NBA México 2025: Pistons y Mavericks, dos de los campeones más inesperados en la historia
Detroit y Dallas se enfrentan en la Arena CDMX en un duelo que revive dos títulos improbables que redefinieron la historia de la NBA

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El 1 de noviembre de 2025, la Arena Ciudad de México será escenario del NBA Mexico City Game 2025, con el enfrentamiento entre Dallas Mavericks y Detroit Pistons, en el que será el partido número 34 de la liga disputado en territorio mexicano. Dallas alcanzará así su octava visita oficial al país, superando a los Spurs como la franquicia con más juegos en suelo mexicano.
El encuentro llega en el arranque de la temporada 2025–26, con los Mavericks buscando consolidar el nuevo proyecto encabezado por Cooper Flagg y Anthony Davis, mientras que los Pistons, liderados por Cade Cunningham, continúan su proceso de reconstrucción. Más allá del resultado, el juego conecta dos historias singulares: las de los campeones más inesperados del siglo XXI, los Pistons de 2004 y los Mavericks de 2011, ejemplos opuestos pero complementarios de cómo se puede conquistar la NBA sin una constelación de estrellas.
Detroit Pistons 2004: la defensa que detuvo a los gigantes

El título de los Detroit Pistons en 2004 marcó una ruptura con el modelo tradicional de la NBA. En una liga dominada por superestrellas, Detroit construyó un campeonato sin una figura individual sobresaliente. Ningún jugador de ese plantel fue incluido por la liga entre los 75 mejores jugadores de la historia, un hecho que los coloca como uno de los únicos tres campeones sin representación en esa lista, junto a los Rochester Royals de 1951 y los Seattle Supersonics de 1979.
Su fuerza estuvo en la defensa. Desde el intercambio por Rasheed Wallace, el equipo de Larry Brown alcanzó un nivel histórico de consistencia, permitiendo apenas 79.7 puntos por partido durante el tramo final de la temporada y los Playoffs. La estructura táctica no solo contenía a los rivales, sino que los desarmaba mentalmente. Ante los Lakers, Brown diseñó un plan para frustrar a Kobe Bryant, limitando su efectividad y forzando a Shaquille O’Neal a un esfuerzo constante en ambos lados de la cancha.
El camino al título incluyó un dominio absoluto en la faceta defensiva. Tras eliminar a Milwaukee en cinco juegos, los Pistons se enfrentaron a los New Jersey Nets, que los habían barrido el año anterior. Luego de perder tres encuentros, Detroit ganó el Game 7 con una actuación ejemplar: Jason Kidd, estrella del equipo rival, terminó sin puntos en el marcador, y el equipo avanzó con un 90–69 que definió su identidad. En las Finales del Este repitieron la dosis ante Indiana, limitando la potencia ofensiva de su gran figura: Reggie Miller.
En las Finales, los Pistons derrotaron 4-1 a los Lakers, un equipo que contaba con cuatro futuros miembros del Salón de la Fama: O’Neal, Bryant, Malone y Payton. Su campeonato probó que la sinergia y la ejecución táctica podían imponerse al talento acumulado. En 2004, la defensa de Detroit fue su superestrella.
Dallas Mavericks 2011: la redención de Dirk Nowitzki

Siete años después, los Dallas Mavericks protagonizaron otro título inesperado, basado esta vez en la eficiencia ofensiva y la ejecución de Dirk Nowitzki. El alemán cargó con la ofensiva de un equipo compuesto por veteranos experimentados como Jason Kidd, Jason Terry, Tyson Chandler y J.J. Barea, que supieron maximizar sus roles en el sistema de Rick Carlisle.
Durante las series ante Lakers y Thunder, Nowitzki promedió 30 puntos por partido, incluyendo 58 % en tiros de campo, 53 % en triples y 96 % en tiros libres. En las Finales, su eficacia alcanzó el punto más alto: 97.8 % de acierto en tiros libres y 10.3 puntos de promedio en los últimos cuartos, reflejo de una ejecución quirúrgica bajo presión.
El recorrido de los Mavs incluyó cuatro series consecutivas en las que nunca partió como favorito en las predicciones previas. Vencieron 4–2 a Portland en la primera ronda. Luego superaron por 4–0 a los Lakers, bicampeones defensores con Kobe Bryant y Pau Gasol, en la que fue la primera barrida en la carrera de Phil Jackson. En ese Game 4, los Mavericks impusieron un récord de 20 triples en un partido de postemporada, con Jason Terry anotando nueve, y completaron una de las mayores sorpresas en la era moderna del básquetbol profesional.
En las Finales del Oeste superaron 4–1 a Oklahoma City con el joven núcleo de Durant, Westbrook y Harden, tres futuras superestrellas de la NBA. Finalmente, enfrentaron al superequipo de LeBron James, Dwyane Wade y Chris Bosh en el Miami Heat, que buscaba su primer anillo, señalado como máximo candidato al título antes del inicio de la campaña. Tras irse 2–1 abajo en la serie, ganaron tres duelos consecutivos y sellaron el 4–2 definitivo, imponiendo su disciplina sobre el poder individual del rival.
A diferencia de los Pistons, que ganaron desde la defensa, los Mavericks lo hicieron desde la precisión. Su campeonato validó la construcción de un grupo veterano y disciplinado que ejecutó a la perfección los fundamentos del juego. En un entorno dominado por el poder de las estrellas, Dallas ganó con control, lectura y una eficiencia histórica.
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