A 25 años de la medalla olímpica de Fernando Platas: “Fue un momento liberador”

Fernando Platas logró la medalla de plata en trampolín 3 metros en Sydney 2000, sus terceros Juegos Olímpicos

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En sus terceros Juegos Olímpicos, celebrados en Sydney 2000, el clavadista Fernando Platas logró cumplir el sueño de subir al podio al obtener la medalla de plata. Para alcanzar su objetivo, el mexicano realizó cambios importantes: se integró al equipo del entrenador Jorge Rueda, consolidó su ejecución de las dos vueltas y media al frente con dos giros como su principal fortaleza y decidió enfocarse únicamente en el trampolín de tres metros.

“La clave fueron los obligatorios, sin duda. El holandés era mi coco, así que tenía que hacerlo todos los días y con plena conciencia. Me costó trabajo tomar la decisión de dejar la plataforma y concentrarme en una sola prueba, sentía que perdía opciones, pero en realidad estábamos asegurando las posibilidades”, comentó el medallista en entrevista con Claro Sports.

Fernando debutó en Barcelona 1992 con una lesión en la muñeca que le impidió rendir al máximo, finalizando en el lugar 17 del trampolín de tres metros. Cuatro años después, en Atlanta 1996, fue octavo en trampolín y séptimo en plataforma.

“En Barcelona tenía el pretexto de una lesión por cirugía, eso dejaba claro el contexto y la necesidad de superarlo. En Atlanta llegué en mi mejor momento, pero los resultados no se dieron. Lo más difícil fue entender que toda la estrategia y responsabilidad recaían en mí, y así no se logra una medalla”, explicó.

Durante la madrugada del 26 de septiembre de 2000, Platas completó sus seis clavados abriendo cada ronda, una situación de presión que transformó en ventaja. Sumó más de 700 puntos y quedó a solo 30 centésimas del chino Xiong Ni, quien obtuvo el oro. Con ello, superó a su principal rival, el ruso Dmitri Sautin, y dejó atrás los errores cometidos en sus participaciones anteriores para convertirse en medallista olímpico.

“Sabíamos que teníamos que mantener una puntuación constante clavado a clavado para estar en zona de medalla. Al terminar mi último salto, Jorge Rueda me abrazó y me dijo: ‘ya eres medallista’. Ese momento fue liberador. Ya no sentí la duda que tuve en Barcelona o Atlanta; era la certeza de haberlo logrado”, recordó emocionado.

Como abanderado de la delegación mexicana, Platas encontró en ese papel un impulso adicional para alcanzar el subcampeonato olímpico. Hoy, a 25 años de aquella hazaña, conserva en la memoria cada detalle que marcó su trayectoria y lo colocó entre los medallistas olímpicos del país.

“Ser abanderado fue una motivación que llegó en el momento justo. Desde el trabajo con el entrenador Jorge Rueda nunca dudamos del camino. La presión era para todos: para mí, para Sautin, para el chino. Cuando nos vimos arriba en el tablero, supimos que todo lo que hicimos valió la pena”, señaló.

Actualmente presidente de la Federación Mexicana de Clavados, Fernando Platas reconoce que, con el paso del tiempo, aún revive las sensaciones de aquella competencia: el olor al cloro, el apoyo en las gradas, las marcas en el trampolín y los detalles de la fosa. Recuerdos que lo acompañan y que simbolizan el esfuerzo que lo llevó a escribir una página destacada en la historia del deporte mexicano.

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