Inversión histórica y un plan a siete años: Michael MacDougall explica la visión para la nueva LFA
El socio director de Global Sports Capital Partners detalla en exclusiva para Claro Sports la estrategia de crecimiento, expansión y profesionalización de la liga
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La inversión de Global Sports Capital Partners (GSCP) en la Liga de Fútbol Americano (LFA), proyectada en más de 100 millones de dólares a lo largo de siete años, marca un punto de inflexión para el fútbol americano profesional en México. El acuerdo no solo introduce capital estadounidense en una competición nacional, sino que plantea una ruta operativa de largo plazo: mejorar el producto semana a semana, construir confianza y sostener una expansión gradual.
En entrevista exclusiva con Claro Sports, MacDougall, fundador y socio director de GSCP, señaló que la LFA ya ofrece un nivel competitivo que puede crecer si se vuelve más accesible. La apuesta, explicó, es convertir la calidad en cancha en una experiencia reconocible para más gente, con continuidad y estándares estables: “La oportunidad aquí es tomar a estos grandes jugadores y esta experiencia de muy alta calidad dentro del campo y hacerla disponible para todos los aficionados. Ya existe algo bueno; ahora hay que lograr que más personas puedan verlo y seguirlo”.
Osos Monterrey como prueba del potencial
MacDougall tomó el caso de Osos Monterrey como una referencia concreta de lo que puede pasar cuando una franquicia se gestiona con estructura y visión comercial. Recordó que la compra del equipo en 2024 por un grupo de jugadores de la NFL funcionó como un termómetro inmediato: el interés del público estaba ahí, pero necesitaba un producto que el aficionado sintiera estable y digno de seguir.
“El año lo empezaron con el estadio vacío y lo terminaron con el estadio lleno. Puedes ver la pasión en una sola temporada, y eso te dice mucho. Ahora podemos hacer eso con ocho equipos, y creo que en dos años podemos tener 12 y después 16, y esto puede ser una liga realmente poderosa”.
El primer viaje a Monterrey
El origen de la inversión, según relató MacDougall, comenzó con una conversación que le cambió el marco mental. Dijo que su idea de México estaba asociada de forma natural al fútbol soccer, hasta que Ryan Kalil lo empujó a mirar el ecosistema del fútbol americano desde adentro. Ese primer contacto, además, no fue con la LFA, sino con la rivalidad universitaria de Monterrey, donde encontró nivel competitivo, tradición y un público que ya entiende el deporte.
“Fue casi mágico, porque yo no tenía idea. Yo pensaba en México y pensaba en soccer. Crecí en Texas y mi primera pasión es el fútbol americano. Ryan me dijo: ‘también se juega fútbol americano en México, ¿por qué no vas a ver un partido?’. Volé a Monterrey, fui a ver a Auténticos Tigres, la universidad pública, y también a Borregos, la privada; son rivales. Ese mismo día fui a los estadios, conocí jugadores y entrenadores, y cuando ves los colores y cierras los ojos, podría ser Ohio State jugando contra LSU”.

Expansión con identidad: ciudades, rivalidades y pertenencia
La visión territorial es uno de los puntos centrales del plan. MacDougall sostuvo que la liga debe crecer con lógica de plaza, con rivalidades que creen pertenencia y con presencia real en distintas zonas del país, no solo en un par de mercados. En su planteamiento, las grandes ciudades deben sostener más de una franquicia para generar competencia directa, conversación local y continuidad de afición. Esa construcción, insistió, es parte del proceso de confianza: que el fan sepa que su equipo existirá el próximo año.
“Creo que en cinco años cada ciudad importante debería tener dos equipos. Deberías tener dos equipos en Monterrey, dos en Guadalajara, dos en Ciudad de México, y también equipos en el norte y en el sur. Luego necesitas rivalidades. Y el aficionado tiene que saber que puede confiar: si voy a ser tu fan y comprar tu jersey y usar tus colores, el equipo tiene que ganarse al aficionado demostrando que va a estar aquí el próximo año y el siguiente”.
Televisión como primer paso
Para GSCP, el primer movimiento no es deportivo, sino de producto: inversión en transmisión y producción para que la liga tenga una ventana fija, reconocible y constante. La lógica es simple: si el público no sabe cuándo y dónde ver la LFA, no puede desarrollar hábitos, ni familiaridad con equipos, ni identificación con historias. MacDougall explicó que el plan empieza con un partido semanal de alta calidad y, a partir de ahí, aumentar el volumen sin perder el estándar.
“Lo primero que vamos a hacer es invertir en producción de televisión y vamos a tener un juego de la semana. Un partido, de muy alta calidad, a la misma hora cada semana, en televisión nacional. Eso va a empezar a hacer que la gente reconozca el deporte y reconozca la liga, y después podemos ir agregando más partidos cada temporada”.
MacDougall reconoció que el fútbol americano profesional en México carga con antecedentes que dañaron la credibilidad del producto, y por eso evitó vender una idea de transformación inmediata. Dijo que su compromiso de siete años funciona como una garantía de seriedad, precisamente porque el crecimiento real exige orden y tiempos, no golpes publicitarios. En esa misma línea, insistió en que “prometer de más” es una forma segura de fracasar.
“La clave, en realidad, no es hacer un ‘splash’. La clave es que yo hice un compromiso de siete años y la LFA es un gran negocio y una gran marca, pero no puedes prometer de más. El primer año vamos a tener un juego de la semana, y luego el siguiente año tendremos más juegos, y luego más equipos, y luego mejores jugadores. Hay que ir lento: gatear antes de caminar, caminar antes de correr, y que la gente confíe en que si decimos algo, lo vamos a cumplir”.
Jugadores de tiempo completo: el objetivo de profesionalizar de verdad

Uno de los puntos más delicados del diagnóstico es el estatus laboral del jugador. MacDougall habló de la diferencia entre competir y vivir del deporte, y dijo que el plan debe empujar a que la liga avance hacia condiciones de tiempo completo, con mejores estándares de salud, seguridad y entrenamiento. En su lectura, esa profesionalización no es un lujo ni un discurso: es una condición para elevar el nivel y para que la LFA sea un destino aspiracional para talento universitario mexicano.
“Hoy los jugadores no son todos de tiempo completo. Los jugadores necesitan ser de tiempo completo. Se merecen sueldo de tiempo completo, se merecen mejores condiciones de salud, de seguridad, de entrenamiento. Eso toma tiempo, pero no es un compromiso de un año”.
“No vamos a ser la NFL”
MacDougall pidió cortar la comparación automática con la NFL como si esa fuera la única medida de éxito. Dijo que la LFA puede ser una experiencia potente para aficionados y jugadores sin intentar parecerse a la liga estadounidense, y que el objetivo es ampliar la base de fans del fútbol americano en México. Bajo esa lógica, la LFA debe convertirse en un sueño profesional real para quienes salen de las universidades y buscan una carrera sin depender de una posibilidad remota en la NFL.
“Hay una diferencia enorme. Nunca vamos a ser la NFL, ¿ok? Pero podemos ser una experiencia increíble para los aficionados y una experiencia increíble para los jugadores. Si vas a una universidad top y quieres una carrera como jugador profesional, no tienes que soñar con estar en la NFL; puedes soñar con estar en la LFA. No vamos a ser la NFL, y no creo que queramos serlo: queremos más aficionados del futbol americano en México, y si hay más aficionados, es bueno para todos”.
La identidad mexicana
Finalmente, MacDougall subrayó que GSCP no busca desplazar el carácter local de la liga. Describió la inversión como un impulso financiero y operativo, pero con la intención de que la estructura de trabajo crezca principalmente con personal mexicano. Su objetivo, dijo, es que la LFA se consolide como una liga mexicana, para jugadores mexicanos y para públicos mexicanos, con una participación extranjera mínima y funcional.
“Esto no es gente de Estados Unidos tomando el control del fútbol americano mexicano. Esto es gente de Estados Unidos ayudando a financiar. Hoy la LFA tiene como 10 empleados en la liga y solo uno es estadounidense. En cinco años espero que tengamos 50, y espero que solo cinco sean estadounidenses. La meta es que esto sea una liga mexicana, para jugadores mexicanos, para aficionados mexicanos”.


