Nacho Ambriz resalta el talento de Gilberto Mora y pide paciencia en su desarrollo
El técnico de León habló sobre el talento del juvenil, la generación sub 20 y su visión del fútbol mexicano a pocos meses del Mundial
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Ignacio Ambriz regresó al fútbol mexicano para iniciar su segunda etapa al frente del León. A los 60 años, el entrenador combina la experiencia de su paso como jugador mundialista, los éxitos pasados con los Panzas Verdes y la responsabilidad de guiar a una nueva generación de futbolistas que comienzan a consolidarse. En medio del regreso al banquillo esmeralda, el estratega habló en exclusiva para Claro Sports sobre los jóvenes, la forma de acompañarlos y la necesidad de proteger el talento en un entorno cada vez más exigente.
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Uno de esos nombres es Gilberto Mora, mediocampista de la selección sub 20 y una de las mayores promesas del fútbol mexicano. Ambriz lo conoció desde sus primeros pasos como profesional y conserva un recuerdo nítido de aquel día. En su mensaje para el juvenil hay respeto y admiración, pero también advertencia: el talento debe disfrutarse sin presiones, con la paciencia necesaria para proteger su evolución.
Un talento que juega con libertad
El entrenador recordó con detalle el día que vio por primera vez a Mora. Mientras dirigía a Santos Laguna, el juvenil debutó contra su equipo y, para sorpresa de todos, marcó un gol. Aquel momento, más allá del resultado, quedó grabado en Ambriz por la frescura con la que el chico jugaba. Desde entonces, lo identifica como un talento diferente, uno que juega con alegría y conserva la espontaneidad del fútbol callejero, algo que considera vital en un entorno que tiende a presionar demasiado pronto a los jóvenes.
“He tenido la oportunidad también de trabajar con algunos jóvenes que han llegado a la selección, que me ha tocado debutarlos, y no los dejaba hablar a la prensa porque me inquietaban. Ahora más con tanta red social. Lo curioso de Mora: me tocó cuando estaba en Santos, debuta contra nosotros y nos hace un gol. Me acuerdo que cuando lo vi dije: ‘¿Este chiquitito quién es?’. La carita de inocente que tiene. Me acuerdo que le pregunté: ‘¿Vas a debutar?’. Dijo: ‘Sí, profe’, y yo le dije: ‘Te deseo lo mejor, recuerda que solamente trabajando lograrás cosas’. Hoy me preguntan: ‘¿Tú qué le dirías?’. Que no pierda la alegría. Tú lo ves jugar alegre, con la sonrisa en la cara. Yo diría: déjenlo jugar así. Yo veo un juego del barrio. Cuando jugamos en la calle, las piedras, las coladeras, esquiva el coche porque si no te atropella, y tú lo ves y así juega. Yo les diría: déjenlo, déjenlo jugar, no hablemos más allá de lo que él va sintiendo”.
Ambriz subrayó la importancia del acompañamiento. Cree que el entorno es determinante para el crecimiento de un jugador y que Mora tiene a su alrededor a las personas correctas. Menciona a su padre, exfutbolista, como una guía constante, y a Sebastián “Loco” Abreu, técnico de Tijuana, como una figura clave en su desarrollo. Ambos, dice, sabrán ayudarlo a transitar un proceso que requiere paciencia y equilibrio.
“Creo que Javier lo tiene también muy claro con él. Llevarlo a un Mundial y que no se espante. Después, ¿Quién está al cargo de él? Su papá, que jugó al fútbol, y yo creo que una persona importante para él también va a ser el Loquito Abreu, que tiene un camino como entrenador impresionante y como jugador. Van a ser los dos que van a decir: ‘Calmado, eh, calmado, que esto es poco a poco’. Y después, si lo meten a jugar, yo le diría: ‘Juega como juegas, ¿no?’. O sea, esa idea que él tiene. Y siento que lastimosamente no nos salen tres o cuatro, nos sale uno y después tardamos años en sacar otro. Es protegerlo y dejar que el tiempo pase, y que el día de mañana podamos verlo también”.

Una generación que marca diferencia
Más allá de nombres individuales, Ambriz mira con optimismo al grupo que representa hoy a México en el Mundial sub 20. Lo considera una camada distinta, más madura que las anteriores y con una ventaja que pocos ciclos juveniles han tenido: muchos ya saben lo que significa jugar en Primera División. Para él, ese recorrido temprano les da una base competitiva que puede marcar una diferencia si se les acompaña bien y se les ofrece continuidad.
“Yo creo que es la mejor, a ver si no me equivoco, que más minutos tiene en Primera División a esta edad. Creo que no me voy a equivocar. Agrégale que tienen talento, agrégale que tienen personalidad, porque lo han demostrado en equipos que son equipos grandes los que están jugando. Agrégale que los veo con carácter; son chiquitos, pero con carácter. Yo creo que hoy por hoy es una camada a la que no deberíamos darle la espalda”.
El técnico también tuvo palabras para Eduardo Arce, entrenador del combinado juvenil, a quien reconoció por su gestión en el torneo. Aunque advirtió que enfrentar a Argentina en cuartos no será sencillo, Ambriz confía en la madurez y alegría de un grupo que, más allá del resultado, representa el futuro inmediato del fútbol mexicano.
“Yo creo que es simplemente también felicitar a Arce porque está haciendo un gran papel en este Mundial. Después, esperamos, ojalá se pueda, que sean campeones. Tienen un partido complicado contra Argentina, pero si muestran esa personalidad, esa alegría, esa experiencia que ellos ya llevan acumulada en Primera División, yo siento que es una camada de la que hay que estar muy al pendiente”.
La experiencia como punto de partida
El regreso de Ambriz a León se vive con naturalidad. No lo asume como una revancha, sino como una nueva oportunidad de consolidar un proyecto en un lugar donde ya dejó huella. Su discurso se apoya en la gratitud y en la idea de que la experiencia acumulada, tanto suya como la del cuerpo técnico, será clave para devolverle al equipo la identidad que lo llevó al título en 2020.
“No pueden ser iguales. Primero, porque no es el mismo equipo. Igual, yo tengo más años, más experiencia, y siempre he creído: o lo haces bien o lo haces mal. Lo que sí sé, junto con mi cuerpo técnico, es que estamos muy contentos de regresar otra vez a un lugar donde las cosas nos salieron bien muchos años atrás, donde había una buena conexión desde Jesús, que era el dueño, con Rodrigo, con Angelito, que son la parte de la directiva, y luego todo lo que componemos y agregamos a la afición, porque hay una buena conexión. También agradezco a Dios que me dé esta posibilidad, a Jesús y a su papá, de que vuelvan a confiar en mí. Entonces, es un bonito reto, la verdad, y estoy muy contento de estar aquí”.
Trabajar con James Rodríguez

James Rodríguez atraviesa su segundo torneo con León, en un contexto donde las expectativas siguen siendo altas. Ambriz ha manejado la situación con calma y sin dejarse llevar por la presión externa. No lo deslumbra el nombre, sino el proceso de conexión que implica dirigir a un jugador con tanto recorrido. Su experiencia en Europa, donde trabajó junto a Javier Aguirre con figuras como Agüero o Forlán, le enseñó que el primer paso para lograr resultados está en conocer a la persona, no solo al futbolista.
“A mí no me incomoda, porque bueno, cuando Javier me invitó para Europa había tipos como el Kun Agüero, Forlán, Maxi, Fernando Torres y Heitinga, y todos esos. Bueno, va por ahí. Después, como entrenador, me toca Ronaldinho y hoy me tocó James. Son de estos tipos top. Simplemente he aprendido que primero son seres humanos y yo trato, en esa parte, de buscarlos. Me vine muy temprano el lunes a platicar con cada uno, mirarlos a los ojos, porque cuando hablas en grupo, pues uno que otro se te esconde. Dices algo y piensas: ‘Yo no soy’. Entonces, la verdad, siempre lo hago personalmente: ‘¿Cómo estás? Me interesas como persona, porque yo también fui futbolista’, les digo. ‘De repente nos gana el ego, echamos culpas, queremos que todo sea a favor de nosotros’. Y digo: ‘Como persona me interesas porque quiero que estés bien, en qué te puedo ayudar, en qué tú me puedes aportar’”.
Ambriz detalló que su primera charla con James fue franca y directa. Le mostró videos, le explicó su idea de juego y lo invitó a comprometerse con el proceso. Reconoció su calidad, pero insistió en que lo esencial será la actitud diaria. “Paciencia y trabajo” son los únicos caminos que conoce en el fútbol.
“Entonces, a través de esa plática que tuve con él, le mostré imágenes de los equipos que a mí me gusta cómo juegan y le dije: ‘Mira, así lo he hecho’. Le he enseñado los equipos que he dirigido, que me han salido bien las cosas, y le digo: ‘Esto es lo que pretendo, pero solamente lo logro si hay un compromiso, si hay una gran actitud, y del trabajo pues mira, lo único que he aprendido en mi vida es trabajar’. Aparte me apasiona. El fútbol para mí ha sido todo y, la verdad, siempre es grato conocer, primero, al ser humano. Después, ¿Qué te puedo decir del futbolista, no? De gran calidad, tipo que le gusta competir, que le gusta ganar. Y ahora, bueno, simplemente yo le dije: ‘Paciencia, ¿no? Paciencia, porque esto es de mucho trabajo’”.
Mensaje de cara al Mundial: aprender a vivir con la presión
A menos de un año del Mundial 2026 en México, Ambriz recordó las emociones del de 1994, cuando formó parte de la selección mexicana en Estados Unidos. El técnico describió la mezcla de nerviosismo, orgullo y concentración que se siente al escuchar el himno antes de un partido mundialista, y reconoció que ese tipo de experiencias marcan para siempre a un futbolista.
“Siempre, un mes antes, hay ese tipo de presión de que tú estás jugando en la liga, ‘no me vaya yo a lastimar’, quieres como que cuidarte, pero yo siempre he dicho que el que se cuida se lastima. El que va y juega como normal, nunca le va a pasar nada. Entonces, esa parte sí entra. Ya cuando estás concentrado, cuando vas del hotel en camión para el estadio, el hormigueo entra en el estómago. Es así. Pero yo siempre digo que cuando rueda la pelota y la tocas, se acabó todo. Es una tal concentración que debes tener, que no te puedes equivocar, que no puedes cometer errores. Te preguntan ‘¿Cómo te sientes?’ y dices ‘Bien, bonito’, pero no es ese bonito, sino hay algo más que está dentro de ti. Es un nerviosismo que todos tenemos. Hoy lo sigo teniendo antes de los partidos. Y ahora imagínate cualquiera de estos que tú mencionas, que no es tu equipo, es el país, con 120, 130 millones de habitantes que están al pendiente de lo que vas a hacer. Entonces tienes que tener un carácter muy fuerte para soportar esa presión”.
El técnico confía en que las nuevas generaciones sabrán asumir ese peso. Dice que la presión nunca desaparece, pero que también puede transformarse en impulso. Para Ambriz, cantar el himno y sentir la piel erizada antes de un partido es el momento en que todo se alinea: pasión, responsabilidad y orgullo.
“La presión, pues en el fondo, sabemos que siempre va a haber presión. Ahora es un Mundial. La piel se te enchina cuando empiezas a ver que cantan. Te motiva, claro que te motiva. Cantar el himno te eriza la piel. Ya que se acabe, que empiece la guerra, cómo no va a entrar un poquito más de nerviosismo. Pero yo creo que al que le toque ir al Mundial y le toque iniciar, tiene que dar lo mejor de sí, porque no hay mañana en un Mundial. Pierdes una y estás casi fuera. Entonces, yo creo que no me queda más que desearle lo mejor a la selección”.
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