Salud mental y deporte: entrenar la mente para alcanzar el equilibrio
La OPS enfatiza en 2025 la salud mental infantil y adolescente, un enfoque que también cobra fuerza en el deporte desde las etapas formativa

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El Día Mundial de la Salud Mental, conmemorado cada 10 de octubre, busca promover la conciencia y la acción en torno a un aspecto esencial del bienestar humano: el equilibrio emocional. En 2025, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) ha puesto especial atención en la salud mental de niños y adolescentes en la Región de las Américas, recordando que estas etapas son decisivas para el desarrollo integral. El deporte, más allá de la competencia, puede convertirse en una herramienta poderosa para proteger ese equilibrio desde los primeros años de vida.
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El deporte acompaña el crecimiento físico, emocional y social de quienes lo practican. Desde la infancia, la actividad física favorece la regulación de emociones, la convivencia y el sentido de pertenencia. Diversos estudios de la OMS y UNICEF coinciden en que el acceso a espacios seguros y el acompañamiento adecuado pueden reducir el riesgo de trastornos mentales a lo largo de la vida. Por eso, el apoyo psicológico y la educación emocional dentro del deporte son tan importantes como el entrenamiento físico o técnico.
El aprendizaje emocional empieza en las primeras etapas
La OPS subraya que los entornos donde crecen los niños determinan su bienestar futuro. En el deporte, esto se traduce en la necesidad de entrenadores, familias y escuelas que acompañen los procesos emocionales de los jóvenes atletas. La presión por el rendimiento o la falta de apoyo adecuado pueden afectar la confianza, la motivación y la percepción del propio valor. De ahí la importancia de programas que promuevan la salud mental desde las etapas formativas.
En los últimos años, distintas federaciones deportivas y organismos locales han comenzado a integrar estrategias de educación emocional y bienestar psicológico dentro del entrenamiento. Estas prácticas buscan que los jóvenes aprendan a reconocer y expresar sus emociones, a gestionar la frustración y a mantener la motivación ante los desafíos competitivos.
Además, se promueve un enfoque más humano en la figura del entrenador, quien ya no solo guía la técnica, sino que también se convierte en un referente emocional. Escuchar, contener y acompañar son ahora parte de la preparación integral del deportista, un cambio cultural que apunta a formar generaciones más resilientes dentro y fuera de la cancha.
Cuando el éxito no garantiza bienestar
El alto rendimiento no está exento de dificultades mentales. Deportistas reconocidos han demostrado que la vulnerabilidad también forma parte del camino. Simone Biles, múltiple campeona olímpica, ha sido una de las voces más influyentes al hablar de equilibrio entre mente y cuerpo. En una charla reciente, explicó que su éxito en los pasados Juegos Olímpicos de Paris 2024 fue posible porque “la parte mental y la física estaban en armonía”, y que actualmente prioriza su bienestar antes de volver a la gimnasia competitiva.
Otro ejemplo es Michael Phelps, quien ha descrito públicamente su experiencia con la depresión tras retirarse temporalmente de la natación. A través de su fundación, ha impulsado programas para enseñar a jóvenes atletas a expresar lo que sienten y buscar ayuda profesional cuando lo necesitan. Su testimonio ha sido fundamental para abrir el diálogo sobre la salud mental en un entorno donde durante mucho tiempo se consideró un tema silencioso.
En contraste, Alexander Zverev, uno de los tenistas más destacados de la actualidad, ha compartido recientemente sus dificultades para mantener la confianza durante la temporada 2025. Después de una serie de derrotas, reconoció sentirse desconectado de su juego y sin fe en sus capacidades. Su testimonio refleja que el desgaste emocional no distingue niveles de éxito: la mente también necesita entrenamiento, descanso y acompañamiento.
El acompañamiento como parte del entrenamiento
El trabajo psicológico dentro del deporte ha evolucionado. Las federaciones, clubes y organismos en México han impulsado programas que promueven el bienestar emocional de los deportistas de alto rendimiento. Estas estrategias no se limitan a la atención en crisis, sino que buscan desarrollar habilidades de afrontamiento, comunicación y gestión emocional.
Cada vez más entrenadores incluyen sesiones de apoyo mental como parte de las prácticas cotidianas. La idea es que el atleta aprenda a reconocer sus emociones y a transformarlas en herramientas para su desempeño, sin reprimirlas ni ocultarlas. El resultado es un entorno más humano y sostenible para la práctica deportiva.
Cuidar la mente para cuidar el futuro
La relación entre salud mental y deporte se fortalece cuando se entiende que ambos aspectos forman un todo. La OPS advierte que invertir en salud mental durante la infancia y la adolescencia no solo mejora el bienestar individual, sino que previene problemas en la edad adulta. En el deporte, este enfoque se traduce en entornos donde la competencia y el cuidado personal coexisten.
Más allá de las medallas o los récords, el verdadero logro está en construir una cultura deportiva que priorice el bienestar integral. La salud mental, al igual que la fortaleza física, se entrena día a día. Reconocerlo es el primer paso hacia una práctica más consciente, inclusiva y sostenible.
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