Shohei Ohtani y la temporada que cambió a los Dodgers para siempre
El japonés no solo volvió a ser protagonista, sino que marcó el ritmo competitivo de los Dodgers de Los Ángeles, equipo con el que alcanzó el bicampeonato
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La temporada 2025 de Shohei Ohtani se convirtió en una de esas campañas que redefinen la manera de entender el impacto de un solo jugador en las Grandes Ligas. El japonés no solo volvió a ser protagonista, sino que marcó el ritmo competitivo de los Dodgers de Los Ángeles, equipo con el que alcanzó el bicampeonato y reforzó su lugar entre las figuras más influyentes del béisbol moderno.
El punto de partida de esta historia se remonta a diciembre de 2023, cuando los Dodgers cerraron la contratación más ambiciosa en la historia del deporte: diez años y 700 millones de dólares. La salida de Ohtani de los Angels abrió un nuevo escenario en su carrera, uno donde las expectativas eran tan altas como el desafío de responder a un proyecto diseñado para ganar de inmediato.
En 2024, aún sin lanzar por una lesión en el brazo, Ohtani fue determinante con el bate y sostuvo su peso ofensivo durante la ruta al título. Aquella campaña dejó claro que su presencia elevaba el nivel del equipo, pero el 2025 representó un paso más: el regreso paulatino de su doble función como bateador y lanzador.
Conforme avanzó la temporada, el japonés recuperó protagonismo en el montículo y volvió a influir en el desarrollo de los partidos desde dos frentes. En la parte final del calendario y en los playoffs, su participación fue decisiva, aportando estabilidad y producción en los momentos que suelen definir campeonatos
El contraste con su etapa anterior resulta evidente. Durante seis temporadas con los Angels, Ohtani nunca disputó la postemporada. Con los Dodgers, la historia cambió de inmediato: dos campañas, dos clasificaciones a playoffs y dos Series Mundiales, una secuencia que no se veía en la MLB desde finales de los años noventa.
El dominio colectivo se reflejó también en el plano individual. Ohtani acumuló dos premios MVP consecutivos con Los Ángeles, una distinción que resume su influencia constante y su capacidad para sostener un rendimiento de élite en contextos de máxima exigencia.
Más allá del terreno de juego, el impacto de Ohtani se extendió a la proyección global de la franquicia. Su figura se consolidó como un puente entre mercados, audiencias y marcas, confirmando que la apuesta económica de los Dodgers no solo tenía lógica deportiva, sino también estratégica.
La temporada también sirvió para dejar atrás un episodio incómodo que acompañó su llegada al equipo, cuando se descubrió el fraude cometido por su entonces intérprete, Ippei Mizuhara. Tras aclararse que Ohtani no tuvo participación ni conocimiento del hecho, el jugador mantuvo el foco en el béisbol y dejó que su rendimiento disipara cualquier duda.
En el día a día, Ohtani sigue mostrando un perfil discreto. Habla poco, evita el protagonismo fuera del campo y permite que su juego marque la diferencia. Con el Clásico Mundial de 2026 en el horizonte y un presente sólido en la MLB, su 2025 no fue un punto de llegada, sino otra confirmación de que su historia todavía está lejos de concluir.


