Chucho Ramírez cree que el fútbol mexicano se quedó corto tras el título mundial sub 17
El entrenador de la selección campeona habló en exclusiva para Claro Sports por W Radio en el vigésimo aniversario del triunfo en Perú
- Jesús Ramírez y la mentalidad que cambió la historia para conquistar el Mundial sub 17
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El 2 de octubre de 2005 quedó marcado como un día histórico para el fútbol mexicano. La selección sub 17 dirigida por Jesús Ramírez derrotó 3-0 a Brasil en Lima y se convirtió en campeona del mundo, un logro sin precedentes que rompió paradigmas y que, en su momento, prometía transformar el desarrollo del balompié nacional. La imagen de aquellos jóvenes levantando la copa fue interpretada como el inicio de una nueva era.
Veinte años más tarde, sin embargo, el balance es distinto. Aquel título se mantiene como una gesta inolvidable, pero no como la base de un proyecto sostenido. En entrevista exclusiva para Claro Sports por W Radio, “Chucho” Ramírez hizo un repaso crítico de lo que significó ese campeonato y de por qué el fútbol mexicano no logró dar un salto mayor. Según explicó, el triunfo fue resultado de un proceso largo y bien planificado, pero la falta de continuidad impidió que se tradujera en éxitos posteriores en categorías mayores.
El estratega habló de todo: la importancia de los procesos, el vacío que se generó tras 2005, la necesidad de un mayor compromiso de los jugadores y la construcción de aquel equipo que cambió la historia. También recordó el papel de la mentalidad en la preparación, destacando la influencia de su esposa en el trabajo psicológico del grupo. El mensaje fue claro: México tuvo en sus manos la oportunidad de transformar su fútbol, pero dejó pasar la ocasión.
La continuidad que nunca llegó
Ramírez insistió en que el gran problema no fue la generación dorada, sino lo que vino después. Para él, el balompié mexicano no supo dar seguimiento a un proceso exitoso y se limitó a celebrar un logro que terminó convertido en anécdota histórica. Subrayó que la falta de continuidad borró la posibilidad de consolidar una base sólida que trascendiera más allá de aquel título, y un sistema que se pueda replicar con otras generaciones juveniles.
“Sí, no, yo creo que la continuidad es parte fundamental del éxito en la vida. Las empresas, lo demás, ¿no? Entonces, cuando no hay continuidad, pues todo se va truncando y se va quedando ahí y queda como un hecho histórico”.

El presente de la selección mayor
Al mirar la situación actual del balompié azteca, el entrenador contrastó la calidad que se vio en 2005 con lo que hoy muestra la selección mayor. Ramírez considera que México ha perdido terreno, no porque falte talento, sino porque no hubo un plan que permitiera que ese talento madurara y se consolidara en la élite.
“A la distancia, con nuestra selección mayor, se ha escuchado que no hay la suficiente calidad, que hoy no hay esa diferencia. Después de ver la calidad que se podía generar, nos quedamos cortos. Por eso es urgente hacer un plan, un proyecto a futuro. Que los chavos tengan ese proceso de maduración y se consoliden más rápido y mejor”.
Compromiso del futbolista
Ramírez también señaló que la responsabilidad no recae únicamente en los directivos, clubes o entrenadores. Para él, el jugador mexicano debe asumir un papel más serio en su carrera, con disciplina y profesionalismo, condiciones que considera indispensables para que el nivel competitivo crezca. El técnico capitalino advirtió que mientras no exista ese cambio de mentalidad individual, cualquier proceso colectivo corre el riesgo de quedarse incompleto.
“Sí, hay que mejorar muchas cosas, incluso al mismo jugador. El mismo jugador tiene que ser más comprometido, más responsable. Ser realmente un profesional para que esto cambie. Creo que hay responsabilidad del jugador, estar más metido en su profesión, pienso yo. Entonces va de la mano el desarrollo con la educación y entonces ahí vamos a crecer”.
El armado del equipo campeón
El entrenador recordó cómo se construyó aquel grupo que conquistó Perú 2005. Detalló que el proceso comenzó en 2001 con un scouteo nacional que incluyó tanto a futbolistas del sector aficionado como a juveniles de fuerzas básicas. Ese trabajo permitió reunir a una base competitiva que, con el tiempo, se consolidó como la selección campeona.
“Fue un proceso altamente rico porque todo esto inició en el 2001 haciendo todo un scouteo por todo el país. Se hizo una selección de cada estado de la República del sector aficionado, ni siquiera eran jugadores que estaban en fuerzas básicas. Todo un proceso de muchos años. Después jugamos el sub 20, desafortunadamente perdimos con un autogol ante Argentina y fue campeón. Era un equipo que fue sumando jugadores, Pablo Barrera, Cata Domínguez, el Chicharo ya fue a ese mundial, entonces se fue haciendo mejor la selección”.
No obstante, subrayó que después del título, cada club dio oportunidades según sus propios intereses y en la selección mayor los llamados dependieron de los técnicos en turno, lo que rompió la cadena de continuidad.
“Ya después cada club le dio la oportunidad que quiso a sus jugadores y luego ya el tema final. La selección mayor tiene un responsable como técnico y también decide o no, llamar a alguno de estos chavos y a lo mejor ahí se parte todo. Pareciera que los chavos ya no ya no funcionan. Pero yo no lo veo así. Yo creo que todos eran en su mayoría posibles candidatos para consolidarse”.
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