El gran proyecto de Marruecos: la selección que manda en el fútbol árabe y africano
Se ha logrado gracias a una planificación sostenida, inversión estructural y una generación de futbolistas con mentalidad ganadora

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Este jueves, el estadio de Lusail fue testigo de una final memorable de la Copa Árabe de la FIFA. Ante más de 80 mil aficionados, Jordania y Marruecos protagonizaron un duelo cargado de intensidad y dramatismo que se extendió hasta el tiempo extra. Con un marcador final de 3-2, el conjunto marroquí se alzó con el título en una de las definiciones más vibrantes en la historia del torneo.
La consagración en Lusail no fue un hecho aislado, sino una nueva confirmación del momento extraordinario que atraviesa el fútbol marroquí. En menos de una década, Marruecos pasó de ser una selección con aspiraciones modestas a convertirse en un referente competitivo a nivel internacional, gracias a una planificación sostenida, inversión estructural y una generación de futbolistas con mentalidad ganadora.
El punto de partida de esta transformación puede rastrearse hasta 2018, cuando los primeros resultados comenzaron a reflejar un cambio profundo. Desde entonces, el crecimiento ha sido constante y transversal, abarcando tanto a la selección absoluta como a las categorías juveniles, que hoy alimentan un proyecto coherente y ambicioso.
En el ámbito continental, el Campeonato Africano de Naciones marcó un antes y un después. Marruecos se proclamó campeón del CHAN en 2018 y repitió el logro en 2020, logrando un bicampeonato histórico con futbolistas que militaban en la liga local. Aquellos títulos demostraron que el talento no solo estaba en Europa, sino también en casa.
La explosión definitiva llegó en el Mundial de Qatar 2022. Marruecos rompió barreras al convertirse en la primera selección africana en alcanzar las semifinales de una Copa del Mundo, dejando en el camino a potencias como España y Portugal. El cuarto lugar obtenido fue una señal clara de que el equipo había aprendido a competir sin complejos ante la élite mundial.
Paralelamente, las selecciones juveniles comenzaron a consolidar el mismo camino de éxito. En 2023, Marruecos ganó la Copa Africana sub 23 tras vencer a Egipto en la final, asegurando su presencia en los Juegos Olímpicos de París 2024. En la cita olímpica, el conjunto africano volvió a sorprender al conquistar la medalla de bronce con una contundente goleada 6-0 sobre Egipto.
Ese impulso también se reflejó en la categoría sub 17. Tras alcanzar el subcampeonato africano en 2024, Marruecos completó su revancha en 2025 al coronarse campeón continental, confirmando la solidez de su estructura formativa y la continuidad de su proyecto deportivo.

El reconocimiento internacional no tardó en llegar. Marruecos aseguró su clasificación al Mundial de 2026 y se convirtió en la primera selección africana en disputar cuatro Copas del Mundo consecutivas. Además, su designación como coanfitrión del Mundial de 2030 junto a España y Portugal simboliza la confianza global en el desarrollo institucional y deportivo del país.
En apenas siete años, el fútbol marroquí acumuló títulos en todas las categorías y consolidó una identidad clara, basada en disciplina táctica, técnica depurada y una confianza competitiva que ya no distingue jerarquías. El crecimiento dejó de ser una promesa para convertirse en una realidad sostenida.
La coronación definitiva llegó en el Mundial sub 20 de Chile 2025. Marruecos superó con autoridad una de las fases de grupos más exigentes del torneo, imponiéndose a selecciones históricas como España y Brasil, y mostrando un estilo de juego moderno, intenso y bien estructurado.
En las rondas eliminatorias, los jóvenes ‘Leones del Atlas’ mantuvieron su nivel hasta alcanzar la final, donde derrotaron 2-0 a Argentina. Yassir Zabiri fue la gran figura del partido al marcar ambos goles, guiando a Marruecos hacia su primer título mundial sub 20 y escribiendo una página inédita para el fútbol africano.

Detrás de este éxito se encuentra el trabajo del Complejo Mohammed VI de Fútbol, un centro de alto rendimiento que se ha convertido en la base del desarrollo marroquí. Allí se han formado generaciones de jugadores, entrenadores y árbitros bajo estándares europeos, alimentando de manera constante a las selecciones nacionales.
Con la mirada puesta en el Mundial de 2026, Marruecos ya no se conforma con competir. Con una selección absoluta consolidada, una generación juvenil campeona del mundo y una infraestructura moderna, el país magrebí se perfila como una potencia emergente con aspiraciones reales de mantenerse entre los grandes del fútbol global.


