El Gran Premio de México 2025: un ‘templo de pasión’ y emoción en la Fórmula 1
El Autódromo Hermanos Rodríguez vivió su décimo aniversario en medio de más de 400 mil espectadores que se dieron cita para disfrutar de los bólidos de la máxima categoría del automovilismo internacional
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El Autódromo Hermanos Rodríguez de la Ciudad de México, como cada año, se transformó en el epicentro de la velocidad, la pasión y la cultura que definen al Gran Premio de la CDMX, mismo que vivió su décimo aniversario en esta nueva etapa. Este 2025, la cita de la Fórmula 1 no solo fue una competencia entre máquinas de ingeniería avanzada, sino un espectáculo vibrante de emociones, color y, sobre todo, una demostración de lo que significa ser parte de la ‘F1ESTA’ del automovilismo.
El ambiente en las gradas fue electrizante. No hay nada como ver cómo los fans mexicanos se entregan al rugir de los motores, ondeando banderas, cantando, y coreando el nombre de sus ídolos. Es imposible no notar la atmósfera de camaradería que se respira entre los asistentes. Desde los primeros entrenamientos libres hasta la carrera final, cada vuelta en el circuito se convertía en un suspiro colectivo, un murmullo que se transformaba en gritos y aplausos cada vez que los monoplazas pasaban por la recta principal.











Desde que los legendarios Hermanos Rodríguez saltaron a la fama por sus espectaculares actuaciones en la máxima categoría, México se ha distinguido por tenerle una ‘gran devoción’ al automovilismo internacional, y este 2025 no fue la excepción a pesar de que no estuvo ningún piloto mexicano en la parrilla.
Aunque la competencia en sí fue feroz, con pilotos de talla mundial luchando en cada curva por la supremacía, el factor humano no se quedó atrás. Cada momento en el que los pilotos se acercaban a la punta, el ambiente se cargaba de una tensión palpable. La unidad de la afición mexicana, que se transformaba en un solo grito, recordaba a todos por qué el Gran Premio de México ha dejado de ser solo una carrera, para convertirse en un fenómeno cultural.





La velocidad de los monoplazas, la precisión milimétrica de los equipos en sus estrategias, y la resistencia física y mental de los pilotos fueron solo algunos de los ingredientes que hicieron de este evento una jornada inolvidable. Pero, por encima de todo, lo que realmente hace único al Gran Premio de México es la conexión entre los pilotos y los fanáticos. La energía de los mexicanos, que nunca deja de sorprender, se convirtió en el combustible que dio vida a esta fiesta sobre ruedas.
El rugir de los motores en el circuito Hermanos Rodríguez sigue siendo un recordatorio de lo que la Fórmula 1 representa; no solo es una competencia, sino un escenario donde la pasión, la historia y la cultura se funden para crear un espectáculo inolvidable.
*Fotos: ALFREDO ESTRELLA / AFP
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