohammed VI de Fútbol, una academia de alto rendimiento inaugurada en 2019 que se ha convertido en la piedra angular del desarrollo futbolístico marroquí. Allí se han formado generaciones completas de jugadores que hoy alimentan tanto las selecciones menores como la absoluta.
El éxito en el Mundial sub 20 representa más que una copa: es la validación de un modelo deportivo. Marruecos apostó por la continuidad, por técnicos nacionales y por una metodología que combina rigor táctico, desarrollo físico y mentalidad europea. Hoy, sus jóvenes futbolistas no solo compiten, sino que ganan y convencen.
La victoria también reafirma la nueva jerarquía del fútbol africano. Marruecos no solo ha igualado el nivel de las potencias europeas y sudamericanas, sino que ha tomado la delantera en el desarrollo formativo. La estructura federativa, los torneos internos y la inversión estatal en infraestructura futbolística son ahora ejemplo para el continente.
El Mundial sub 20 2025 fue la coronación de una década de esfuerzo y planificación. Marruecos se convirtió en sinónimo de éxito, y su nombre ya forma parte de la conversación global sobre el futuro del fútbol.
Jugadores destacados en sus clubes

El crecimiento de Marruecos no se limita a sus selecciones. Sus futbolistas también brillan en los clubes más poderosos del mundo, demostrando que el talento marroquí es competitivo en cualquier escenario. El caso más emblemático es el de Achraf Hakimi, figura del Paris Saint-Germain, quien en 2025 logró lo que muchos consideraban imposible: ganar la UEFA Champions League con el PSG. Hakimi fue clave en la final ante el Inter de Milán, marcando el primer gol y levantando el trofeo más importante del fútbol europeo. Su consagración no solo enaltece su carrera, sino que representa la consolidación del jugador marroquí moderno: técnico, veloz y con carácter ganador.
A su lado, Yassine Bounou, héroe del Sevilla en la Europa League 2023, sigue siendo uno de los porteros más respetados del planeta. Sus actuaciones en Qatar 2022 fueron fundamentales para que Marruecos llegara a semifinales. ‘Bono’ es el ejemplo de liderazgo y templanza que se ha trasladado a toda la estructura del fútbol marroquí.
Otro caso notable es el de Brahim Díaz, quien decidió representar a Marruecos en 2024 tras su paso por España. Su incorporación a la selección aportó creatividad y experiencia internacional, sumando valor al plantel de Walid Regragui. Su decisión refleja el atractivo actual del proyecto marroquí: jugadores con doble nacionalidad eligen vestir la camiseta de los ‘Leones del Atlas’ por convicción y orgullo. El éxito de estos jugadores en sus clubes europeos retroalimenta el nivel competitivo de la selección nacional. Son embajadores del nuevo fútbol marroquí: disciplinado, técnico y ambicioso.
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