¿Pumas sigue siendo grande? La afición resiste mientras el club se desmorona
Con la reciente eliminación y el pasado reciente de la escuadra universitaria se reabre el debate sobre la grandeza auriazul
- Los Tuzos siguen con vida: Pachuca elimina a Pumas en el Play In
- Pumas consuma otra decepción: 15 años sin título y torneos consecutivos fuera en Play In
- Efraín Juárez ya piensa en el Clausura 2026 tras la eliminación de Pumas en el Play In
El Club Universidad Nacional vive un periodo en el que su grandeza histórica se enfrenta a la realidad deportiva. Los Pumas de la UNAM, símbolo del fútbol mexicano, se encuentran hoy entre la nostalgia por lo que representaron y la frustración por lo que son. La reciente eliminación en el Play In, las polémicas, los fichajes fallidos y los años de sequía invitan a una pregunta inevitable: ¿Sigue siendo Pumas un equipo grande?
El conjunto auriazul quedó nuevamente fuera de la pelea por el título tras caer ante Pachuca en el Play In del Apertura 2025, un escenario que refuerza la tendencia que el equipo arrastra desde hace varios años: la imposibilidad de sostener un proyecto sólido. La eliminación llega en medio de un contexto que se vuelve más evidente con el paso del tiempo, pues en mayo de 2026 se cumplirán quince años desde su último campeonato en el Clausura 2011, un periodo en el que el club no ha podido retomar su papel protagonista dentro de la Liga MX.
Durante este lapso, la institución ha transitado por diferentes intentos de reconstrucción: cambios constantes en el banquillo, proyectos deportivos que no lograron consolidarse, contrataciones que no rindieron el impacto esperado y regresos de figuras que no bastaron para cambiar la inercia. El desenlace más reciente, con eliminaciones consecutivas en el Play In, resume ese ciclo prolongado de irregularidad que ha impedido que Pumas vuelva a posicionarse entre los equipos competitivos del fútbol mexicano.
Dani Alves y Aaron Ramsey, ‘bombas que explotaron en la cara’ del Club Universidad
Un nuevo capítulo de esta discusión se abre ante la intempestiva salida del que se esperaba fuera su refuerzo bomba para el Apertura 2025: Aaron Ramsey. El mediocampista galés rescindió su contrato de mutuo acuerdo con la institución, en gran parte, al extravío de su perrita Halo, situación que lo hizo alejarse del club durante su etapa de recuperación tras lesionarse luego del Clásico Capitalino ante América.
La no explosión de su ‘fichaje bomba’ y un criticable manejo de esta situación se suman a los 14 años que los Pumas tienen sin campeonar, argumentos de sobra para mantener viva la conversación de la grandeza perdida del equipo del Pedregal.
El caso de Aaron Ramsey fue uno de los episodios más desafortunados para el Club Universidad. El mediocampista galés llegó como el fichaje estelar del Apertura 2025, generando una gran expectativa entre la afición. Sin embargo, su paso por Pumas se vio marcado por las lesiones y por un incidente personal que terminó por romper su vínculo con la institución. Ramsey perdió a su perrita Halo durante su etapa de recuperación, un hecho que lo afectó emocionalmente y que lo llevó a rescindir su contrato de común acuerdo con el equipo. Su familia se había adaptado bien a la vida en México, pero en lo deportivo su rendimiento nunca fue el esperado: apenas disputó seis partidos y marcó un solo gol antes de marcharse.
Dani Alves, por su parte, representó una apuesta mediática similar en el Apertura 2022. Su llegada generó ilusión entre los seguidores auriazules por la jerarquía de un futbolista con una carrera llena de títulos. En el terreno de juego mostró destellos de calidad y sumó varias asistencias, pero el técnico Andrés Lillini nunca logró encontrarle una posición ideal dentro del esquema. Para el Clausura 2023, el brasileño regresó tras disputar el Mundial de Qatar 2022, aunque apenas alcanzó a jugar la primera jornada ante Bravos de Juárez antes de verse involucrado en un proceso judicial en España que puso fin a su etapa con el conjunto universitario.
A estos episodios se suma un patrón repetido en las últimas temporadas: los Pumas inician los torneos sin contar con su plantel completo. Los refuerzos suelen reportar tarde, producto de negociaciones extendidas y decisiones de último momento por parte de la directiva. Este retraso en la conformación del equipo afecta la preparación y cohesión del grupo, dejando a los universitarios en desventaja desde las primeras jornadas y reforzando la percepción de un proyecto sin rumbo definido.
Una cantera totalmente seca
Durante décadas, los Pumas de la UNAM fueron reconocidos por su cantera, una fábrica de talento que dio identidad al club y abasteció a la selección mexicana con futbolistas de alto nivel. Sin embargo, esa tradición parece haber quedado en el pasado. El último gran referente formado en Ciudad Universitaria fue Héctor Moreno, quien recientemente anunció su retiro, con lo que se cerró el círculo del último gran exponente auriazul.
Después de Moreno, aparecieron jugadores como Efraín Juárez, Pablo Barrera, Javier Cortés, Eduardo Herrera, Jesús Gallardo, Alan Mozo y Erik Lira. Todos ellos representaron la esperanza de una nueva camada de futbolistas universitarios, pero su impacto terminó siendo limitado. Algunos emigraron al extranjero sin dejar huella y otros continuaron en la Liga MX, donde no lograron consolidarse como figuras de peso.
Ante la falta de nuevos talentos surgidos de su cantera, el club cambió su estrategia. En lugar de formar jugadores desde sus fuerzas básicas, Pumas comenzó a apostar por jóvenes promesas provenientes de otros equipos. Casos como los de Johan Vásquez y César ‘Chino’ Huerta son ejemplo de esta nueva política: futbolistas que se potenciaron vistiendo la camiseta auriazul, pero que no nacieron futbolísticamente en CU. A ambos se les considera parte de una generación “re hecha” en Pumas, una muestra de cómo el club intenta mantener su identidad formadora sin tener una producción genuina de cantera.
La herida internacional
En el panorama internacional, Pumas carga con una marca que ningún otro club mexicano tiene: ser el único equipo de la Liga MX que perdió finales de la Concachampions. La primera ocurrió en 2005 frente al Saprissa de Costa Rica, rompiendo una racha de hegemonía mexicana en la región. Luego de 17 años, en 2022, el equipo del Pedregal volvió a caer, esta vez ante el Seattle Sounders de la MLS, confirmando una herida abierta en la historia reciente del club (de hecho el cuadro de la MLS los volvió a eliminar en la Leagues Cup del 2024, 4-0, pese a toda la campaña mediática que los universitarios hicieron en busca de la revancha)
Esa segunda derrota dolió más que la primera. Representó el cierre de una oportunidad para devolver a los Pumas a la élite continental y para cortar una sequía que ya se extiende por 36 años sin ganar un título internacional. La última vez que los universitarios levantaron la Concachampions fue en 1989, cuando su cantera y su estilo ofensivo marcaban una identidad temida en toda la región.
Hoy, esa herencia parece lejana. Los intentos por recuperar protagonismo fuera de México se han quedado en esfuerzos aislados y sin consistencia. Pumas, que alguna vez fue sinónimo de orgullo universitario y prestigio continental, ve cómo su legado internacional se diluye entre las generaciones más jóvenes que apenas alcanzan a recordar sus glorias pasadas.
Rachas sin Liguilla y sin título
El presente del club también se mide en sus largas rachas sin campeonatos lo que podría considerarse como el argumento más importante para dejar de considerarlo como un grande. En el caso de la Copa MX, los Pumas solo la ganaron una vez, en la temporada 1974-1975. Han pasado 50 años desde aquel título y no pudieron repetirlo a pesar de que participaron en varias ediciones recientes entre 2012 y 2020 sin lograr repetir la hazaña.
En la Liga MX, el panorama no es mucho más alentador. De las últimas 20 Liguillas, el equipo universitario ha quedado fuera en 11 ocasiones, reflejo de una irregularidad que se ha vuelto costumbre. La última vez que fueron campeones fue en el Clausura 2011, lo que significa 27 torneos consecutivos sin levantar un título de liga. Esa cifra marca su periodo más largo sin campeonato, superando los 13 años de sequía que vivieron entre la temporada 1990-91 y el Clausura 2004.
En total, Pumas acumula medio centenar de torneos (sumando liga, copa y competencias internacionales) sin conseguir un solo trofeo. La lista incluye 27 torneos de liga, 15 de Copa MX, cuatro de Concacaf, tres de Leagues Cup y una participación en la Copa Libertadores. Un registro que contrasta con la historia de un club que en otras épocas acostumbraba pelear cada campeonato que disputaba.
Seis equipos por encima de ellos
Durante los 14 años que Pumas lleva sin título, otros equipos han crecido hasta superarlo en palmarés. León y Tigres aprovecharon su era dorada para sumar campeonatos, mientras que América amplió su ventaja al alcanzar 16 títulos de liga, más del doble de los universitarios. Toluca y Chivas también se separaron en la tabla histórica, y Pachuca los igualó con siete coronas. Santos Laguna, por su parte, se colocó apenas un campeonato por detrás.
El contraste se agrava al ver cómo clubes con menos recursos o que ya no están en la Primera División han logrado levantar algún trofeo. Equipos como Monarcas, Veracruz, Atlante o incluso Dorados y Querétaro pueden presumir conquistas recientes en distintos torneos, mientras que los auriazules siguen acumulando frustraciones.
Esa falta de logros ha erosionado parte del respeto que Pumas mantenía dentro del fútbol mexicano. El equipo que alguna vez fue sinónimo de competencia y carácter universitario, hoy observa cómo otros proyectos lo superan tanto en estructura como en resultados.
Cruz Azul se adueña de su casa
El golpe más simbólico a la identidad de los Pumas llegó desde su propio estadio. Con la llegada de Cruz Azul a Ciudad Universitaria, el conjunto celeste ha hecho de CU su nuevo hogar, y los resultados no tardaron en reflejarlo. En menos de seis meses desde su mudanza, La Máquina ya levantó la Concachampions 2025, mientras los universitarios siguen sin celebrar nada desde hace más de una década.
Además, el dominio deportivo también se ha hecho evidente. Cruz Azul rompió la marca invicta de Pumas al alcanzar 24 partidos sin derrota, dos más que el mejor registro histórico auriazul.. Cada victoria celeste en la cancha universitaria refuerza la idea de que el Pedregal dejó de ser territorio auriazul.
Pumas ya no es un equipo grande
Esa nueva realidad ha golpeado directamente al orgullo universitario. Ver cómo otro club conquista trofeos y récords en su estadio refleja el contraste entre el pasado glorioso y el presente gris de los Pumas. La pregunta que abre esta nota vuelve a resonar con más fuerza: ¿sigue siendo el Club Universidad un equipo grande o es solo el recuerdo de lo que alguna vez fue?
Pumas ha olvidado su grandeza. Su afición, fiel y apasionada, es lo único que mantiene viva la llama de un club que alguna vez representó la garra y el orgullo universitario. Sin embargo, esa misma afición parece estar al límite, cansada de los malos manejos, de los refuerzos que no rinden, de los proyectos que no cuajan y de las decisiones que alejan al equipo de su esencia.
Hoy, lo único que queda de la grandeza de Pumas es su gente. Pero incluso ese vínculo se resquebraja ante la frustración acumulada. El equipo del Pedregal, símbolo de generaciones enteras, enfrenta su desafío más grande: recuperar el respeto perdido y demostrar que su historia no se ha convertido en simple nostalgia.
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