Fernando Valenzuela se queda corto en la votación al Salón de la Fama
El mexicano quedó fuera de Cooperstown al recibir menos de cinco votos del Comité. Su impacto histórico sigue, pero deberá esperar otro ciclo.
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Fernando Valenzuela volvió a quedar a un paso de Cooperstown. El Comité de la Era Contemporánea anunció este domingo sus resultados y el legendario zurdo mexicano no alcanzó el respaldo necesario para entrar al Salón de la Fama en la Clase 2026. La noticia reabre un debate que lleva décadas: ¿qué pesa más, la estadística acumulada o la huella histórica que cambia el juego?
La boleta de esta era reunió a ocho candidatos cuya mayor contribución ocurrió después de 1980. En un panel cerrado, de solo 16 votantes, cada apoyo cuenta doble. Valenzuela necesitaba 12 votos (75%), pero su nombre se quedó lejos del umbral.
Una votación que lo deja fuera por años
El Comité de la Era Contemporánea fue claro: Jeff Kent fue el único elegido, con 14 de 16 votos. Carlos Delgado se aproximó con nueve, mientras Dale Murphy y Don Mattingly cerraron con seis. Barry Bonds, Roger Clemens, Gary Sheffield y Fernando Valenzuela obtuvieron menos de cinco votos cada uno.
Ese detalle tiene una consecuencia de fondo. De acuerdo con la regla actual, los candidatos que reciben menos de cinco votos quedan fuera del siguiente ciclo del comité, que se reúne cada tres años. En otras palabras, Valenzuela no solo perdió esta puerta: tendrá que esperar hasta, al menos, el próximo proceso de la Era Contemporánea para ser reconsiderado, y sin certeza de volver a la boleta.
La composición del panel también explica el panorama. No es una votación masiva como la de la Baseball Writers’ Association of America (BBWAA), sino una mesa donde participan miembros del Salón de la Fama, ejecutivos y especialistas. Cada votante puede seleccionar máximo a tres candidatos, y eso reduce el margen en boletas con figuras mediáticas enormes. En este entorno, la discusión tiende a inclinarse hacia trayectorias extensas o con volumen estadístico dominante.
El legado de Fernando Valenzuela: pico histórico y peso cultural
La defensa de Fernando parte de un hecho irrepetible. En 1981 ganó el Cy Young y el Novato del Año en la misma temporada, algo que ningún otro pitcher ha logrado. Ese curso no solo definió su carrera; detonó la ‘Fernandomanía’ y transformó el beisbol en Los Ángeles, al colocar a la comunidad latina en el centro de la conversación deportiva.
Sus números finales sostienen un perfil sólido: 17 temporadas en MLB, marca de 173-153, efectividad de 3.54, más de 2 mil ponches, seis Juegos de Estrellas, Guante de Oro y dos Bates de Plata, además del anillo de Serie Mundial de 1981 con Dodgers. Son registros altos, pero que no siempre compiten con los ‘totales de Cooperstown’ que suelen privilegiar los comités de era.
Ahí vive la tensión de su candidatura. Valenzuela no fue solo un gran lanzador: fue un símbolo deportivo y social. Su influencia abrió camino a generaciones de peloteros mexicanos y latinoamericanos, elevó audiencias, inspiró una identidad beisbolera binacional y dejó una narrativa que trasciende el box score. Sin embargo, el Salón de la Fama ha sido históricamente irregular al reconocer legados basados en impacto cultural más que en acumulación numérica.


