De estadio a estadero: ¿a Bogotá le quedó grande administrar El Campín?
El mal manejo que viene teniendo el proyecto tiene en vilo la remodelación y deja en evidencia a las partes del contrato.

- El Atanasio Girardot será remodelado y Medellín tendrá el estadio más grande de Colombia
- Millonarios vs Néiser Villarreal, el partido que podría pasar a los estrados judiciales
- El ‘dardo’ de la Dimayor a las autoridades territoriales
En las últimas horas, se ha recibido con gran agrado en Medellín el anuncio que se ha hecho junto a la proyección de cómo quedará el Estadio Atanasio Girardot después de las remodelaciones. Se ha dicho que pasará a ser el escenario deportivo más grande de Colombia. Hay razones para que exista un sentimiento agradable alrededor de la noticia, pues lo normal es que cuando se promete algo para la ciudad antioqueña se cumple sin mayores retrasos ni inconvenientes.
Caso totalmente distinto al de Bogotá, donde parece un hecho hecho que a los distintos gobiernos que han ocupado la Alcaldía les quedó grande la administración del Estadio Nemesio Camacho El Campín. La muestra más clara de ello es haber concedido el manejo del histórico recinto a una empresa como Sencia, que no ha dado la talla para las funciones a las que se comprometió y tiene en el aire el supuesto proyecto que, en teoría, va a llevar a que sea un espacio de talla mundial. Eso está enredado.
Un negociazo para la empresa, las migajas para Bogotá
Desde que se anunció el contrato entre la ciudad capital y la empresa Sencia, han surgido diversos cuestionamientos sobre la manera en la que el negocio opera. Una de las voces que más oposición ha mostrado hacia este vínculo es la de la representante a la Cámara Jennifer Pedraza, quien ha asegurado en varias oportunidades que a la capital del país se la están “tumbando”, manera coloquial de decir que se la están robando.
La congresista ante la entidad legislativa de la República, de hecho, anunció hace unos pocos meses la puesta en marcha de una acción popular para que se obligue a las dos partes a sentarse y a redefinir las condiciones en las que se repartirán las ganancias. Según aseguró la parlamentaria, el trato actual pacta que Sencia se lleva el 99% de las ganancias y que a la Bogotá le corresponde el 1% restante, que ni siquiera es completo.
Expone que, como si no fuera ya bastante poco, solamente una quinta parte de ese 1% podrá gastárselo de manera libre la ciudad capital, pues tiene unos compromisos firmados en cuanto a seguros de riesgos y otras cuestiones formales. Eso deja, en resumidas cuentas, la ganancia para la parte pública en un miserable 0,20%. Lo más grave es que quedan tres décadas por delante de una alianza que acaba de arrancar y ya parece más un dolor de cabeza y un hueco en el bolsillo… ¡hasta las migajas se van a salir por ahí!
De estadio a estadero
Tres letras son la diferencia entre las dos palabras y así de cerca es que la actual administración de El Campín tiene un concepto del otro. No habrá quedado perfecto, pero la remodelación que se hizo de cara al Mundial sub 20 del 2011 dejó un escenario mucho mejor que el que se venía teniendo. Sobre todo, el campo de juego fue por 10 años aclamado como el mejor del país para la práctica del fútbol y ofreciendo una confianza indefraudable para en cuanto a los ductos que evacúan el agua ante lluvias fuertes.
Eso se quedó en el pasado. Ahora el terreno verde se la pasa más entre amarillo y negro ante el maltrato que le da al césped. Han intentado culpar al frío, al calor, a la lluvia y hasta algún fertilizante que aplicaron, pero —se presume— la gente no es estúpida: la única diferencia es que antes no se hacían tantos conciertos como ahora. La modita que cogieron los empresarios y los artistas los hizo poner el máximo recinto deportivo de los bogotanos en una lista de chequeo que toca cumplir para estar a la talla, todo, bajo el beneplácito político. Y fuera que se está recibiendo quién sabe a qué estrellas de la música internacional, pero la realidad es que ya lo arrienda cualquiera y para cualquier cosa.
Bogotá cuenta con un montón de espacios para realizar actividades de otra índole. Basta con ver la referencia del Parque Simón Bolívar, cuya plaza de eventos permite un aforo para 80.000 espectadores, más del doble que los que suelen aceptarse para conciertos en El Campín. No se sabe en la casa de qué desadaptado con poder cocinan en el baño y se reciben visitas en la cocina, pero lo cierto es que alguien decidió de un momento a otro que el estadio de fútbol ya no es para el fútbol, sino para conciertos. Próximamente en cartelera: carrera de ciclismo en el Teatro Colón.
Una deuda histórica que crece
Lo que se dirá ahora no es nuevo, pues ya este medio lo ha reiterado en repetidas oportunidades. Bogotá se acogió a unos compromisos cuando aceptó la donación de los terrenos por parte de los descendientes de don Nemesio Camacho. La idea de ese espacio no fue otra que destinarlo a la práctica deportiva y ahora resulta que hasta meten tractomulas al estadio para darle más ambiente a un espectáculo de música popular. Sin mencionar el ya bochornoso hecho de haberlo prestado para un festejo como parte de un matrimonio.
Bien hacen también los herederos del propietario original en oponerse al esperpento que se está planeando con el único fin de convertir el sector en una nueva zona rosa en la que el fútbol es lo que menos va a importar. Eso sí, no es sino que un equipo bogotano llegue a una final para que salgan a hacer campaña bajo un falso sentimiento de aprecio al deporte. Ya que recientemente recibieron una reprimenda general por la zonza idea de cambiarle el nombre el estadio, deberían aprovecharla para ponerle de una vez por todas ‘Estadio de Fútbol Nemesio Camacho El Campín’, a ver si de una buena vez entienden el propósito.
Sea la oportunidad para señalar que las campañas con influenciadores, a los que ya hasta les adecuaron una zona ‘VIP’ en la tribuna occidental, no han servido de mucho. Más peso han tenido las imágenes deplorables que se ven del campo de juego en televisión y las numerosas críticas de futbolistas y directores técnicos para el potrero que se tiene hoy en la calle 57 con carrera 30. ¿Qué va a hacer ahora la Alcaldía y la empresa administradora? Medellín, ciudad con dos millones y medio de habitantes, anuncia un estadio para 60.000 personas. ¿Y Bogotá, que ya ronda los 10 millones, qué?
Te puede interesar

Liga BetPlay
Dura baja en América de Cali para enfrentar a Boyacá Chicó: Josen Escobar, afuera

Liga BetPlay
El Atanasio Girardot será remodelado y Medellín tendrá el estadio más grande de Colombia
