Red Bull y un 2025 de transición en la Fórmula 1
La escudería de Milton Keynes vivió un año complicado: cayó al tercer lugar, perdió liderazgo interno y dominio en pista, y depende de reconstruirse para volver a mandar en la máxima categoría
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La temporada 2025 de Red Bull Racing en la Fórmula 1 puede entenderse como un año de transición profunda, marcado por contrastes entre el rendimiento en pista y una reestructuración interna que alteró los cimientos del equipo más dominante de la era reciente del Campeonato Mundial, y que los relegó, al tercer lugar del Campeonato de Constructores, detrás de Mercedes y McLaren.
Este contexto convirtió a 2025 en un punto de inflexión para la escudería, que pasó de imponer condiciones a verse obligada a reaccionar frente a un entorno competitivo más equilibrado. La pérdida de liderazgo en la tabla reflejó su realidad deportiva y un cambio en la dinámica interna del equipo.
Desde el punto de vista competitivo, Red Bull mantuvo un nivel alto en términos generales, confirmando que la base técnica del equipo seguía siendo sólida. El monoplaza conservó una excelente eficiencia aerodinámica y un ritmo competitivo en carrera, especialmente en circuitos de alta carga aerodinámica. Estos factores permitieron a la escudería mantenerse en la lucha por podios y victorias en escenarios específicos, demostrando que el potencial del proyecto no se había diluido por completo. La ingeniería y el trabajo en pista siguieron siendo una fortaleza reconocida dentro del paddock.

Sin embargo, a diferencia de temporadas anteriores, el dominio ya no fue absoluto. La mayor presión de equipos rivales, sumada a cierta irregularidad en el desarrollo del coche a lo largo del año, provocó que Red Bull perdiera fines de semana importantes. Esta situación se tradujo en oportunidades desaprovechadas y en una menor capacidad para reaccionar ante mejoras técnicas de sus competidores. El margen de error se redujo notablemente, exponiendo debilidades que antes quedaban ocultas por la superioridad del conjunto.
La salida de Christian Horner
Uno de los factores más determinantes de la baja en la ejecución fue la salida de Christian Horner, una figura central en la construcción del éxito del Toro Rojo durante dos décadas. Su ausencia impactó directamente en la toma de decisiones estratégicas y en la estabilidad del liderazgo interno. El vacío dejado por Horner obligó al equipo a redefinir estructuras y procesos en un momento especialmente delicado del ciclo competitivo.
En el apartado de pilotos, Red Bull optó por cambios que reflejaron más urgencia que planificación a largo plazo. La salida de Liam Lawson supuso la renuncia a un perfil joven que representaba continuidad dentro del programa de desarrollo. La llegada de Yuki Tsunoda tampoco impactó como se esperaba. Estas decisiones generaron interrogantes sobre la coherencia del proyecto deportivo y la gestión del talento interno. La falta de resultados inmediatos amplificó las dudas en torno a la estrategia aplicada en la alineación de pilotos.
De la mano y talento del box de Max Verstappen, hoy con el subcampeonato del mundo, Red Bull cerró 2025 aún como una referencia en la parrilla, pero ya no como una fuerza imbatible. La temporada dejó una conclusión clara: el futuro del equipo dependerá de su capacidad para reconstruir su liderazgo, consolidar su nueva alineación y recuperar la continuidad que fue la base de su dominio en el pasado.
El desafío para Red Bull será transformar este periodo de transición en una oportunidad de renovación, evitando que la pérdida de hegemonía se convierta en una tendencia prolongada. La respuesta que logre dar en los próximos años marcará su lugar en la nueva era de la Fórmula 1.


