Ulises Dávila se declara culpable por liderar esquema de amaño de apuestas en Australia
El mexicano se declara culpable del caso que salió a la luz el año pasado y espera sentencia en diciembre de 2025. No se descarta una pena de varios años
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Ulises Dávila, exjugador dell Macarthur FC de la liga australiana, enfrenta uno de los mayores escándalos de corrupción deportiva en Oceanía tras declararse culpable de liderar un esquema de amaño de apuestas. La investigación reveló que el mediocampista coordinó acciones dentro de los partidos para obtener beneficios económicos a través de apuestas ilegales. Dávila aceptó su responsabilidad ante la justicia australiana y ahora espera sentencia el 19 de diciembre de 2025, mientras el mundo del fútbol observa con atención un caso que podría marcar un precedente en la lucha contra la manipulación de resultados.
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El inicio del escándalo
El caso comenzó a salir a la luz a mediados de 2024, cuando la policía de Nueva Gales del Sur descubrió movimientos financieros sospechosos vinculados a partidos de la A-League, la máxima categoría del fútbol australiano. Entre los nombres señalados, el de Ulises Dávila sobresalía su perfil como jugador extranjero y por su rol de capitán del Macarthur FC.
Las autoridades detectaron que en varios partidos de la temporada 2023-2024 se habían registrado apuestas inusuales relacionadas con la cantidad de tarjetas amarillas que recibirían ciertos jugadores. Las investigaciones revelaron que Dávila habría contactado a sus compañeros para inducirlos a cometer faltas deliberadas con el fin de alterar los resultados de esas apuestas.
El partido clave en la investigación fue el disputado el 9 de diciembre de 2023, entre el Macarthur FC y el Sydney FC, donde Dávila, Clayton Lewis y Kearyn Baccus recibieron tarjetas amarillas sospechosas. Según la fiscalía, los tres futbolistas acordaron provocar sanciones disciplinarias a cambio de dinero, lo que permitió que los apostadores obtuvieran beneficios de más de 200 mil dólares australianos.
La confesión de Dávila
Tras varios meses de investigación, el mexicano aceptó su culpabilidad en los cargos principales de manipulación de eventos deportivos, mientras que otros ocho cargos menores fueron retirados por la fiscalía. Durante la audiencia celebrada en Sídney, el jugador reconoció haber organizado y financiado el plan, pagando alrededor de 10 mil dólares australianos a sus compañeros involucrados.
Según los documentos judiciales, Dávila fue el cerebro del esquema, quien mantenía contacto con apostadores externos y gestionaba las instrucciones a los demás futbolistas. Los fiscales lo describieron como “el líder operativo de una red de manipulación de resultados con fines económicos”, una figura central que combinaba su influencia dentro del equipo con una red de contactos fuera del campo.
Por su parte, los otros implicados, Clayton Lewis y Kearyn Baccus, se declararon culpables y fueron condenados en septiembre de 2025 a penas de buena conducta, lo que les permitió evitar la prisión. En cambio, Dávila podría enfrentar una sentencia más severa, con posibilidad de pena de cárcel dependiendo del dictamen final del tribunal en diciembre.
La reacción del Macarthur FC y la A-League
El club Macarthur FC suspendió de inmediato a Dávila tras conocerse su declaración de culpabilidad, emitiendo un comunicado en el que expresó su “profunda decepción y compromiso con la integridad del deporte”. La institución aseguró que colaboró desde el inicio con las autoridades y que implementará nuevos mecanismos internos de control y monitoreo de apuestas deportivas.
Por su parte, la Federación Australiana de Fútbol (Football Australia) calificó el caso como “una mancha para el deporte nacional” y subrayó que reforzará las políticas de educación y prevención de amaños dentro de todas sus categorías profesionales.
“La integridad del juego es sagrada y no toleraremos ningún tipo de manipulación”, señaló un portavoz de la liga. La organización confirmó que Dávila y los otros jugadores implicados podrían ser inhabilitados de por vida para competir en el fútbol profesional australiano.
Un golpe a la reputación de Dávila
Hasta antes del escándalo, Ulises Dávila era uno de los futbolistas mexicanos más reconocidos en el extranjero. Formado en las fuerzas básicas de Chivas, llegó a jugar en el Chelsea FC de Inglaterra y más tarde pasó por ligas de Portugal, España, India y Nueva Zelanda. En Australia se había consolidado como un referente, incluso siendo elegido Mejor Jugador de la A-League en 2021.
Su liderazgo dentro del Macarthur FC era indiscutible. Sin embargo, el escándalo borró gran parte de su prestigio. Medios australianos y mexicanos coinciden en que su caso representa una caída estrepitosa de un futbolista que había construido una carrera sólida en el extranjero.
Además, el hecho de que haya sido el capitán del equipo agrava su situación moral y profesional, pues era quien debía dar el ejemplo a sus compañeros. “Pasó de ser el símbolo de un club joven y ambicioso a convertirse en su mayor vergüenza”, tituló el diario Sydney Morning Herald.
Consecuencias legales y deportivas
De acuerdo con las leyes australianas, el delito de manipulación de resultados deportivos puede acarrear penas de hasta diez años de prisión, aunque la sentencia depende de la gravedad y el nivel de participación del acusado. En el caso de Dávila, su admisión de culpabilidad podría servirle como atenuante, pero los fiscales insistirán en que, como líder del esquema, debe recibir un castigo ejemplar.
Mientras tanto, el jugador permanece en libertad condicional a la espera del juicio de sentencia programado para el 19 de diciembre de 2025. Su defensa argumentará que no obtuvo grandes beneficios económicos y que fue manipulado por apostadores externos, aunque las pruebas lo ubican en el centro de la red.
En el ámbito deportivo, es casi seguro que Dávila no volverá a jugar profesionalmente en Australia. La FIFA podría extender la sanción a nivel internacional, lo que impediría que firme con cualquier otro club, incluso fuera del país.
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