Keylor Navas: solo 48 horas de descanso entre eliminatoria mundialista y Play In
El guardameta enfrentará dos duelos decisivos en dos días: Costa Rica por el pase al Mundial y Pumas en el Play In, desafiando el descanso recomendado por FIFA
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Keylor Navas vive una de las semanas más intensas y desgastantes de su carrera, obligado a responder en dos frentes distintos y con apenas horas de separación. El guardameta tico debe buscar el pase al Mundial 2026 con Costa Rica y, casi de inmediato, defender el arco de Pumas en el Play In ante Pachuca, en un calendario que desafía abiertamente las recomendaciones internacionales de descanso para los futbolistas.
El escenario es el siguiente: Costa Rica enfrenta a Honduras el martes 18 a las 19:00 horas en San José, un partido de vida o muerte para su clasificación al Mundial. Apenas 48 horas después, el jueves 20 a las 19:00 horas, Pumas deberá visitar el Estadio Hidalgo para enfrentar a Pachuca en el repechaje del Play In, un duelo que decide su futuro en la Liga MX. En términos prácticos, no hay tiempo suficiente para recuperación física, viaje, retorno al club y preparación táctica, un desafío que pocos jugadores de élite enfrentan sin consecuencias.
La polémica surge porque FIFA y los sindicatos de futbolistas han acordado que debe existir un mínimo de 72 horas de descanso entre partidos, un estándar diseñado para proteger la integridad física de los jugadores. Aunque ya no es un artículo sancionable dentro del reglamento, sí forma parte de un consenso global que también contempla un descanso mínimo de 21 días entre temporadas, un día libre obligatorio por semana y consideraciones especiales para viajes largos e impactos climáticos.
¿Habría sanción para Keylor Navas o Pumas?

Ninguna de estas medidas tiene sanción directa, pero su espíritu es claro: evitar que los futbolistas acumulen esfuerzos que eleven el riesgo de lesiones musculares, sobrecarga física o fatiga crónica. Sin embargo, cuando se trata de eliminatorias mundialistas y partidos definitorios en liga, los calendarios terminan superponiéndose, obligando a los jugadores a rendir sin el descanso recomendado. En el caso de Keylor, el reto se multiplica por el viaje internacional y la exigencia emocional de ambos encuentros.
Para Costa Rica, Keylor es la pieza central en su intento por asegurar un boleto a la Copa del Mundo 2026. Su liderazgo, experiencia y jerarquía bajo los tres postes son irremplazables en un partido tan determinante como el de Honduras. La federación difícilmente renunciará a su presencia, sobre todo en un cierre de eliminatoria donde cada atajada puede significar una clasificación histórica.
Al mismo tiempo, Pumas necesita a su portero estrella para mantenerse con vida en el torneo, pues el Play In no admite margen de error: o avanzan al segundo juego o terminan su temporada. La directiva universitaria incorporó a Keylor pensando justamente en estos partidos decisivos, y perderlo por fatiga o por gestión de minutos sería un golpe deportivo de gran impacto.
El dilema es claro y delicado: si Keylor juega los 90 minutos con Costa Rica, llegará al partido con Pumas con un desgaste muy por encima de lo ideal; si Pumas decide dosificarlo o no utilizarlo, arriesga su continuidad en el torneo. En cualquier caso, el portero enfrentará una carga extrema en un lapso donde la recomendación internacional marca que “se debería evitar” exactamente lo que está a punto de suceder.
Este caso expone un problema creciente en el fútbol moderno: los jugadores siguen teniendo calendarios saturados, con compromisos internacionales y de clubes que a menudo se sobreponen. Las recomendaciones existen, los acuerdos se firman y los principios se repiten, pero a la hora de competir, la realidad exige más de lo que la salud del futbolista debería permitir.


