Polos opuestos: Ángel Correa brilla en Tigres y Anthony Martial no despega con Monterrey
Los felinos llegaron a otra final por el impacto del argentino; Rayados cayó en semis con el francés sin goles ni asistencias, reflejo del dominio universitario reciente

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El contraste entre Monterrey y Tigres en el Apertura 2025 no solo se mide en la tabla ni en el desenlace de la Liguilla; también se ve con claridad en sus fichajes estelares. Este mercado dejó dos bombas europeas en la Sultana del Norte: Anthony Martial en Rayados y Ángel Correa en Tigres. A partir de ahí, el semestre dibujó dos caminos opuestos. Tigres alcanzó una nueva final este sábado, mientras Rayados quedó fuera ante Toluca en semifinales tras una serie dramática que se resolvió por posición en la tabla.
Esa diferencia reciente no es casualidad ni un accidente aislado. La historia moderna del Clásico Regio está inclinada hacia los felinos: Tigres suma seis títulos de Liga MX en lo que va del siglo, contra tres de Monterrey. Y aunque Rayados ha tenido brillo internacional, la narrativa local desde 2011 ha sido, casi siempre, amarilla.
Dos proyectos con resultados distintos
Monterrey llegó al torneo con una plantilla profunda, inversión alta y la necesidad evidente de un delantero con impacto inmediato. La directiva apostó por Anthony Martial como ese salto de calidad. El francés aterrizó procedente del AEK de Atenas, con pasado en la Premier League y el peso mediático de haber sido una figura europea joven. Su fichaje encajaba con la idea del equipo de Domènec Torrent: un atacante móvil, capaz de romper líneas y finalizar jugadas en el área.
Tigres, en cambio, partía de una necesidad distinta. El club llevaba varias temporadas sosteniéndose en un plantel ganador, pero con el reto de encontrar a un referente ofensivo confiable para el recambio generacional. Ángel Correa apareció como una solución hecha a la medida: campeón mundial, atacante con recorrido por LaLiga, y un perfil que mezcla juego asociativo con gol. Desde su anuncio, el mensaje institucional fue claro: no se trataba solo de fichar un nombre, sino de asegurar rendimiento. De ahí que el contraste parezca un espejo: ambos clubes compraron jerarquía; solo uno recibió resultados.
Martial, el fichaje que todavía no despega
El caso de Martial en Rayados es el símbolo de un semestre frustrante. Su llegada generó expectativa real, pero el rendimiento no acompañó. Con base en los registros de portales estadísticos y el balance del torneo, el francés participó poco, sin incidencia directa en marcador.
Más allá de la cifra fría que circula en el entorno regiomontano (12 partidos, cero goles y cero asistencias), lo preocupante para Monterrey fue la lectura futbolística. Martial no logró asociarse con continuidad, no encontró ritmo físico, y casi nunca se ubicó como la referencia clara dentro del área. En varios partidos fue reemplazado temprano o quedó fuera de convocatorias por decisiones técnicas y temas de adaptación.
En Liguilla, la ausencia de un acompañante de Berterame pesó. Rayados sí compitió ante Toluca, incluso ganó la ida 1-0, pero en la vuelta dejó escapar la serie en el Nemesio Diez y fue eliminado tras empatar el global 3-3, favoreciendo a los Diablos por la tabla. Cuando el margen es tan estrecho, la diferencia suele estar en los jugadores que resuelven. Monterrey no tuvo uno en su fichaje estrella.
También hay un matiz institucional. Monterrey ha fichado figuras europeas antes, pero no siempre bajo un plan deportivo paciente. La presión por ganar inmediato convierte cada contratación en examen exprés. Martial cayó en eso: llegó para ser decisivo desde septiembre y encontró un grupo ya armado, con automatismos que no se ajustaron a su estilo. El resultado fue un fichaje de alto impacto mediático, pero bajo impacto competitivo.
Correa, el acierto inmediato de Tigres
El otro lado del espejo lo ocupa Correa. Desde el arranque del Apertura 2025 se convirtió en el foco ofensivo del equipo. El argentino respondió con números de élite: 13 goles y 4 asistencias en temporada regular, además de mantener influencia en partidos grandes, como su gol en la ida de la semifinal frente a Cruz Azul.
En un club acostumbrado a convivir con estrellas, Correa no llegó a competir con el entorno: lo elevó. Su lectura de espacios, su capacidad para recibir entre líneas y su definición dentro del área le dieron a Tigres algo que no tenía con tanta claridad desde los mejores momentos de Gignac: un atacante capaz de decidir partidos sin necesitar demasiadas oportunidades.
La consecuencia fue directa en la Liguilla. Mientras Monterrey sufría para sostener ventajas, Tigres construyó una semifinal sólida contra Cruz Azul y alcanzó una nueva final del torneo. La agenda oficial del torneo ya preveía que, si los felinos avanzaban, la final se jugaría el 11 y 14 de diciembre, lo que hoy es una realidad.
Correa no solo aportó goles; aportó certeza. Tigres encontró en él al referente confiable de un proyecto que, incluso con cambios, mantiene un mismo estándar: competir por el título cada semestre.
Un cierre que ya marca el próximo torneo
Con Tigres instalado en otra final y Monterrey obligado a replantearse, el mercado de invierno queda bajo lupa. Los felinos buscarán reforzar detalles para sostener el ciclo con Correa como eje. Rayados, en cambio, enfrenta una pregunta grande: ¿se espera a que Martial se adapte y explote, o se corrige rápido con otra pieza de impacto?


