¡De espaldas! Estudiantes de La Plata protesta el polémico título de Rosario Central en Argentina
Estudiantes hizo el pasillo de espaldas a Rosario Central en protesta por el polémico título de Liga 2025 otorgado por la AFA, desatando fuertes críticas

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El fútbol argentino volvió a escribir una postal inolvidable el pasado domingo. En el Gigante de Arroyito, antes del duelo de octavos del Clausura, los jugadores de Estudiantes de La Plata realizaron el tradicional pasillo al campeón… pero de espaldas, en un gesto que recorrió el mundo y se transformó en el episodio más comentado de la jornada. Rosario Central, flamante Campeón de Liga 2025, saltó al campo encabezado por Ángel Di María mientras los futbolistas rivales se negaban a mirarlos.
El origen de la polémica
La imagen, tan potente como simbólica, no fue casualidad. El título de ‘Campeón de Liga 2025’ había sido creado por la AFA solo días antes, premiando al equipo que sumó más puntos en la tabla anual (en este caso, Rosario Central) una distinción que no existía en el reglamento original del año. Para Estudiantes, y para buena parte del entorno del fútbol argentino, aquello representó una modificación polémica, improvisada y sin consenso institucional.
SÍ SEÑORES EMOCIONA
— Toto (@palertermo) November 23, 2025
LOS JUGADORES DE ESTUDIANTES HICIERON EL PASILLO DE ESPALDAS CONTRA ROSARIO CENTRAL pic.twitter.com/tFimn5QreW
El malestar en La Plata era profundo. La dirigencia del ‘Pincha’ aseguró que nunca se votó formalmente ese nuevo campeonato, señalando que la decisión fue comunicada como un hecho consumado. El anuncio se interpretó como otro capítulo del enfrentamiento entre Juan Sebastián Verón y la conducción de Claudio ‘Chiqui’ Tapia, una relación que acumula choques en los últimos años. Para el club, aceptar el pasillo significaba legitimar un título cuyo nacimiento consideraban irregular.
A pesar del desacuerdo, la AFA notificó que Estudiantes debía cumplir con el protocolo de ‘fair play’ y realizar el pasillo. El plantel acató, pero convirtió la obligación en acto político: se colocaron en fila, esperaron el ingreso de Rosario Central y se dieron vuelta justo cuando los jugadores campeones pasaron frente a ellos. Nada de aplausos, nada de felicitaciones, nada de contacto visual. Solo silencio y protesta.
⚠️ EL COMUNICADO DE AFA. https://t.co/TjLdal0pAQ pic.twitter.com/PXHhJgJfCJ
— Sudanalytics (@sudanalytics_) November 22, 2025
La reacción en Rosario fue furiosa. Para los hinchas del Canalla, el gesto fue una falta de respeto al título y al plantel, que había sido el más regular del año y había acumulado los puntos necesarios para recibir la distinción. Entre las voces más mencionadas estaba la de Ángel Di María, quien obtuvo con este trofeo su primera consagración liguera en el fútbol argentino, lo que llevó a muchos a sospechar que la nueva estrella había sido “hecha a medida” para coronar su regreso a casa.
Central vivió el momento con orgullo, pero el clima en la previa del partido estaba cargado. Y la tensión aumentó cuando el fútbol habló: Estudiantes ganó 1-0, eliminó al campeón del Clausura y silenció al Gigante de Arroyito, completando una noche de alto voltaje emocional. Para algunos, fue la respuesta deportiva perfecta; para otros, una declaración de rebeldía que profundizó el conflicto entre club y federación.
Un gesto que dividió opiniones
En el fútbol argentino y mundial el pasillo es un ritual tradicional asociado al respeto deportivo, incluso cuando existe rivalidad o inconformidad. Convertirlo en protesta abierta rompió con un código no escrito que suele ser inviolable. Además, al estar ligado a una decisión dirigencial, el acto dejó de ser solo futbolístico: estuvo atravesado por la política interna, la legitimidad de los títulos y la desconfianza hacia la conducción de la AFA.
En términos simbólicos, el ‘pasillo de espalda’ expuso la grieta que atraviesa hoy al fútbol argentino: instituciones que cuestionan decisiones centrales, dirigentes que interpretan cambios reglamentarios como maniobras políticas, hinchas divididos ante un campeonato que nació con dudas y jugadores que se transforman en protagonistas involuntarios de conflictos dirigenciales.
Lejos de quedar como una anécdota viral, la escena se instaló como un capítulo decisivo en la narrativa del año. Para Estudiantes, fue un acto de coherencia; para Central, una ofensa; para la AFA, un desafío directo. Y para el público futbolero, una demostración de que, en Argentina, el fútbol no se juega solo en la cancha: también se disputa en los símbolos, en las formas y en la construcción del poder deportivo.


