La Liguilla del Clausura 2026 podría jugarse con refuerzos
La última palabra no la tendrá la Liga MX. La propuesta se encuentra actualmente bajo revisión de la FIFA
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Por primera vez en décadas, el calendario del fútbol mexicano se prepara para ceder protagonismo. El torneo Clausura 2026 será atípico, no solo por disputarse en el año en que México será uno de los países sede de la Copa del Mundo, sino porque estará diseñado —casi por completo— en función de ella.
La Liga MX ya ha delineado algunos de los ajustes más significativos. No habrá fase de play-in y la liguilla se jugará sin futbolistas mexicanos, quienes estarán concentrados con la selección nacional en la recta final rumbo al Mundial. La prioridad, han dejado claro los directivos, será el combinado tricolor.
Sin embargo, una propuesta discutida recientemente en la junta de dueños ha comenzado a generar debate dentro y fuera de los despachos: la posibilidad de permitir refuerzos temporales para los clubes que clasifiquen a los cuartos de final.
La idea, todavía en revisión, plantea un mecanismo excepcional. Los equipos que no consigan avanzar a la liguilla podrían ceder jugadores —exclusivamente mexicanos— a los clubes que sí accedan a la “fiesta grande” y que se vean afectados por las convocatorias a la selección nacional. Estos refuerzos solo podrían incorporarse a los equipos que terminen el torneo dentro de los primeros ocho lugares de la tabla.
El objetivo es claro: evitar que la liguilla pierda competitividad y nivel deportivo en un contexto en el que la ausencia de futbolistas nacionales será inevitable. Para algunos directivos, se trata de una solución pragmática ante un escenario sin precedentes; para otros, abre interrogantes sobre la equidad deportiva y la identidad de los equipos en la fase decisiva del torneo.
La última palabra no la tendrá la Liga MX. La propuesta se encuentra actualmente bajo revisión de la FIFA, el máximo organismo del fútbol mundial, que deberá determinar si este esquema excepcional puede aplicarse únicamente para el Clausura 2026.
Mientras tanto, el fútbol mexicano avanza en un terreno poco explorado: el de un torneo doméstico subordinado a un Mundial en casa, donde la tradición deberá convivir —quizá a regañadientes— con la improvisación y el experimento.
