Corea del Norte, el gigante silencioso del fútbol femenil juvenil

La selección asiática va este fin de semana por su cuarta corona en un Mundial sub 17 femenil

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La selección femenil de Corea del Norte vuelve a situarse en el centro de la atención mundial. Este fin de semana disputará la final del Mundial sub 17 en Marruecos ante Países Bajos, un duelo que puede consolidar su hegemonía histórica en las categorías menores. El conjunto asiático no solo ha dominado en esta edición, sino que mantiene un legado difícil de igualar.

Con tres títulos mundiales sub 17 y otros tres en la categoría sub 20, Corea del Norte es la selección más exitosa en los torneos juveniles femeniles de la FIFA. Su consistencia a lo largo de los años refleja un proyecto que, lejos de la exposición mediática, se sostiene en una estructura formativa rigurosa, disciplina colectiva y un estilo de juego vertical que prioriza la eficacia sobre la exhibición.

En Marruecos, el equipo norcoreano ha mostrado el mismo patrón que lo distingue desde hace más de una década: defensa sólida, precisión en el pase corto y una capacidad asombrosa para aprovechar los errores del rival. Su clasificación a la final llegó tras superar en semifinales a Brasil, una potencia mundial que no logró descifrar su bloque compacto ni su ritmo de presión constante.

La última conquista mundial sub 17 de Corea del Norte fue en 2024, cuando derrotó a España en penales. Desde 2016, ha mantenido presencia regular en instancias decisivas, aunque el regreso a una final representa la confirmación de un ciclo formativo que no se detiene. Cada generación repite la fórmula con variaciones mínimas, demostrando una continuidad poco común en el fútbol femenino.

En el otro lado estará Países Bajos, que vive una etapa de crecimiento sostenido en la rama femenil. Su clasificación a la final marca un hito para su programa juvenil, pero también representa el reto más grande: medirse a un país que ha hecho del éxito en estas divisiones una costumbre. El duelo promete un choque de estilos entre la organización asiática y la técnica europea.

El dominio norcoreano en los torneos juveniles contrasta con su limitada presencia internacional en la categoría mayor. Las restricciones políticas y la escasa participación en competencias oficiales han frenado su proyección absoluta, pero el talento que surge de sus selecciones menores sigue siendo referencia para naciones en desarrollo.

Para Corea del Norte, cada título tiene un valor más allá del deporte: es una muestra de su capacidad para competir y destacar en escenarios donde la visibilidad es mínima. La final ante Países Bajos no solo será una nueva oportunidad para agrandar su palmarés, sino también una prueba de la solidez de un modelo que, año tras año, continúa produciendo resultados.

Si logran el título en Marruecos, Corea del Norte alcanzará su cuarto campeonato mundial sub 17 y reafirmará su posición como la selección más dominante en la historia del fútbol femenil juvenil. En un entorno global en constante cambio, el país asiático sigue encontrando en el fútbol una vía para sostener su prestigio y dejar claro que su legado formativo permanece intacto.

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