La historia detrás de los posters oficiales del Mundial 2026 en México
El ilustrador, conocido como ‘Cuemanche’ explica cómo el arte, la identidad y la pasión por el fútbol se unieron en las obras que representarán a las sedes del torneo
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El artista Mario Cortés, conocido como ‘Cuemanche’, es el autor de los posters oficiales del Mundial 2026 en México. Sus tres obras, creadas para las sedes de Guadalajara, Ciudad de México y Monterrey, fueron presentadas en abril de 2024 y se consolidaron como una de las piezas visuales más destacadas de la próxima Copa del Mundo. Cada diseño combina símbolos locales, color y referencias culturales que retratan la forma en que el país vive el fútbol.
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Cortés forma parte de una nueva generación de ilustradores que han llevado el arte digital al terreno deportivo. Su trayectoria incluye colaboraciones con la Champions League y la FIFA, y su estilo se distingue por unir identidad, narrativa y emoción. En entrevista exclusiva para Claro Sports, explicó cómo abordó el proyecto, los retos del proceso creativo y la responsabilidad de representar a México ante el mundo.
La relación entre el arte y el deporte
Cuemanche analizó la relación entre deporte y arte. En su visión, ambos mundos comparten una capacidad narrativa que va más allá de lo visual o lo técnico. El arte, dice, puede captar lo que el fútbol genera emocionalmente; y el fútbol, a su vez, ofrece historias, personajes y símbolos que se vuelven materia prima para la creación.
“El deporte es un pretexto perfecto para crear cosas. He aprendido que hay una historia detrás de cada deporte, de cada partido, de cada jugador. No nada más se trata de poner su retrato o un balón y ya. Creo que eso es lo interesante del deporte y del arte: este vínculo en el que hay muchos elementos que lo visten, que le dan personalidad e identidad. Ponerles atención y traerlos a la conversación en un discurso creativo y gráfico los vuelve más interesante”.

La llamada de la FIFA
El reconocimiento de la FIFA llegó como una sorpresa para Cortés. Su trabajo, que durante años había orbitado en la intersección entre el arte y el fútbol, de pronto se convirtió en parte del relato visual de una Copa del Mundo. El ilustrador recuerda ese momento con la satisfacción de ver su obra alcanzar una plataforma global, pero también la conciencia de que el encargo implicaba una enorme responsabilidad cultural y simbólica.
“Pues muy feliz, la verdad, muy orgulloso. De pronto también es algo fuerte, una noticia compleja que hay que digerir y que creo que todavía sigo digiriendo. Trae muchas cosas consigo, como poder platicar con medios y estar, digamos, de este lado de la cámara. Con mucho orgullo de haber logrado presentar algo que se decidió que era digno de representar a nuestro país y a nuestras sedes de cara a este Mundial. Eso es increíble: que el trabajo se reconozca y que termine llegando a las masas y vistiendo, de alguna manera, un evento tan importante y trascendente como una Copa Mundial”.
Tres diseños con una misma identidad
El proceso de creación no fue improvisado. Cortés recibió lineamientos estrictos de la FIFA: paletas de color, logotipos, tipografías y estructuras predefinidas. A partir de ahí, debía construir algo propio, con identidad y coherencia entre las tres sedes. El reto, cuenta, fue lograr que cada ciudad tuviera su voz sin que una dominara a las otras. Era necesario crear una narrativa visual compartida, pero con matices que hablaran de su historia, de su carácter y de la manera en que cada una vive el fútbol.
“Con la convocatoria de FIFA venía una serie de lineamientos a los que había que poner atención: colores, logotipos, tipografías que ya venían previamente definidos. Leer toda esa información y tratar de transcribirla en un lenguaje gráfico, con una propuesta que comunicara y trajera consigo un mensaje y una identidad para cada una de las ciudades fue un gran reto. Crear tres posters que en su conjunto funcionan como una identidad, pero que cada uno tuviera personalidad propia. Ese fue el reto: explorar propuestas y composiciones. Una de las intenciones era que ninguna de las sedes se sintiera como la principal, por eso la decisión de que compartieran una estructura y composición responde a esa parte esencial”.
Rituales, ciudades y el fútbol como reflejo cultural

Para definir qué debía aparecer en cada pieza, Cuemanche realizó un trabajo de observación e investigación sobre la vida cotidiana en torno al fútbol en cada ciudad. No se trataba solo de representar estadios o monumentos, sino de retratar los rituales, los sabores y las costumbres que acompañan el juego. Esa mirada antropológica le permitió construir una iconografía más amplia, en la que el aficionado y su entorno son tan importantes como el balón.
“Los tres posters se fueron formando un poco en paralelo. Yo, como chilango, intenté que ese fuera el primer acercamiento con la creación de los posters. De ahí surgió la pregunta: ¿Qué distingue al fútbol de Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey, si básicamente son las mismas reglas? Había que rascarle e intentar ver qué le da identidad al fútbol, más allá de un balón o una persona correteándolo durante 90 minutos. La intención era explorar qué comemos cuando nos juntamos a ver un partido, qué música escuchamos, qué paisajes vemos camino al estadio. Todos esos elementos giran alrededor del ritual de ver fútbol, de la pasión. Hay colores y escudos distintos, pero se trataba de representarlos a todos en conjunto, sin importar el equipo o la ciudad”.
El proceso fue largo y exigente. Cortés explica que para lograr una representación equilibrada tuvo que sumergirse en la vida cultural de cada sede, revisando desde expresiones populares hasta referencias arquitectónicas. Pasó semanas recolectando imágenes, texturas, colores y escenas que capturan el espíritu de cada región. .
“También fue un reto ver más allá del balón y de la copa, y traer elementos que sumaran al discurso narrativo. Ciudad de México es la ciudad antigua e histórica; Guadalajara, la ciudad de tradiciones y artes; y Monterrey, la ciudad de la industria y el desarrollo. Estas líneas fueron definiendo qué elementos formarían parte de cada póster, dándole poco a poco su personalidad”.
Influencias del muralismo y el Art Decó mexicano

A nivel estético, el artista también partió de una base profundamente mexicana. En su obra hay ecos del muralismo y del Art Decó, dos movimientos que han dejado huella en la arquitectura y la iconografía del país. Las influencias de figuras como Jorge González Camarena o Juan O’Gorman se reflejan en la composición, en el uso del color y en la búsqueda de equilibrio entre narrativa y forma. En los diseños hay un esfuerzo por condensar historias, personajes y símbolos en una sola composición, como si cada obra fuera una narrativa visual de la ciudad
“Creo que el muralismo es un referente que uno no puede esquivar como mexicano. En mi formación fue importante: lo vi en la escuela muchas veces y he admirado a esos grandes maestros desde hace mucho. También el Art Decó, una corriente arquitectónica muy distintiva de la Ciudad de México. Caminando por colonias con edificios de este estilo, veía fachadas con figuras humanas, motivos florales y paisajes detrás. Al verlo, era evidente: ‘aquí está el póster’, en una ventana ya estaba toda una estructura gráfica que hablaba de muchas cosas”.
Un espejo para el público
Más allá de los reconocimientos, Cuemanche considera que el propósito final de su trabajo es provocar una conversación sobre la identidad. Cada espectador puede sentirse reflejado o, al contrario, cuestionar los elementos que no lo representan. Para él, esa reflexión colectiva —esa pregunta abierta sobre lo que somos como país— es la esencia de su propuesta.
“Intento abordar la pregunta de: ¿Qué nos representa? Quizá las personas que los vean puedan encontrar elementos que hablen de ellos mismos, y si no, que sea una oportunidad para preguntarse qué sí los representa. ‘Quizá el mariachi o el luchador no, o la carnita asada no me representa como regiomontano o chilango’, pero tener esa pregunta rondando es interesante. Quien los vea puede pensar: ‘yo hubiera puesto este elemento’, ‘hubiera quitado este’, ‘hubiera tomado más este color’. Esta pregunta trae mucho autoconocimiento cuando uno se la hace. Me gusta pensar que es algo que la gente llega a cuestionarse cuando ve estos posters”.
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