¿Qué significan las nueve posadas navideñas, cuándo son y qué se canta?
Las posadas comienzan el 16 de diciembre y su historia combina tradición religiosa, simbolismo y prácticas comunitarias que siguen vigentes en México

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Las posadas marcan el inicio del periodo navideño en México. Cada 16 de diciembre comienza un ciclo de celebraciones que combina elementos religiosos, culturales y comunitarios, conformando una tradición que se ha mantenido vigente durante siglos. Con veladoras, cantos y reuniones familiares, estas fechas representan un espacio de encuentro que ha sobrevivido al paso del tiempo.
Aunque para millones de personas es una costumbre conocida, su origen y simbolismo no siempre son explícitos. Las posadas surgieron como parte del proceso de evangelización en la época virreinal y evolucionaron hasta convertirse en una práctica presente en todo el país, tanto en espacios religiosos como en reuniones domésticas.
A lo largo de los años, esta celebración ha incorporado nuevos elementos, pero conserva su esencia: recordar el peregrinar previo al nacimiento de Jesús y reforzar los lazos entre familias, amigos y comunidades. Las nueve noches que anteceden a la Navidad hoy conviven con música, gastronomía y dinámicas modernas que han ampliado su significado social.
¿Qué significado tienen las posadas navideñas y por qué son nueve? Origen e historia
El origen de las posadas se remonta al siglo XVI, cuando los frailes evangelizadores comenzaron a adaptar festividades indígenas para alinearlas con el calendario católico. En ese proceso, se sustituyó la figura de Huitzilopochtli por la de María y José y se establecieron representaciones sobre su peregrinar rumbo a Belén.
En 1587, el fraile agustino Diego Soria obtuvo del papa Sixto V el permiso para celebrar nueve misas conocidas como misas de aguinaldo, realizadas en los días previos a la Navidad. Estas ceremonias incluyeron pasajes y representaciones de la Natividad que, con el tiempo, dieron origen a las posadas.
El número nueve responde a los nueve días de peregrinación atribuidos a María y José en su camino desde Nazaret. Cada día se asocia con una virtud: humildad, fortaleza, esperanza, caridad, justicia, pureza, alegría, desprendimiento y confianza. Aunque esta estructura proviene de la tradición religiosa, en la actualidad muchas familias organizan una o dos reuniones significativas sin perder la esencia del encuentro y la convivencia.
¿Qué se hace en una posada y cómo prepararlas? Comida, bebida y canciones
Las posadas siguen una secuencia ritual que ha permanecido casi intacta durante siglos. La celebración inicia con la letanía para pedir posada, en la que dos grupos los peregrinos y los posaderos entonan versos alternados que narran el rechazo inicial y la posterior bienvenida. Esta acción recrea el momento en que la Sagrada Familia buscó un lugar donde resguardarse.
Después se entonan villancicos, continúa la ruptura de la piñata de siete picos, se comparte una cena y, en algunas comunidades, se realizan pastorelas o pequeñas representaciones. En los hogares modernos se suelen incorporar intercambios de regalos, juegos familiares o actividades para cerrar el año.
La gastronomía es un elemento central. El ponche de frutas es la bebida tradicional por excelencia, elaborado con tejocote, guayaba, canela y caña. A su alrededor se sirven tamales, atole, pozole, buñuelos o platillos que varían según la región. En versiones contemporáneas, algunos anfitriones reinterpretab el menú con recetas actuales manteniendo ingredientes típicos.
La ambientación también forma parte clave de la experiencia. El papel picado, las velas, las piñatas y los faroles se combinan con elementos modernos como iluminación cálida, centros de mesa naturales o decoraciones que integran cerámica mexicana y flores de temporada, en especial la nochebuena.
¿Cuál es la letra de la letanía para dar y pedir posada?
La letanía es el centro de esta celebración y representa el diálogo entre quienes buscan posada y quienes la conceden. Los versos alternados se cantan en dos grupos: afuera, los peregrinos; adentro, los posaderos.
Letanía tradicional para pedir posada:
Peregrinos:
— En el nombre del cielo, os pido posada,
pues no puede andar mi esposa amada.
Posaderos:
— Aquí no es mesón, sigan adelante,
yo no debo abrir, no sea algún tunante.
Peregrinos:
— Venimos rendidos desde Nazaret,
yo soy carpintero de nombre José.
Posaderos:
— No me importa el nombre, déjenme dormir,
pues ya les he dicho que no hemos de abrir.
Peregrinos:
— Posada te pide, amado casero,
por solo una noche la Reina del Cielo.
Posaderos:
— Pues si es una reina quien lo solicita,
¿cómo es que de noche anda tan solita?
Peregrinos:
— Mi esposa es María, es Reina del Cielo,
y madre va a ser del Divino Verbo.
Posaderos:
— ¿Eres tú José, tu esposa es María?
Entren, peregrinos, no los conocía.
Peregrinos
—Dios pague, señores,
vuestra caridad,
y que os colme el cielo
de felicidad.
Todos
—¡Dichosa la casa
que abriga este día
a la Virgen pura,
la hermosa María!
Peregrinos
—¡Entren santos peregrinos,
reciban este rincón,
que aunque es pobre la morada,
os la doy de corazón!
¡Cantemos con alegría
todos al considerar
que Jesús, José y María
nos vienen a visitar!
El canto finaliza con la bienvenida y con la apertura simbólica del hogar, acto que mantiene vivo el sentido de hospitalidad que dio origen a estas celebraciones.


