Aurora demuestra que volvió: el gran semestre del Aurinegro
Semifinalista, sólido en la tabla y con un proyecto que ilusiona.

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El regreso de Aurora FC a la Liga Nacional no fue testimonial ni pasajero. En su primer torneo tras más de dos décadas fuera de la máxima categoría, el club aurinegro logró algo que pocos esperaban: instalarse entre los cuatro mejores del país y competir de igual a igual con instituciones consolidadas. El Apertura 2025 marcó un punto de quiebre y confirmó que el histórico equipo militar volvió para quedarse.
Desde el inicio del campeonato, Aurora dejó en claro que su objetivo iba más allá de la permanencia. Con un plantel equilibrado, una idea clara y un funcionamiento colectivo sólido, el equipo fue construyendo una campaña regular que lo llevó a finalizar cuarto en la fase clasificatoria, superando a clubes con mayor presupuesto y recorrido reciente en instancias finales.
Un regreso con identidad y competitividad
El mérito de Aurora no radicó solo en los resultados, sino en la forma. Lejos de especular, el Aurinegro apostó por el orden, la intensidad y la disciplina táctica, atributos que le permitieron sostener una campaña estable a lo largo de las 22 jornadas. Esa regularidad fue clave para clasificar directamente a la fase final y ganar confianza en un torneo altamente competitivo. En los cuartos de final, el equipo dio una nueva muestra de carácter al dejar en el camino a Malacateco, confirmando que su presencia en la liguilla no era casualidad. La serie reflejó madurez y convicción, dos rasgos fundamentales para un club que recién retomaba contacto con partidos de eliminación directa en Primera División.
Más allá de la eliminación en semifinales ante Antigua GFC, campeón defensor y uno de los equipos más experimentados del país, Aurora salió fortalecido. Compitió sin complejos, sostuvo la intensidad y obligó a su rival a jugar al límite, dejando una imagen que fue reconocida incluso por el entorno futbolístico nacional.
Además, el rendimiento en el Apertura 2025 permitió al club sumar una cantidad de puntos clave en la tabla acumulada, alejándolo rápidamente de cualquier preocupación relacionada con el descenso. Ese aspecto, muchas veces silencioso pero determinante, le da estabilidad institucional y margen para planificar con mayor ambición el futuro inmediato.
El Aurinegro cerró el semestre reencontrándose con su historia. Recuperó protagonismo, volvió a jugar instancias decisivas y reactivó el vínculo con una afición que durante años esperó este momento. Sin estridencias ni promesas desmedidas, Aurora demostró que su retorno a la élite está respaldado por trabajo, coherencia y resultados. El Apertura 2025 no fue un techo, sino un punto de partida. Aurora volvió, compitió y se hizo respetar. Y eso, en el fútbol guatemalteco, no es poco.


